SEVILLA: MARTES 19 MARZO MISA TRADICIONAL-GREGORIANA EN HONOR DE SAN JOSÉ (PRECEPTO)

Nos complace anunciarles que el próximo martes 19 de marzo, festividad de San José, Esposo de la Virgen, Confesor y Patrono de la Iglesia Universal, se oficiará –D.m.- Santa Misa en su honor según el Rito Romano tradicional o gregoriano, a las 20:00 horas, en el Oratorio Escuela de Cristo de Sevilla, sito en el Barrio de Santa Cruz.

Se recuerda que es día de precepto la festividad de San José, y por ende, la obligación que tienen los fieles de participar en la Santa Misa.

UNA VOCE SEVILLA

San José

LISTADO DE INSTITUTOS Y COMUNIDADES RELIGIOSAS TRADICIONALES AHORA DEPENDIENTES DE LA CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE

A través de un motu proprio de 17 de enero de 2019, el papa Francisco decidió suprimir la Pontificia Comisión Ecclesia Dei (núm. 1), confiando su cometido a una sección creada al efecto al interior de la Congregación para la Doctrina de la Fe (núm. 2). La competencia de esa sección es continuar con la función de vigilancia, promoción y tutela que tenía dicha comisión (núm. 2).

Las comunidades tradicionales reconocidas por la Santa Sede

Por fuerza de las facultades dadas por los Sumos Pontífices, la sección existente en la Congregación para la Doctrina de la Fe ejerce jurisdicción sobre los distintos institutos y comunidades religiosas erigidas por la Sede Apostólica, que tienen como uso propio la forma extraordinaria del rito romano y conservan las tradiciones precedentes de la vida religiosa.

Se encuentran bajo su dependencia:


1. Administraciones territoriales.


Administración Apostólica Personal de San Juan María Vianney, situada en la diócesis de Campos, Brasil (véase aquí la entrada que le dedicamos en su oportunidad).


2. Sociedades de vida apostólica.


(a) Internacionales. 
(i) Fraternidad Sacerdotal de San Pedro (véase aquí la entrada respectiva).

(ii) Instituto de Cristo Rey Sumo Sacerdote (véase aquí la entrada respectiva). Su rama femenina son las Adoratrices del Real Corazón de Jesucristo Sumo Sacerdote (véase aquí la entrada respectiva). 

(iii) Instituto del Buen Pastor (véase aquí la entrada respectiva).


(b) Locales. 
(i) Instituto de San Felipe Neri (Berlín, Alemania) [véase aquí la entrada respectiva].

(ii) Servidores de Jesús y María (Austria) [véase aquí la entrada respectiva].


Santa Misa en la abadía de Le Barroux
(Foto: New Liturgical Movement)

3. Fundaciones de espiritualidad benedictina [véase aquí la entrada respectiva]

(a) Fundaciones masculinas. 
(i) Abadía de Nuestra Señora de Fontgombault (Francia). 

De ella dependen los siguientes monasterios:

– Abadía de Nuestra Señora de Randol (Francia).

– Abadía de Nuestra Señora de Triors (Francia).

– Abadía de Nuestra Señora de Donezan (reemplazó a la Abadía de Nuestra Señora de Gaussan, ambas situadas en Francia).

– Abadía de Nuestra Señora de la Anunciación de Clear Creek (Estados Unidos de América). 

– Abadía de San Pablo de Wisques  (Francia).

(ii) Abadía de Santa Magdalena del Barroux (Francia), de la cual depende además el Priorato de Nuestra Señora de la Guarda (Francia).

(iii) Instituto de la Santa Cruz de Riaumont (Francia).

(iv) Abadía de San José de Clairval (Francia). 

(iv) Monasterio de San Benito (Francia).

(v) Monasterio de San Benito (Italia). 

(vi) Benedictinos de la Inmaculada (Italia). 

(vii) Priorato de Silverstream (Irlanda).

 
(b) Fundaciones femeninas. 
(i) Abadía de Nuestra Señora de la Anunciación del Barroux (Francia).

(ii) Abadía de Nuestra Señora de la Fidelidad de Jouques (Francia). 

De ella dependen:

-Abadía de Nuestra Señora de la Misericordia de Rosans (Francia).

– Monasterio de Nuestra Señora de la Escucha (Benin). 

(iv) Monasterio de María, Madre de los Ángeles (Estados Unidos).


4. Comunidades de espiritualidad trapense y cisterciense. 

(i) Monasterio de Vyšší Brod (Polonia) [véase aquí la entrada respectiva].


Fraternidad de San Vicente Ferrer
(Foto: Divina Vocación)

5. Comunidades de espiritualidad dominicana. 

(a) Comunidades masculinas. 
Fraternidad de San Vicente Ferrer (Francia) [véase aquí la entrada respectiva]. 


(b) Comunidades femeninas.
Dominicanas del Espíritu Santo (Francia) [véase aquí la entrada respectiva].

6. Canónigos regulares. 


(a) Canónigos regulares de la Madre de Dios (Francia) [véase aquí la entrada respectiva].

(b) Canónigos regulares de la Nueva Jerusalén (Estados Unidos de América) [véase aquí la entrada respectiva]. 

(c) Canónigos regulares de San Juan de Kenty (Estados Unidos de América) [véase aquí la entrada respectiva].

(d) Canónigos de la Abadía de San Miguel en Orange County (Estados Unidos de América) [véase aquí la entrada respectiva]. 

7. Otras comunidades religiosas

(a) Hermanas de la Preciosa Sangre (Suiza) [véase aquí la entrada respectiva]. 

(b) Los Hijos del Santísimo Redentor (ex Redentoristas Transalpinos) [véase aquí la entrada respectiva].


8. Asociaciones privadas de fieles.

(a) Federación Internacional Una Voce [véase aquí la entrada respectiva].

(b) Asociación Totus Tuus (Lyon, Francia) [véase aquí la entrada respectiva].

(c) Fœderatio Internationalis Juventutem [véase aquí la entrada respectiva].

(d) Militia Templi – Christi pauperum Militum Ordo [véase aquí la entrada respectiva].


Primera reunión formal de la Federación Internacional Una Voce (FIUV) en Zúrich (1967)
(Foto: FIUV)

Las comunidades tradicionales de reconocimiento diocesano


Fuera de las recién mencionadas y que dependen de la Sede Apostólica, existen algunas comunidades con reconocimiento diocesano que celebran la liturgia tradicional, sea de forma exclusiva, sea de forma alternada con el rito reformado.

Tales es el caso de: 

1. El Monasterio de la Santísima Virgen María del Monte Carmelo (Montañas Rocosas, Wyoming) [véase aquí la entrada respectiva].
2. Los Hermanos Ermitaños de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo (Sao Paulo, Brasil) [véase aquí la entrada respectiva].
3. Los Misioneros de la Misericordia Divina (Toulon) [véase aquí la entrada respectiva].
4. Las Religiosas Víctimas del Sagrado Corazón (Marsella) [véase aquí la entrada respectiva].
5. Las Religiosas Víctimas del Sagrado Corazón (Marsella) [véase aquí la entrada respectiva].
6. La Fraternidad de Santo Tomás Becket (Francia) [véase aquí la entrada respectiva].
7. Las Clarisas de St. Laurenzen [véase aquí la entrada respectiva]. 
8. Las Reparadoras del Espíritu Santo[véase aquí la entrada respectiva].  
9. Las Esclavas Reparadoras de la Sagrada Familia, ligadas al Instituto del Buen Pastor en la Arquidiócesis de Bogotá [véase aquí la entrada respectiva].
10. El Oasis de Jesús Sacerdote [véase aquí la entrada respectiva]. 
11. La Fraternidad de San José Custodio [véase aquí la entrada respectiva]. 

12. Las Hermanitas Discípulas del Cordero (Buxeuil, Francia) [véase aquí la entrada respectiva]. 

13. La Fraternidad Sacerdotal de la Familia Christi, FSFC (Arquidiócesis de Ferrara-Commachio, Italia), la que, desde 2016, cuenta además con reconocimiento de la Sede Apostólica concedido por la Pontificia Comisión Ecclesia Dei. Desde el 1° de diciembre de 2018 se encuentra sometida a un comisario plenipotenciario designado por la misma Comisión, Mons. Daniele Libanori SJ, obispo auxiliar de Roma.


Fraternidad Santo Tomás Becket
(Foto: Le Télégramme)

El eremitismo tradicional
Dentro el mundo tradicional ha florecido también la llamada a la vida eremítica. En esta entrada hemos hablado de ella.

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Las peregrinaciones tradicionales
El mundo tradicional se cuenta con algunas peregrinaciones de ya asentada acostumbre, como ocurre con aquellas que tienen como punto de destino la Catedral de Chartres (Francia), el Santuario de Nuestra Señora de Luján (Argentina) y la Basílica de San Pedro del Vaticano (Roma) (véase las referencias que hemos hechos a las peregrinaciones de 2014, 2015, 2016 y 2017). 

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Las Misas celebradas conforme al motu proprio Summorum Pontificum
Todo lo dicho es sin perjuicio de aquellas Misas tradicionales oficiadas por sacerdotes pertenecientes al clero regular o secular en todo el mundo, sea de forma exclusiva, sea de forma alternada con la Misa reformada. De la situación de la Misa tradicional en Chilehemos dado cuenta en este directorio

Por su parte, Acción litúrgica ofrece aquí una relación de las parroquias personales existentes en el mundo y dedicadas a la forma extraordinaria. 

***La Fraternidad Sacerdotal de San Pío X
Finalmente, y aunque todavía no cuente con un reconocimiento canónico oficial, cabe mencionar dentro de la órbita tradicional a la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X, a la cual la Sede Apostólica ha ido concediendo paulatinamente diversos privilegios relacionados con los sacramentos que imparte. Sobre ella y tales concesiones hemos tratado aquí

FUENTE: ASOCIACIÓN LITÚRGICA MAGNIFICAT (UNA VOCE CHILE)

ARTÍCULO RECOMENDADO:»LA MISA TRADICIONAL Y EL IMPULSO DE LOS SACERDOTES»

Los fieles que desean la Misa tradicional se enfrentan no con poca frecuencia a la oposición de su respectivo párroco. El Dr. Peter Kwasniewski presenta la situación inversa en el siguiente artículo que hemos traducido para nuestros lectores: ¿qué ocurre cuando la iniciativa para celebrar la Misa de Siempre proviene no de la congregación, sino de su pastor? ¿Debería un sacerdote ofrecer la Misa tradicional sin que nadie se lo haya pedido?
El artículo fue publicado en New Liturgical Movement. La traducción ha sido hecha y publicada por la Redacción de la Asociación Litúrgica Magnificat, capítulo chileno de la Federación Internacional Una Voce.

El autor.

¿Debiera un sacerdote introducir el usus antiquior en una parroquia que no lo ha solicitado?

Peter Kwasniewski

Comencemos con lo que, aunque obvio, hay que decirlo. Desde Summorum Pontificum, si los fieles piden que se celebre la Misa tradicional, el cura debe acceder a ello o, al menos, tomar las medidas necesarias para que otro sacerdote la celebre. Simplemente no se le permite negarse. Es posible que responda: “Sí, pero primero tengo que aprender a celebrarla” (en cuyo caso los fieles, que han de estar preparados para ello, le dirán que ellos asumen los gastos del caso); o dirá: “De acuerdo, pero estamos en una coyuntura complicada: con una nueva escuela básica, con la atención de los presos, con la casa para ancianos y con la reciente muerte del sotacura, no voy a poder aprenderla, por lo que voy a hacer averiguaciones y tratar de que el próximo mes tengáis una Misa”. Y, por cierto, siempre el cura dará estas respuestas con una sonrisa y agradecido por la devoción de sus fieles a las ricas tradiciones de la Iglesia católica.
Pero, ¿qué ocurre en el caso de que la gente esté básicamente satisfecha con lo que tiene? Está acostumbrada a la forma ordinaria y no conoce otra cosa, ni pide otra cosa. Supongamos, para seguir con este planteamiento, que la parroquia está en el extremo superior del ranking de Ratzinger y está comenzando a poner en práctica los ideales de la “reforma de la reforma”, tales como la Misa ad orientem, el uso del latín y del canto gregoriano, buena música sagrada, hermosos ornamentos, arrodillarse para recibir la comunión y otras cosas análogas. ¿Hay algo que le “haga falta” a esa comunidad? ¿Existe alguna razón para que el propio cura introduzca el usus antiquior?
Sí. Tiene básicamente dos razones para hacerlo.
Primero, el bien del propio cura. En un artículo publicado en Catholic World Report e intitulado“Finding What Should Never Have Been Lost: Priests and the Extraordinary Form” [“En busca de algo que jamás debió perderse: los sacerdotes y la forma extraordinaria”] (uno de muchos artículos de este tipo actualmente en Internet), nos encontramos con testimonios de sacerdotes sobre el efecto que ha tenido en ellos celebrar el usus antiquior y por qué lo han encontrado tan emocionante. Dice un sacerdote: “Tiene una cualidad mística, contemplativa y misteriosa, con su empleo del latín, los gestos, la posición del altar, y las oraciones, que son más ornamentadas que las que tenemos hoy”. Otro sacerdote anota: “He sido católico toda la vida, y jamás había experimentado una Misa así. No me imaginé que existiera semejante Misa. Me cautivó. Cuando la celebro, es algo que tiene menos que ver conmigo, el sacerdote, y más que ver con Dios”. Un tercer sacerdote declara: “La Misa tridentina me ha transformado. Me gusta su reverencia, y me ha ayudado a ver que la Misa es un sacrificio, no un mero memorial”.
Todos los sacerdotes que conozco y celebran la Misa tradicional -y he conversado con cientos de ellos a lo largo de los años- experimentan, de un modo poderoso, visceral, lo tremendo del Santo Sacrificio de la Misa y del misterio del sacerdocio, debido a muchos elementos de la liturgia que fueron, desgraciadamente, suprimidos en las reformas de la década de 1960: el humilde aproximarse al altar, al comienzo, empapado de la humildad y piedad que conviene a “los asuntos de mi Padre”; las muchas veces que el sacerdote se inclina o hace genuflexiones, que besa el altar y traza bendiciones; la atención exquisita a los significativos detalles de su postura, de su actitud, de su disposición; las profundas oraciones del Ofertorio; la inmersión en el silencio del Canon, que se enfoca tan agudamente en el misterio por el cual la inmolación de Cristo se renueva entre nosotros; el cuidado que rodea a la manipulación en cada momento del Cuerpo y de la Sangre del Señor, desde el juntar los dedos según los cánones hasta las abluciones hechas concienzudamente; el Placeat tibi y el Último Evangelio, que nos hacen presente la magnitud de lo que acaba de tener lugar, es decir, nada menos que la Encarnación redentora que continúa en medio de nosotros. ¿Cómo podría todo esto no hacer bien a la vida interior del sacerdote y hacerlo avanzar en el camino de su vocación y santificación?
La segunda razón para que un sacerdote ponga el usus antiquior a disposición de los fieles, aun si éstos no se lo han pedido, es el bien espiritual de los mismos. Uno de los sacerdotes entrevistados en el mencionado artículo señala: “Noventa por ciento de los católicos actuales no ha tenido la experiencia de lo que fue la Iglesia antes del Concilio Vaticano II. No sabe nada de su arte, de su arquitectura, de su liturgia tradicionales”. Como lo lamentó más de una vez Joseph Ratzinger, se produjo ciertamente una ruptura en los hechos, si no en la teoría: se separó a los católicos de las tradiciones de la Iglesia; adherir a esas tradiciones llegó a ser considerado, en verdad, una especie de infidelidad para con dicho Concilio y con el nuevo espíritu que éste trajo, supuestamente destinado a enlazar nuevamente con la modernidad y a cosechar los frutos de una nueva evangelización. Nada de esto parece haber tenido lugar, o no, al menos, con la plenitud que se había deseado y prometido. En el mejor de los casos, lo que ocurrió fue un fomento del escepticismo hacia todo lo que fuera preconciliar y de ciertas prometeicas tentaciones de remodelar la Iglesia de acuerdo con las últimas modas y teorías.

Foto: New Liturgical Movement

Aunque lo peor de la “época estúpida” ya haya pasado (al menos en la mayoría de los lugares), el Pueblo de Dios sufre los efectos de este amplio desenraizamiento. ¿Qué mejor modo de enraizarlo de nuevo en esos dos milenos de catolicismo que enriquecerlo con la forma de culto que alimentó a los grandes santos de la Edad Media, del Renacimiento, del Barroco y de todo el período tridentino, que se extiende por más de cuatro siglos y medio? Según las memorables palabras de Benedicto XVI en la carta a los obispos Con grande fiducia, que acompaña a Summorum Pontificum, “[n]os corresponde a todos preservar las riquezas que se han desarrollado en la fe y en la oración de la Iglesia y darles el lugar que les corresponde”.
Lo anterior no puede ser sino ganancia para los fieles de una parroquia, si se lo hace de buen modo, porque habrá de desarrollar nuevos hábitos de oración meditativa y contemplativa; confirmará poderosamente el dogma de que la Misa es propiamente un verdadero sacrificio; intensificará la adoración del Santísimo Sacramento y la veneración del sacerdocio ministerial (lo cual no es una especie de clericalismo); abrirá las mentes a un mundo más amplio de cultura y de teología católicas; y, por último, algo que no es menor: apoyará el esfuerzo por celebrar el Novus Ordo de un modo más tradicional al dejar en evidencia de dónde se originó la “reforma de la reforma”, es decir, al mostrar por qué hacemos ciertas cosas de este modo y no de otro.
Concluiremos esta parte de nuestra exposición con estas impactantes palabras del cardenal Darío Castrillón Hoyos (q.e.p.d.), pronunciadas cuando fue presidente de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei:  

“Permítanme ser claro: el Santo Padre quiere que el antiguo uso de la Misa se transforme en algo de habitual ocurrencia en la vida litúrgica de la Iglesia, de modo que todos los fieles, viejos y jóvenes, puedan familiarizarse con los ritos más antiguos y obtener provecho de su tangible belleza y trascendencia. El Santo Padre quiere esto por motivos tanto pastorales como teológicos” (Londres, 14 de junio de 2008).
Cuando se le preguntó en una conferencia de prensa aquel mismo día “¿quisiera el Papa ver que muchas parroquias se preparan para el rito gregoriano?”, Su Eminencia respondió:  

“Todas las parroquias, no sólo muchas, porque esto es un don de Dios. El Papa da acceso a estas riquezas, y es muy importante que las nuevas generaciones conozcan el pasado de la Iglesia. Esta forma de culto es tan noble, tan bella; es la forma teológicamente más profunda de expresar nuestra fe. El ceremonial, la arquitectura, la pintura, componen un todo que es un tesoro. El Santo Padre está dispuesto a ofrecer a todo el mundo esta posibilidad, no sólo a unos pocos grupos que lo soliciten, para que todos puedan conocer este modo de celebrar la Eucaristía en la Iglesia católica”.

Foto: New Liturgical Movement

Consideraciones prácticas.
Una de las preguntas que a menudo me hacen laicos y clérigos es la siguiente: “¿Cómo debiera introducirse la forma extraordinaria en lugares donde hasta ahora no ha existido?”. Pienso que lo que les preocupa es en gran medida una cuestión práctica: cuándo, con qué frecuencia, y con qué preparación o apoyos.
Mi consejo ha sido siempre hacerlo gradualmente: comenzar tranquilamente (o sea, sin fanfarrias), programando una Misa al mes; luego, una vez que se sepa que se celebra esta Misa y existe público para ella, ofrecer catequesis al resto de los miembros de la parroquia a través de homilías, y hacer una amable invitación. Después de que esto haya tenido éxito y se lo haya aceptado, puede aumentarse la frecuencia a una vez cada quince días o una vez a la semana. Aquí el cura se enfrenta a una encrucijada: si le parece que los fieles responderán favorablemente y no entregarán su cabeza en bandeja al obispo, podría celebrar el usus antiquior varias veces en la semana. He visto programas habituales de parroquias en que se lo incluye como Misa diaria los martes, jueves y sábados, o en que se lo celebra como Misa dominical y otra vez más en la semana.
Para ir a más detalles, a menudo ha resultado bien introducir una Misa tradicional los sábados en la mañana, debido a que es un momento de la semana “de poco tráfico” y es poco probable que se hiera susceptibilidades. En muchas parroquias no hay siquiera Misa los sábados por la mañana, por lo que no hay que suprimir nada para hacerle lugar. Otras posibilidades son los primeros viernes y los primeros sábados, ya que éstas son devociones muy queridas y al mismo tiempo, tradicionales, y la Misa tradicional puede ser entendida como su complemento natural: se ve como algo especial que se hace con motivo de una devoción especial. Otro párroco que conozco introdujo una Misa vespertina sólo para hombres y muchachos, como parte de un programa que incluía adoración, rosario, Misa y convivencia, y pronto va a introducir una Misa mensual sólo para mujeres y niñas.
La introducción del usus antiquior en el domingo o en los días de fiesta es el paso más importante y el más difícil. Es importante darlo, eventualmente, porque sólo de este modo puede el tesoro de la antigua liturgia llegar al mayor número de fieles posible. Es un paso obviamente difícil por la necesidad (en muchas partes) de que un solo sacerdote diga muchas Misas, como también por el desafío que representa un horario ya establecido, que los fieles detestan ver modificado. Pero incluso aquí puede haber una forma de abrirse paso: por ejemplo, si existe ya una tranquila Misa matinal, podría convertírsela en una tranquila Misa rezada, tomando la precaución de repetir desde el púlpito las lecturas en vernáculo, antes de la homilía. Si ya existe una “Misa para jóvenes”, ¿por qué no llevar a cabo el experimento atrevido y loco de la Nueva Evangelización, de reemplazarla por una Misa cantada con gregoriano?  Hay muchos jóvenes que se aburren o desincentivan con la música pseudo-pop y con el aguarlo todo que muchos planificadores litúrgicos creen necesario para la generación de los teléfonos “inteligentes”. Como siempre, algunos jóvenes dejarán de asistir, pero otros encontrarán en esa Misa una experiencia radicalmente nueva que los atrae por misteriosos caminos. Aparecerá gente nueva, que traerá consigo más gente. Podría todo terminar de modo muy exitoso.
En todas estas ideas, estoy penosamente consciente de la realidad del terreno que se pisa. Hay muchos sacerdotes que se sienten con las manos atadas a causa de la hostilidad del obispo, de la curia episcopal, del presbiterio o de la parroquia hacia todo lo tradicional. Esto es un aspecto deplorable de nuestra decadente situación, pero no es un callejón sin salida. En tales casos, el sacerdote se hace un bien, a pesar de todo, aprendiendo el usus antiquior, puesto que puede celebrarlo privadamente una vez a la semana, o en su día libre. Esto será para su propio beneficio espiritual por las razones que ya he dado y, al conectarlo con la riqueza de la tradición, influirá para mejor en su modo de entender lo que es la liturgia y cómo debiera celebrársela, cualquiera sea el rito o la forma.

ARTÍCULO RECOMENDADO: «SOBRE LA SUPRESIÓN DE LA PONTIFICIA COMISIÓN ECCLESIA DEI»

El papa Francisco, a través de un motu proprio de 17 de enero de 2019, decidió suprimir la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, confiando su cometido a una sección creada al efecto al interior de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Existen aún muchas incógnitas en lo que se refiere a la configuración e integración de la nueva sección del señalado dicasterio que sucederá a Ecclesia Dei, las que esperamos se vayan despejando en los meses venideros. De momento, queremos ofrecer a nuestros lectores el análisis del Dr. Peter Kwasniewski, colaborador habitual del blog de la Asociación Litúrgica chilena Magnificat, sobre el sentido y posibles consecuencias de dicha supresión. El artículo fue publicado originalmente en New Liturgical Movement, ha sido traducido y publicado por la Redacción de dicho blog.

(Foto: New Liturgical Movement)

¿Qué significa la supresión de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei?

Peter Kwasniewski

Estoy de acuerdo con muchos de los que han escrito que, materialmente, este motu proprio (la traducción completa está disponible aquí) no tiene un impacto gigantesco. No elimina las funciones de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, sino que las transfiere internamente a la Congregación para la Doctrina de la Fe. No sugiere ninguna limitación en Summorum Pontificum o en cualquiera de las órdenes religiosas y comunidades que hacen uso del usus antiquior. No insinúa ningún otro paso de la limitación o la formación de guetos respecto de los tradicionalistas. Por sobre todo, no transfiere ninguna de las competencias anteriores de dicha Comisión a otros dicasterios romanos que seguramente habrían hecho picadillo con ellas. En ese sentido, la bala que algunos temían ha sido esquivada en esta ocasión. Sin embargo, uno podría tener algunas preocupaciones sobre las implicancias de la decisión tomada por el Papa. Cuando el papa Francisco resume su concepción de la función del Pontificia Comisión Ecclesia Dei, utiliza términos más limitados que el alcance que el papa Benedicto XVI asignó a ella a raíz de la situación creada tras el motu proprio Summorum Pontificum y la instrucción Universae Ecclesiae. El Papa habla como si existiera tal Comisión para reconciliara a la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X y regular la vida de otras comunidades y órdenes que han elegido el usus antiquior. Pero como todos sabemos, la Pontificia Comisión Ecclesia Dei ha dedicado gran parte de su tiempo a trabajar pacientemente con obispos y clérigos de todo el mundo que obstruyen o niegan las disposiciones de Summorum Pontificum. En este sentido, no es del todo cierto decir que las cuestiones tratadas por la Comisión «fueron principalmente de naturaleza doctrinal». Si el repliegue de la Comisión al interior de la Congregación para la Doctrina de la Fe hace que goce de menos independencia y maniobrabilidad para tratar con el refractario, esto sería un estrechamiento del programa pastoral del papa Benedicto XVI. Podemos esperar que esto no ocurra, aunque sólo el tiempo lo dirá. El motu proprio afirma que «hoy han cambiado las condiciones que llevaron al Santo Padre Juan Pablo II a instituir la Pontificia Comisión Ecclesia Dei». En muchos sentidos, esto es cierto; pero en otros aspectos, la situación sigue siendo similar: hay muchas parroquias deseosas del usus antiquor a las que éste les ha sido negado contra legem; hay grupos de hombres y mujeres religiosos que desean incorporarlo a su vida y se han enfrentado a la obstrucción; y hay comunidades que han sido suprimidas porque adoptaron con entusiasmo las disposiciones de Summorum Pontificum. Es cierto que es una ventaja para el diálogo con la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X que tratará únicamente con la Congregación para la Doctrina de la Fe, ya que es un órgano superior y más autorizado. Sin embargo, uno se pregunta si esta reestructuración administrativa podría significar una desventaja para el clero, los religiosos y los laicos católicos que, ya en plena comunión con la Iglesia, enfrentan dificultades que fueron manejadas por la Comisión bajo su propia dirección, en manos del Arzobispo Pozzo, quien ahora ha sido despedido. La Congregación para la Doctrina de la Fe tiene, por supuesto, autoridad de una posición mucho más alta, pero debe optar por hacer valer esa autoridad sobre aquellos que se oponen obstinadamente a los derechos del clero y los fieles adheridos al usus antiquior.

Mons. Marcel Lefebvre distribuye la Santa Comunión (Holanda, 1981) (Foto: Wikimedia Commons)

Entonces, uno se puede preguntar por el mensaje implícito que este cambio puede transmitir. Hasta ahora, el tema de la puesta en práctica del Summorum Pontificum se ha considerado lo suficientemente importante como para requerir una comisión pontificia en manos de un arzobispo. ¿Podría el nuevo motu proprio insinuar que la urgencia de este problema ha pasado? A veces, la reorganización, especialmente en este pontificado, parece significar degradación. ¿Insinúa esto que el diálogo con la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X es una prioridad, mientras que el tratamiento de otros temas no lo es, o lo es en una medida menor? Un comentarista anónimo del Vaticano, citado por Chris Altieri en Catholic Herald (EE.UU.), dice: «Tiene sentido ‘replegar’ la Pontificia Comisión Ecclesia Dei -sus deberes y competencias- en la Congregación para la Doctrina de la Fe». Seguramente tiene sentido que las conversaciones doctrinales de la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X sean conducidas por dicha Congregación; pero, ¿por qué el manejo de las órdenes y comunidades religiosas tradicionales, o los asuntos de rúbricas y calendarios, o los casos de incumplimiento pastoral por parte de los ordinarios y superiores, se confían a una congregación que supervisa la ortodoxia de la fe y la moral? Sin embargo, como contrapunto, podríamos recordar que todos los aspectos de los ordinariatos anglicanos ya están a cargo de la Congregación para la Doctrina de la Fe, incluidas las cuestiones de disciplina clerical y liturgia. También se puede señalar la sobria verdad de que la preponderancia del trabajo ahora confiado a esa congregación se refiere a abusos cometidos por parte de clérigos. La Congregación para la Doctrina de la Fe, en otras palabras, es un cuerpo multidisciplinario, que ejerce una gran autoridad y está ampliamente asesorada por diversos consultores. Algunos han leído de manera optimista en la decisión un reconocimiento de que los problemas reales en el corazón de la división tradicionalista/convencional son de naturaleza doctrinal, más que litúrgica o canónica. Ahora bien, es bastante cierto que los problemas reales son doctrinales. Pero este motu proprio limita las dificultades doctrinales a la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X y los grupos afines. Estoy feliz de que se me demuestre que estoy equivocado y de ver el nuevo esquema como un mejoramiento para todos los partidarios de la tradición litúrgica y doctrinal. Es posible que el Congregación para la Doctrina de la Fe se muestre totalmente amistosa con la nueva sección especial y se asegure de que el trabajo ya admirablemente realizado por la Comisión en los últimos 30 años continuará energéticamente, aunque en un contexto diferente. Quizá el cambio no sea más que tener un membrete diferente para la correspondencia. En el mejor de los casos, la Congregación para la Doctrina de la Fe puede hacer valer su fuerza respecto de los problemas con los que la Pontificia Comisión Ecclesia Dei se ha enfrentado en el pasado y asegurar un mejor progreso. Debemos rezar porque esto ocurra. Al final, una cosa es absolutamente clara. No son las estructuras administrativas o incluso sus documentos de gobierno los que toman decisiones o protegen los derechos; es la gente la que lo hace. Los efectos finales de este cambio dependen completamente de los funcionarios que están a cargo de la sección y de la propia Congregación para la Doctrina de la Fe. Como lo explica el papa León XIII en su encíclica Au Milieu des Sollicitudes (1892): La legislación difiere tanto de los poderes políticos y su forma, que bajo el régimen de la forma más excelente, la legislación puede ser detestable; mientras que, por otro lado, bajo el régimen cuya forma es más imperfecta, se puede cumplir una legislación excelente. […] [L]a legislación es obra de hombres que están en el poder y que, de hecho, gobiernan la nación. Por lo tanto, se deduce que, en la práctica, la calidad de las leyes depende más de la calidad de estos hombres que de la forma del poder. Estas leyes, entonces, serán buenas o malas, según si los legisladores tendrán una mente imbuida de principios buenos o malos, y se dejarán guiar por la prudencia política o la pasión. Si tenemos una comisión o una sección; si la sustancia en cuestión se presenta como doctrinal o disciplinaria y pastoral; si la separación es mejor que la incorporación, o viceversa, todo depende ahora del liderazgo de la Congregación para la Doctrina de la Fe, las decisiones sobre la dotación de personal y las órdenes que el Santo Padre imparta oficial o extraoficialmente a dicha congregación.

El autor (Foto: PeterKwaniewski)

ARTÍCULO: «MOSEBACH NOS CONVOCA A UN NUEVO Y GRAN ESFUERZO POR LA LITURGIA TRADICIONAL»

Les ofrecemos a continuación, un interesante texto del escritor alemán Martin Mosebach, escrito para servir de prólogo al folleto que recoge los once sondeos realizados entre 2000 y 2017, primero en Francia y después en siete países de Europa (Italia, Suiza, Alemania, España, Portugal, Polonia y Gran Bretaña) y, finalmente, en Brasil, por Paix Liturgique respecto de la situación de la Misa tradicional. El texto ha sido publicado en francés por dicho sitio y publicada su traducción por la Redacción del blog de la Asociación Litúrgica Magnificat, capítulo chileno de la Federación Internacional Una Voce:

El escritor Martin Mosebach

Prefacio de Martin Mosebach

«Quien desee en Alemania hablar de sus experiencias en materia de liturgia católica tiene que comenzar por mencionar su edad y su origen, porque este país, dividido en lo relativo a la religión, presenta tales diferencias entre las regiones que lo componen, que no se puede hablar de “catolicismo alemán” sino en un sentido extremadamente superficial, aun cuando en los últimos tiempos una reciente y muy nueva evolución ha tenido una influencia poderosamente unificadora.

Así, cuando digo que nací en 1951 en Fráncfort del Meno, significa que nací en una gran ciudad, de mayoría protestante, que forma parte de la diócesis de Limburgo, la cual siempre ha mantenido una cierta distancia frente a Roma. Yo no conocí, por otra parte, la “cultura católica” de antes del Concilio: destruidas durante la guerra, las iglesias fueron posteriormente reconstruidas en un estilo que las despojó de su esplendor. Las liturgias que conocí en mi infancia desaparecían casi totalmente tras un biombo de cantos y lecturas de textos alemanes proclamados ante la asamblea, los cuales, en su mayor parte, no eran ni siquiera traducciones de las oraciones en latín. Esta “Misa rezada y cantada”, como se la llamaba entonces en Alemania, con cantos que se había autorizado que reemplazaran las partes más importantes del Ordinario -el Gloria, el Sanctus- contribuyó de modo decisivo a socavar todo sentimiento litúrgico. Entre los simples creyentes, eran muchos los que, ganados por la emoción, cantaban durante el Ofertorio versos llenos de piedad, compuestos en melodías agradables al oído, pero que, simplemente, hacían caso omiso de importantes partes de la Santa Misa. A los que eramos monaguillos se nos entrenaba para recitar a toda velocidad las respuestas en latín, con un sacerdote, a cuyo cargo estábamos, que medía la velocidad con un cronómetro. Es muy elocuente el que, más tarde, a fin de hacer aceptar la reforma de la Misa de Pablo VI, este mismo sacerdote celebrara “Misas Coca-Cola” en su parroquia.

Puede ser que, en algunos lugares, las cosas se hayan dado de modo diferente, quizá en las viejas regiones católicas de Alemania, en los territorios que han pertenecido desde siempre a Baviera, en la región de Münster, en Maguncia; pero forzosamente hay que constatar que, desde mucho antes del Concilio Vaticano II, la práctica litúrgica en Alemania estaba estaba, casi siempre, muy lejos de ser satisfactoria. Desde la década de 1920, los movimientos juveniles católicos organizaban “Misas experimentales” que se parecían asombrosamente a lo que la reforma de Pablo VI instauró más adelante. Desde muy temprano este “movimiento litúrgico”, especialmente floreciente en Alemania, fue más propiamente un “movimiento antilitúrgico”, impulsado por teólogos importantes que estaban lejos de ser todos progresistas. El propio Romano Guardini, que tanto veneraban los católicos conservadores, tuvo en este campo un influjo cargado de pesadas consecuencias.

La reforma de la Misa llegó, pues, a un terreno bien preparado: grandes sectores de la sociedad ignoraban del todo qué era la liturgia; el sentido del acontecimiento sobrenatural que se produce en el misterio sacramental se había grandemente debilitado, especialmente entre las clases cultivadas. Como consecuencia, el efecto producido por esta reforma no fue sino más sorprendente todavía: ella fue en su mayor parte bien acogida, a pesar del modo brutal e irrespetuoso en que se la llevó a la práctica; pero, al mismo tiempo, las iglesias se vaciaron. El católico medio aceptó, es cierto, la reforma; pero, simultáneamente, renunció a ir a la iglesia. Fue como si, según suele ocurrir en los fenómenos físicos, la reforma hubiera disuelto el magnetismo del rito. Las heridas profundas inferidas al culto, incomparables con cualesquiera otras en la historia de la Iglesia, fueron justificadas por necesidades pastorales, pero fue precisamente en este aspecto que fracasaron. Incluso hay algunos altos dignatarios actuales de la Iglesia que afirman que, sin esta reforma, la pérdida de amor por la Iglesia hubiera sido más dramática todavía; pero este argumento no es satisfactorio, porque la historia no conoce el tiempo condicional.

Dos soldados caminan por la Catedral de Colonia, dañada por los bombardeos (George Silk, 1945) (Foto: Pinterest)

No me explico cómo, en circunstancias como las descritas, un significativo número de católicos alemanes pudo permanecer fiel al rito tradicional, ni cómo esos católicos pudieron interesarse en éste. Me refiero sobre todo a la nueva generación de sacerdotes, hombres jóvenes, que jamás conocieron lo que se podría llamar “una cultura católica”, quienes parecen atisbar que, sin una liturgia transmitida, el sacerdocio queda incompleto. Pero, incluso entre los laicos, se siente crecer algo así como un sentimiento de inmensa pérdida, sin que puedan discernir lo que la provoca. Los representantes oficiales de la Iglesia se mantienen en su actitud de rechazo, aunque han renunciado a gran parte de su furor ideológico. Se constata que es evidente que la reforma post-Vaticano estuvo lejos de provocar un nuevo Pentecostés y que, al contrario, fue causa de una profunda incertidumbre y debilidad. Poco a poco parece imponerse la idea de que no se puede eliminar en Alemania una práctica milenaria mediante un simple decreto administrativo. La historia alemana sabe de muchas profundas rupturas, pero sabe también de otras tantas continuidades que duran más que aquéllas, y puede ser que este nuevo apego al rito tradicional de la Iglesia surja de este hecho.

El creciente favor que encuentra la liturgia antigua no debe, con todo, engañarnos con cifras, por mucho que éstas impresionen. La verdad teológica y mística del culto tradicional no depende de su aceptación por grandes mayorías. En la Iglesia, el rito tradicional no deriva su legitimidad de que “agrade” a un número cada vez más grande de creyentes, ni del hecho de que les “interese”, ni tampoco de que cada vez haya más creyentes que “puedan imaginarse que eventualmente podrían celebrarlo”. Es cierto, empero, que esas cifras pueden hacer que reflexionen aquellos que en las diócesis son responsables del modo cómo se administra los sacramentos. Ellos tienen, o más bien debieran tener, el papel de hacer que los sacerdotes y obispos, en estos tiempos en que la Iglesia pierde peso, reflexionen sobre cómo enfrentar el proceso, no poniendo trabas, por ejemplo, a quienes solicitan con convicción la celebración regular del rito antiguo, sino, por el contrario, obedeciendo el motu proprio de Benedicto XVI y accediendo generosamente y en toda la línea a esas solicitudes.

Misa tradicional en la Catedral de Espira (Speyer) (Foto: Wikimedia Commons)

Sin embargo, cualquiera que haya penetrado de verdad y profundamente en el pensamiento del rito tradicional no tiene necesidad alguna de encontrar consuelo en el creciente número de fieles que lo redescubren. La verdad del rito tradicional no depende de adhesiones masivas sino que, por el contrario, es totalmente independiente de ellas. Tampoco hay que dejarse engañar por esta adhesión que crece sin cesar: el rito antiguo es difícil, exige ser frecuentado a lo largo de toda una vida, y lo digo por experiencia propia. Luego de haber pasado más de 30 años en temas de liturgia, todavía hoy descubro en él cosas nuevas que se me habían escapado. La religión cristiana puede ser vivida a diferentes niveles, cada uno de los cuales tiene su explicación: tanto la fe ingenua de los niños como la meditación filosófica; la ascesis vivida lejos del mundo como el amor de la belleza y los sentidos vivido en el mundo; y la liturgia de la Iglesia puede ser celebrada tanto por analfabetos como por intelectuales de las grandes ciudades; pero nada de esto cambia el hecho de que ella es, en su misma esencia, un misterio iniciático que no se revela a la primera mirada, ni a la segunda, ni siquiera a la tercera, sino que se abre, siempre más profundamente, a quien busca, y también a quien estudia. Y aunque no fuera más que por esta causa, ella no podrá jamás depender del sufragio de la mayoría. Lo cual nos muestra también lo esencial de lo que se juega en los círculos que se esfuerzan por hacer perdurar el rito antiguo, es decir, la formación litúrgica de los creyentes, que no deberían quedarse en un vago sentimiento de bienestar ni en una especie de inclinación instintiva hacia él, si es que el nuevo arraigo de la liturgia tradicional ha de triunfar a largo plazo. Son demasiado numerosos los que hoy frecuentan la Misa del rito antiguo sin siquiera saber hasta qué punto tienen razón al hacerlo y cuán bien hacen con ello. He aquí por qué el número sorprendente de fieles que en Alemania declaran gustar de la antigua liturgia es, sobre todo, un llamado a un nuevo y gran esfuerzo.

Las comunidades de sacerdotes que se consagran exclusivamente al rito antiguo, y también el número creciente de sacerdotes que lo celebran de vez en cuando, deben, en sentido literal, en el sentido más estricto del término, ser considerados misioneros. Así es como podrá ser aceptado, con el reconocimiento que merece, el milagro de que, cincuenta años después de una reforma litúrgica introducida a paso forzado, y nacida en gran parte en Alemania, la chispa de la liturgia tradicional no haya cesado jamás de brillar».

CALENDARIO LITÚRGICO TRADICIONAL DIGITAL 2019 UNA VOCE SEVILLA

Un año más, con ocasión de la festividad de la Epifanía del Señor, la asociación Una Voce Sevilla pone a disposición el calendario litúrgico tradicional en formato pdf correspondiente al año del Señor de dos mil diecinueve.

PARA DESCARGAR EL CALENDARIO PINCHAR AQUÍ.

De gran utilidad e interés para sacerdotes y fieles que celebran o asisten, respectivamente, a la Misa según la Forma Extraordinaria del Rito Romano o tradicional y/o rezan el Breviarium Romanum, conforme al Misal de Juan XXIII de 1962 y el motu proprio Summorum Pontificum de S.S. Benedicto XVI.

Agradecemos la difusión de este calendario.

UNA VOCE SEVILLA

SÁBADO 15 DICIEMBRE: SEVILLA VUELVE A RECUPERAR LA MISA RORATE TRADICIONAL DE ADVIENTO

Les informamos que el próximo sábado 15 de diciembre, se celebrará -D.m.- MISA RORATE según la Forma Extraordinaria del Rito romano, a las 07:30 h. de la mañana, en el Oratorio Escuela de Cristo de Sevilla, sito en el Barrio de Santa Cruz.

Una tradición católica de Adviento, que la Asociación Una Voce Sevilla vuelve a recuperar, es celebrar durante los sábados de este tiempo litúrgico la Misa Rorate Caeli “de sancta Maria in Sábato”, que, a su vez, se caracteriza por oficiarse al amanecer, con la Iglesia a oscuras, sin luz ni del sol ni artificial: sólo la procurada por los numerosos candelabros en el altar y el presbiterio, y por las candelas que llevan los fieles en la mano

El sentido espiritual de esta celebración es profundo: en el Adviento nos preparamos a la fiesta del nacimiento de Cristo, y con la Virgen nos preparamos a una llegada de Aquel que es la Luz y ha venido a disipar nuestras tinieblas y a iluminarnos en gracia y santidad.

Sobre el simbolismo especial de estas Misas, Benedicto XVI recordaba con añoranza en sus memorias (Ratzinger, J., Mi vida, trad. de Carlos D’Ors Fühers, Madrid, Cristiandad, 7ª ed., 2005, p. 39): «El año litúrgico daba al tiempo su ritmo y yo lo percibí ya de niño, con gran alegría y agradecimiento. En el tiempo de Adviento, por la mañana temprano, se celebraban con gran solemnidad las misas Rorate en la iglesia aún a oscuras, sólo iluminada por la luz de las velas. La espera gozosa de la Navidad daba a aquellos días melancólicos un sello muy especial. Joseph Ratzinger, luego Benedicto XVI, de niño«.

UNA VOCE SEVILLA

ARTÍCULO: «LA LITURGIA COMO TEMPLO: ¿OBRA DE DIOS U OBRA DEL HOMBRE?»

Les ofrecemos un nuevo artículo del Prof. Peter Kwasniewski, ya conocido de nuestros lectores –publicado por la web hermana chilena MAGNIFICAT (UNA VOCE CHILE)- donde aborda el sentido que tiene la liturgia como verdadero templo del cristiano. De esta manera, la crisis que atraviesa la Iglesia constituye una oportunidad para darse cuenta de la gracia que hemos recibido al haberse preservado la Misa tradicional, la cual, lenta pero perceptiblemente, comienza a mostrar frutos de recuperación de la verdadera piedad cristiana.

El artículo fue publicado originalmente en OnePeterFive. La versión que ahora publicamos ha sido preparada por MAGNIFICAT.

Foto: One Peter Five

La liturgia como templo:

¿obra de Dios u obra del hombre?

Peter Kwasniewski

Acercándose el fin de sus días en la tierra, Nuestro Señor caminaba una vez por el templo de Jerusalén, vasta estructura de noble diseño, construida por manos humanas, moldeada por judíos que osaban soñar que ésta era la “casa de Dios”, tal como el palacio de Herodes era la casa de Herodes. El hecho de que el primer templo, construido por Salomón, hubiera sido arrasado hasta sus cimientos por el ejército babilonio, no parece haber convencido a los judíos de que su sueño estaba destinado al fracaso.

Mientras caminaba por el templo, uno de sus discípulos le dijo: “Maestro, observa estas piedras y estos edificios”. Y Jesús, respondiendo, le dijo: “¿Ves estos grandes edificios? Todos serán destruidos y no quedará de ellos piedra sobre piedra” (Mc. 13, 1-2).

Aquel templo siempre tuvo el propósito de ser sólo una señal provisoria de la inhabitación de Dios en Israel, unión destinada a realizarse en el Verbo hecho carne, templo no hecho por manos humanas, en que Dios y el hombre son uno, indisolublemente y para siempre. El cuerpo de Cristo es el tabernáculo del Altísimo, el lugar donde mora su gloria. Y así, según el plan de la Divina Providencia, los romanos destruyeron el año 70 d.C. el templo que era obra del hombre, despejando la vía para el templo universal del Cuerpo Místico de Cristo.

Esto no significa que la religión cristiana sea una religión desencarnada, como lo han proclamado ciertas tendencias espiritualistas en la Cristiandad, de fuerte impulso iconoclasta, especialmente en los siglos VIII, XVI y XX. Por el contrario, tenemos un templo nuevo y mejor, el Cuerpo de Cristo, que -o más bien, Quien- está real, verdadera y sustancialmente presente en cada tabernáculo existente en cualquier parte del mundo.

La capilla de Nôtre Dame du Haut, en Ronchamp (Francia), obra arquitectónica realizada por Le Corbusier entre 1950-1955

(Imagen: Arquiscopio)

Cada iglesia católica es el lugar en que “la plenitud de la divinidad reside corporalmente” (Col 2, 9), lo que hace de la más humilde capilla algo más valioso y más glorioso que el primer templo de Salomón o el segundo templo de Herodes. Lo que el Señor dice de los lirios del campo puede aplicarse a las iglesias católicas: “Os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de éstos” (Mt 6, 29), porque “he aquí alguien mayor que Salomón” (Mt 12, 42).

Es conveniente, pues -y en realidad es más que conveniente: es algo exigido por la virtud de la religión- que nuestras iglesias sean diseñadas y ornamentadas de tal forma que proclamen, de modo no ambiguo, claro, el templo que es Jesucristo, el Verbo hecho carne, y el templo que es su Cuerpo Místico, la Iglesia católica. De esta manera, cada iglesia imita y continúa la misión del Precursor que gritó: “¡He aquí al Cordero de Dios! ¡He aquí al que quita los pecados del mundo!”

También la sagrada liturgia debiera mostrar a Cristo y proclamarlo. Como opus Dei, o sea, como obra de Dios, como primariamente un acto de Dios y para Dios, ella debiera participar ya de los propios atributos de Dios, tal como Él nos los ha revelado en la historia de la salvación, y hacérnoslos presentes para que los internalicemos. La liturgia debiera presentársenos como lo mismo que Él es: antigua, estable, indestructible, permanente, fuerte, santa, trascendente, misteriosa y, a veces, desconcertante. Sobre todo, no debe parecernos “obra de manos humanas”, o sea, hecha en un plano meramente humano, temporal, intramundano, secular, porque, de otro modo, la estimaríamos con toda razón como algo despreciable y estaría destinada a sufrir el mismo destino que los templos de Salomón y de Herodes. Por el contrario, deberíamos poder poner en labios de la liturgia, realidad viva moldeada por manos divinas en el seno de la Iglesia, las palabras del salmista: “Tú formaste mis entrañas, tú me tejiste en el seno de mi madre… No se te ocultaban mis huesos cuando fui modelado en secreto y bordado en las profundidades de la tierra. Todavía informe, ya me veían tus ojos, pues todo está escrito en tu libro. Mis días estaban todos contados, antes de que ninguno existiera” (Sal 138, 13, 15-16).

¡Cuán diferente de esto -cuán escandalosamente diferente- es el Novus Ordo (Seclorum, dan ganas de decir), en que la liturgia es, y se presenta a sí misma, como obra de manos humanas, refaccionada según las ideas modernas, sometida a manipulaciones humanas, en medio de una cacofonía de lenguas vulgares, dando lugar a siempre nuevos compuestos culturales, como un elemento inestable!

“Y al ver que algunos decían del templo que estaba adornado con preciosas piedras y donativos, les dijo: Llegará el día en que todo esto que veis será demolido y no quedará piedra sobre piedra” (Lc 21, 5-6).

Al leer estas ominosas palabras, ¿cómo podría uno no recordar los ritos reformados, construidos por comités, por expertos ataviados con las filacterias de la erudición, que adornaron la liturgia (así pensaban ellos) con “preciosas piedras y donativos” concebidos especialmente para el Hombre Moderno? Estos “grandes edificios”, todos ellos, serán demolidos, porque no son un templo formado con el paso de los tiempos por el Espíritu Santo en el seno de la Santa Madre Iglesia, en el cual los ritos litúrgicos tradicionales, con toda su maravillosa extravagancia, fueron tejidos y bordados y formados en secreto.

“Una casa dividida contra sí misma no puede subsistir” (Mt 12, 25). La nueva liturgia es una casa dividida contra sí misma; ya no es el tradicional rito romano tal como se desarrolló orgánicamente a lo largo de los siglos, sino una nueva manufactura hechas de retazos y pedazos antiguos y modernos. Es como la visión interpretada por el profeta Daniel: “Tú, oh rey, estabas mirando y apareció una gran estatua: esta estatua, de gran tamaño y altura, estaba frente a ti, y su vista era terrible. La cabeza de la estatua era de oro fino, pero el pecho y los brazos eran de plata, y el vientre y los muslos, de bronce, y las piernas de hierro, y los pies, en parte de hierro y en parte de barro” (Dan 2, 31-33).

Ilustración del sueño de Nabucodonosor (Francia, s. XV)

(Imagen: Wikimedia Commons)

Semejante a esto es la nueva liturgia, una imponente obra de manos humanas que está fatalmente dañada por su falta de unidad, integridad, coherencia y cohesión. Ella no es el único rito romano de todos los tiempos, sino un producto voluntarístico de centenares de “expertos” que trabajaron paralelamente en pequeños comités, matando para viviseccionar. La única “unidad” de que goza su producto es la aprobación positivística de Pablo VI, que es incapaz de fundir la estatua en una sola sustancia y de infundirle un soplo de vida. Por esta razón es que algunos hablan de la “Misa Frankenstein”.

En la Vida de los Padres del desierto, leemos lo siguiente de Juan el Ermitaño: “Su único alimento era la comunión que el sacerdote le traía los domingos. Su norma de vida no le permitía otra cosa. Pero he aquí que un día Satán tomó la forma del sacerdote y llegó donde Juan, haciendo como que le traía la comunión. El bienaventurado Juan, dándose cuenta de quién era realmente, le dijo: ‘Oh, padre de todas las sutilezas y maldades, enemigo de la rectitud, ¿no sólo no cesarás jamás de engañar el alma de los cristianos sino que osas atacar los Misterios mismos?’”[1].

Esto es lo que, a gran escala, el padre de todas las sutilezas y maldades, enemigo de toda rectitud, se ha atrevido a hacer en nuestros tiempos: ha atacado, en su raíz y en todas sus ramas, los Misterios de nuestra salvación. Y lo ha hecho induciendo a algunos hombres a corromper los ritos litúrgicos de todos los sacramentos y sacramentales, y el Oficio Divino, y a adherir a éstos como si fueran mejores que la imagen visible del Dios invisible que habíamos recibido de nuestros antepasados. Ha sembrado dudas, errores y confusión en el dogma y la moral, encontrando para esto muchos cómplices bien dispuestos que alardean orgullosamente de la superioridad de los tiempos modernos y de los modos modernos de pensar y obrar.

Sabemos lo que le ocurrió a la gran estatua del sueño de Nabucodonosor: “Seguías mirando, hasta que una piedra se desprendió de una montaña sin intervención de mano alguna, y vino a golpear la estatua en los pies que estaban hechos de hierro y barro, y los hizo añicos. Y a continuación se quebraron el hierro y el barro y el bronce y la plata y el oro, y fueron como el tamo en una era de verano, y el viento se los llevó y desaparecieron sin dejar rastro alguno; pero la piedra que golpeó a la estatua se transformó en una gran montaña, que llenó toda la tierra” (Dan 2, 34-35).

Como todas las visiones simbólicas, ésta admite múltiples realizaciones y aplicaciones. Daniel la interpretó como una sucesión de reinos que culminaba en uno que no será jamás destruido, pero ¿puede decirnos algo a nosotros hoy día?

La piedra que golpea la gran manufactura del ingenio humano “se desprendió de una montaña sin intervención de mano alguna”. El monolito gigante y aterrador que se nos impone, producto de febriles escuadrones de trabajadores, queda reducido a añicos por una pequeña piedra que debe su existencia a un escultor sobrenatural; piedra que crece hasta transformarse en una gran montaña que cubre toda la tierra.

¿Acaso no nos recuerda esto al movimiento católico tradicionalista? Este comenzó pequeño, pero está creciendo, y su crecimiento, producido por el Espíritu Santo, no puede ser detenido, y ama, defiende y promueve no la “banal fabricación prêt-à-porter” producida por comités, sino el tesoro acumulado y heredado desde hace siglos, vaso valiosísimo del Verbo Encarnado, testigo que canta en silencio la gloria de Dios. Este movimiento se transformará en una gran montaña que llenará toda la tierra, al tiempo que el monumental experimento de greda se desmorona, década tras década.

(Foto: Regina)

Adaptando un antiguo texto litúrgico, podríamos exclamar: “¡O culpa feliz, que nos preservó tan gran liturgia!”. El radicalizado Movimiento Litúrgico de mediados del siglo XX se encarnizó en sus intrusiones en la liturgia romana, desnaturalizándola lentamente y desintegrándola, especialmente desde 1948 en adelante. Por paradojal que suene, ¿no deberíamos agradecer que los partidarios de los cambios llegaran hasta donde lo hicieron? La escandalosa magnitud de la revolución litúrgica fue permitida por la Divina Providencia a fin de hacer posible el regreso a la plenitud de la tradición, gracias a que el clero y el laicado fiel vieron con el paso del tiempo la corrupción y la repudiaron totalmente, incluyendo en ello las simplificaciones, propias de anticuarios, y las desfiguraciones introducidas en la década de 1950 por Pío XII, que fue un Pablo VI en cámara lenta. El movimiento tradicional en todo el mundo está, por fin, tomando conciencia de la magnitud del daño producido, y viendo, cada vez con mayor claridad, la única salida: una adhesión total al rito romano en su forma tridentina, anterior a las arrogantes intrusiones de expertos miopes.

El santo sacrificio de la Misa en toda su poderosa pureza y la liturgia tradicional, en general, exorcizan de la Iglesia el espíritu del modernismo. No hay nada más urgente que este exorcismo, que ya está comenzando a ocurrir dondequiera que la Tradición ha tendido un puente hacia el territorio enemigo.

_______________________

[1] Traducción de Norman Russell (Kalamazoo, Cistercian Publications, 1981), p. 93.

MÁLAGA 22-S: EL SALÓN DE ACTOS DEL OBISPADO ACOGERÁ UNA CONFERENCIA DE MONS. BUX SOBRE SUMMORUM PONTIFICUM

SEVILLA: DOMINGO 16 SEPTIEMBRE CAMBIO PUNTUAL HORA MISA TRADICIONAL-GREGORIANA

Les informamos que con carácter excepcional, la Santa Misa según el Rito romano tradicional que organiza nuestra Asociación en el Oratorio Escuela de Cristo de Sevilla se oficiará el próximo domingo 16 de septiembre a las 19:00 horas, y no en su horario habitual.

 

Rogamos disculpen las molestias que este cambio horario ajeno a nuestra voluntad les pueda ocasionar.

 

UNA VOCE SEVILLA

 

IMPORTANTE: SÁBADO 22 SEP. LA CATEDRAL DE MÁLAGA ACOGERÁ EL III ENCUENTRO MISA TRADICIONAL ANDALUCÍA

Les informamos que el próximo 22 de septiembre, sábado, D.m., se celebrará en Málaga el III Encuentro Summorum Pontificum Andalucía. El Encuentro en esta ocasión estará organizado por la COMISIÓN MISA TRADICIONAL ANDALUCÍA y la asociación diocesana UNA VOCE MÁLAGA

El programa detallado de actos es el siguiente:
– 12:00 horas: Recepción de participantes en la puerta del Palacio Episcopal, sita en la Plaza del Obispo s/n (junto a la Catedral)
– 12:30 horas: Antigua Capilla del Palacio Episcopal. Conferencia-coloquio: “Summorum Pontificum: Remedio para la crisis eclesial y la decadencia litúrgica”. Por Monseñor Nicola Bux, Prelado de Su Santidad y Consultor de la Oficina de la Celebraciones litúrgicas del Sumo Pontífice durante el pontificado de Benedicto XVI.
– 14:30 horas: Comida-menú de Hermandad, para todo aquel que lo desee, en el Restaurante La Reserva del Olivo (Plaza del Siglo s/n – a dos minutos andando del Palacio Episcopal y Catedral). Precio: 25 euros (adulto). 15 euros (infantil). Para una mejor organización debe comunicarse la asistencia a: asociación@unavocesevilla.info
– 19:00 horas: Altar Mayor de la Santa Iglesia Catedral de Málaga. Santa Misa solemne tradicional-gregoriana, oficiada por Mons. Nícola Bux. Con asistencia del  Excmo. y Rvdmo. D. Jesús Catalá Ibáñez, obispo de Málaga. El servicio del altar estará dirigido por el Canónigo D. Raúl Olazábal, del Instituto Cristo Rey Sumo Sacerdote. Además contaremos con una Schola Gregoriana y Organista del lugar.
– 20:30 horas: Despedida participantes.
Además de esta información, en el blog oficial y facebook de la Comisión Misa Tradicional Andalucía (www.misatradicionalandalucia.com y https://www.facebook.com/misatradicionalandalucia/) se puede consultar información actualizada sobre el Encuentro.
Este III Encuentro Summorum Pontificum Andalucía va a posibilitar de nuevo un acercamiento entre los distintos fieles de la Misa tradicional de Andalucía y España, que facilitará que ésta se promueva y se celebre cada vez más, para que en estos tiempos tan difíciles que corren en la Iglesia, la Tradición sea la gran esperanza y tabla de salvación para aquellos fieles que anhelan la salvación de las almas.
Desde Una Voce Sevilla, animamos, por ello, a todos los fieles y amigos a asistir a este Encuentro, en la certeza de que con ello contribuyen al desarrollo de la liturgia tradicional en la Iglesia y especialmente en las diócesis de Andalucía y en toda España. Para facilitar la asistencia, los distintos grupos de fieles de espiritualidad tradicional existentes en todas las diócesis andaluzas están coordinando el desplazamiento en diversos medios de transporte que pondrán a disposición para el que lo desee. Pueden contactar con ellos en los correos electrónicos y teléfonos que aparecen en el blog: www.misatradicionalandalucia.com
La Comisión MISA TRADICIONAL ANDALUCÍA está formada por las distintas asociaciones y grupos de fieles existentes en la región andaluza -entre ellas Una Voce Sevilla- amantes del tesoro espiritual y litúrgico tradicional de la Iglesia Católica que, en concreto, promueven en sus respectivas diócesis la celebración de la Misa en la Forma tradicional del Rito Romano, también llamada gregoriana o Forma Extraordinaria”.
Lo que para las generaciones anteriores era sagrado, también para nosotros permanece sagrado y grande”. (Summorum Pontificum. Benedicto XVI)
Para más información: misatradicionalandalucia@gmail.com y asociacion@unavocesevilla.info

 

 

AVISO IMPORTANTE: CAMBIO PROVISIONAL HORARIO MISA TRADICIONAL-GREGORIANA EN SEVILLA

Informamos a nuestros lectores, que, de forma provisional, y al menos hasta primeros de octubre -fecha prevista para la finalización de las obras que se están realizando en la Parroquia de Santa Cruz y que conllevan el traslado de sus cultos al Oratorio Escuela de Cristo-, la Santa Misa según el rito romano tradicional que organiza nuestra Asociación, a partir del próximo domingo 26 de agosto y hasta nuevo aviso, se celebrará en dicho Oratorio a las 11 de la mañana todos los domingos y días de precepto no laborales.

Se ruega difusión de este aviso.

UNA VOCE SEVILLA

 

 

 

IMPORTANTE: HORARIOS AGOSTO MISA TRADICIONAL EN SEVILLA

UNA VOCE SEVILLA

Les informamos, que, por primera vez, durante el mes de AGOSTO en Sevilla, se celebrará -D.m.- Santa Misa según el rito romano-tradicional todos los domingos y días de precepto. No obstante, algunas de ellas sufrirán variación en su horario y celebrante, como a continuación se detalla:

 

 

MISAS AGOSTO

    • 1ªDOMINGO DÍA 5 (10:30 horas). XI Domingo después de Pentecostés. Oficiada por el Capellán de Una Voce Sevilla.
    • 2ºDOMINGO DÍA 12 (12:30 horas). XII Domingo después de Pentecostés. Celebrada por el Rvdo. P. Fernando Reyes Rico, párroco de Alcalá del Río
    • MIÉRCOLES DÍA 15 (10:30 horas) –precepto-: Festividad de la Asunción de Nuestra Señora a los cielos. Celebrada por el P. Fernando Reyes Rico.
    • 3ºDOMINGO DÍA 19 (12:30 horas). XIII Domingo después de Pentecostés. Celebrada por el Rvdo. P. Fernando Reyes Rico.
    • 4º DOMINGO DÍA 26 (10:30 horas). XIV Domingo después de Pentecostés. Celebrada por el Capellán de Una Voce Sevilla.

Todas las Misas se celebrarán en el Oratorio Escuela de Cristo, sito en el Barrio de Santa Cruz.

 

¿QUÉ ES LA FEDERACIÓN INTERNACIONAL UNA VOCE (FIUV)?

A continuación, ofrecemos a nuestros queridos lectores, una breve historia de la Federación Internacional Una Voce (FIUV), a la que pertenece de pleno derecho la Asociación Una Voce Sevilla desde el año 2007, tras la promulgación del motu proprio Summorum Pontificum de S.S. Benedicto XVIAsimismo, hemos incluido un interesante video de una conferencia pronunciada por el presidente de la FIUV, donde explica el sentido actual de la Litúrgica tradicional en la Iglesia, y en concreto, de la Misa tradicional o forma extraordinaria del rito romano, y la misión de la FIUV en relación a ésta.

 

Fundación:
En 1964, la Dra. Borghild Krane, eminente psicóloga en Noruega, hizo un llamado a los católicos preocupados por la liturgia a que se agrupasen en defensa del patrimonio litúrgico de la Iglesia. Como resultado de ese llamado, algunas asociaciones nacionales comenzaron a funcionar entre 1964 y 1965. Delegados de seis asociaciones europeas se reunieron en Roma a principios de 1965 y la Federación Internacional se constituyó formalmente en Zúrich (Suiza) el 8 de enero de 1967, cuando los delegados de 20 asociaciones aprobaron los estatutos preliminares y eligieron al primer Consejo.

Un movimiento laical:
La Federación Internacional Una Voce es un movimiento laical y sus principales objetivos son asegurar que el Misal Romano del Papa Juan XXIII (edición 1962) se mantiene en la Iglesia como una de las formas de celebración litúrgica, además de salvaguardar y promover el uso del latín, el canto gregoriano y la polifonía sagrada.
Una Asamblea General se convoca cada dos años en Roma, donde se llevan a cabo las elecciones para el Consejo y la Presidencia. El actual presidente es el Sr. James Bogle, miembro de Una Voce Australia e The Latin Mass Society de Inglaterra y Gales (Reino Unido).
La Federación es reconocida por la Santa Sede, sus puntos de vista son recibidos con cortesía y respeto por las Congregaciones romanas pertinentes y sus representantes son recibidos de igual manera. A través de los años, la Federación ha realizado intervenciones exitosas con Roma en numerosas ocasiones para salvaguardar la Misa tradicional y las antiguas prácticas litúrgicas.
Su primer Presidente, el Dr. Eric de Saventhem fue instrumental en convencer S.S. el Papa Beato Juan Pablo II en 1986 para convocar una Comisión especial de Cardenales para investigar la situación relativa a la celebración de la Misa Tradicional, comúnmente conocida como Tridentina.


Dr. Eric Vermehren de Saventhem,
el primer presidente de la Federación
La Federación no es una organización centralizada, o sea, dirigida desde arriba por un Comité central. Cada Asociación Nacional es un organismo autónomo que se anima a realizar todo lo posible para lograr los objetivos de la Federación a nivel local. Los dirigentes de la Federación Internacional están en mejor posición para representar las preocupaciones comunes de los católicos tradicionales alrededor del mundo ante el más alto nivel del gobierno de la Iglesia. Las negociaciones con Roma tienden a llevarse a cabo con discreción y normalmente no se hacen públicas.

Membresía:
La Federación Internacional representa a 41 asociaciones miembro de Alemania, Argentina, Australia, Austria, Bielorrusia, Brasil, Canadá, Colombia, Chile, Costa Rica, Cuba, Escocia, España, Estados Unidos de América, Filipinas, Francia, India, Inglaterra y Gales, Irlanda, Italia, Japón, Malta, México, Noruega, Nueva Zelanda, Países Bajos, Perú, Polonia, Portugal, Puerto Rico, Rusia, Sudáfrica y Ucrania.
Tras la promulgación del motu proprio Summorum Pontificum en el mes de julio de 2007 por el Papa Benedicto XVI, la Federación Internacional ha hecho notables progresos y 15 nuevas asociaciones han sido admitidas desde entonces. Solicitudes de información y asistencia provenir de Croacia, Dinamarca, Eslovenia, Honduras, Hungría, India, Indonesia, Kenia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Panamá, Sarawak (Borneo) y Suecia. Es muy sorprendente y significativo que la mayoría de estas solicitudes están viniendo por parte de jóvenes que están descubriendo la belleza y la espiritualidad de la liturgia católica tradicional y desean beneficiarse de ella.

Comentarios por parte de los Cardenales de la Iglesia Católica:

  • “La Federación Internacional Una Voce ha jugado un papel importante en el apoyo a la utilización de la edición de 1962 del Misal Romano en obediencia a las directivas de la Santa Sede. Por este servicio valioso expreso mi gratitud a los miembros de la Federación y les imparto mi bendición.” S.E.R. Joseph Cardenal Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, hablando a la Federación Internacional Una Voce, 25 de julio de 1996.
  • S.E.R. Jorge Cardenal Medina Estévez, prefecto emérito de la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos, considera que el uso del Misal Romano de 1962 debe concederse a todos los que lo soliciten y afirmó que, sobre la base de su investigación personal, el Misal de San Pío V nunca ha sido derogado.
  • El 4 de septiembre de 2000, S.E.R. Darío Cardenal Castrillón Hoyos dijo a los representantes de la Federación Internacional Una Voce que consideraba el Misal de San Pío V como un gran tesoro de la Iglesia, y que él no podría ver ninguna razón sobre el por qué nosotros (en referencia a la Santa Sede) no deberíamos conceder el uso de todos los libros litúrgicos vigentes en 1962. Opinó que el motu proprio Ecclesia Dei coloca sobre los Obispos una gran responsabilidad para llevarlo a cabo, y que sólo cuando hay razones serias las peticiones deben ser denegadas.

S.S. el Papa Benedicto XVI:
Para gran alegría de los miembros de la Federación, nuestro Santo Padre el Papa Benedicto XVI promulgó el motu proprio Summorum Pontificum el 7 de julio de 2007, el cual declaró inequívocamente que el Misal del Beato Juan XXIII (1962) nunca ha sido derogado «y se le debe brindar el honor debido por su uso venerable y antiguo».
«Se sabe, en efecto, que la liturgia latina de la Iglesia en sus diversas formas, en cada siglo de la era cristiana, ha sido una lanza para la vida espiritual de muchos santos, ha reforzado a muchos pueblos en la virtud de la religión y fecundado su piedad».[Summorum Pontificum]

 

Conferencia: «Cambio y rigidez» pronunciada por D. Felipe Alanís, actual presidente de la FIUV, con ocasión del Segundo Congreso Summorum Pontificum en Méjico (2016).

 

Contactos:
Presidente: Sr. Felipe Alanís Suárez. Correo Electrónico: president@fiuv.org

 

FUENTE: FIUV

22-SEPTIEMBRE: LA CATEDRAL DE MÁLAGA ACOGERÁ EL III ENCUENTRO SUMMORUM PONTIFICUM ANDALUCÍA

En el día en que se cumple el XI Aniversario de la promulgación del motu proprio Summorum Pontificum por S.S. Benedicto XVI, la COMISIÓN MISA TRADICIONAL DE ANDALUCÍA se complace anunciar la celebración del III ENCUENTRO SUMMORUM PONTIFICUM ANDALUCÍA, previsto -D.m.- para el próximo sábado 22 de septiembre en la ciudad de Málaga (España), ejerciendo de anfitriones la Asociación hermana Una Voce Málaga.

 

 

 

 

El acto culmen del Encuentro será la Santa Misa Tradicional (Misa Gregoriana o Forma Extraordinaria del Rito romano) que se oficiará, en el Altar Mayor de la Santa Iglesia Basílica Catedral de Málaga, con la asistencia del Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Jesús Catalá Ibáñez, Obispo de Málaga, que atiende con ello, de manera generosa, la petición hecha por nuestra Comisión. Ante ello, manifestamos gustosos nuestro más  profundo agradecimiento por este gesto paternal y de acogida del Sr.Obispo de Málaga y del Cabildo Catedral para con este grupo de fieles católicos de Andalucía.

 

 

Asimismo, con gran alegría, informamos que, para la Conferencia que se organizará previamente y, para la celebración de la Santa Misa anunciada, contaremos con la presencia del Muy Ilustre Monseñor D. Nicola Bux. Teólogo y consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe, de la Congregación para la Causa de los Santos y la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice, durante el pontificado de Benedicto XVI.

 

 

Animamos a todos los fieles y amantes de la liturgia tradicional, especialmente de la región andaluza, a difundir y participar de tan importantes actos.

 

En próximas publicaciones daremos más detalles sobre todos los actos y la celebración litúrgica de este III Encuentro Summorum Pontificum Andalucía. No obstante, pueden escribirnos a: misatradicionalandalucia@gmail.com y unavocemalaga.uvm@gmail.com

 

7 de julio de 2018

COMISIÓN MISA TRADICIONAL ANDALUCÍA

 

 

 

XI ANIVERSARIO SUMMORUM PONTIFICUM: «UNA INELUDIBLE RECONCILIACIÓN CON EL PASADO»

En el día de hoy, 7 de julio del año del Señor de 2018, en el que conmemoramos gozosamente el XI Aniversario de la promulgación del motu proprio Summorum Pontificum de S.S. Benedicto XVI. Es por ello, que nos complace publicar unos párrafos de una excelente homilía que pronunció el pasado 28 de abril, en Washington (DC), el arzobispo de Portland, Monseñor Alexander K. Sample, donde presidió una Misa solemne pontifical según el rito romano-tradicional para conmemorar el décimo aniversario del referido motu proprio del Vicario de Cristo. Estos interesantísimos párrafos de la homilía han sido publicados en español por el blog el Búho Escrutador, en un artículo cuyo original pueden leer aquí.

 

 

 

Arzobispo Alexander K. Sample.

 

SUMMORUM PONTIFICUM, UNA INELUDIBLE RECONCILIACIÓN CON EL PASADO.

«En nombre de los allí presentes y de tantos fieles esparcidos por todo el mundo, el obispo de Portland comenzó por dirigir un emotivo agradecimiento a Benedicto XVI: «También nos juntamos para celebrar el décimo aniversario del gran regalo que nuestro querido Papa emérito Benedicto XVI ha dejado a la Iglesia en su Motu Proprio Summorum Pontificum. Querido Santo Padre, sé que hablo en nombre de todos los aquí reunidos (de aquellos que siguen esta transmisión en directo por EWTN y de muchos otros) cuando digo «gracias» por su sabiduría, previsión y generosidad pastoral, al permitir que el usus antiquior del Rito romano vuelva otra vez a florecer en la Iglesia Universal».

Al constatar, como es habitual en estas celebraciones, la gran presencia de jóvenes en el Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción, el arzobispo señaló: «Ustedes son un signo –un gran signo– de aliento y esperanza para la Iglesia lanzada en estos días sobre las turbulentas aguas del secularismo y el relativismo».

Recordó que durante estos años ha escuchado a muchos en la Iglesia (incluidos sacerdotes y obispos) expresar perplejidad y desconcierto por el hecho de que tantos jóvenes se sientan atraídos por esta forma venerable del rito romano. «Si el comentario ha sido dirigido a mí –añadió– a menudo he respondido: ‘Esa es exactamente la pregunta que debería hacerse. ¿Por qué se sienten atraídos por esta liturgia? O incluso más claramente: ¿Qué es lo que les proporciona esta forma del Rito Romano que su personal experiencia de crecimiento en la Forma Ordinaria no les ha proporcionado?»

Excluyendo cualquier tipo de cuestionamiento sobre la bondad del nuevo misal promulgado por el Beato Pablo VI, si bien reconociendo falencias en la implementación real de las directrices del Concilio, el arzobispo continuó: «Muchos jóvenes han descubierto esta forma de la sagrada liturgia como parte de su propia herencia católica. Yo mismo descubrí la Misa latina tradicional como estudiante universitario. Me topé con ella; pero fue para mí como una reliquia histórica, algo que nunca imaginé que llegaría a experimentar realmente. Tal vez la experiencia de estos jóvenes que crecieron con la Forma Ordinaria no ha supuesto un contacto con la belleza, la reverencia, la oración, el sentido del misterio y la trascendencia, o el asombro y la admiración que la Misa tradicional latina les ha brindado. A lo mejor esta es la respuesta a la pregunta planteada anteriormente acerca de por qué tantos jóvenes se sienten atraídos por la Santa Misa celebrada de acuerdo con el Misal de 1962».

Finalmente, Monseñor Sample se refirió a la necesaria reconciliación que la liturgia tradicional está llamada a realizar en el seno de la Iglesia. «Mientras continuamos nuestra celebración del décimo aniversario de Summorum Pontificum, deseo tocar un punto final. Este tiene que ver con la motivación positiva del Papa emérito al emitir el Motu Proprio. Dijo que se trata de llegar a ‘una reconciliación interior en el corazón de la Iglesia’. Durante mi visita ad limina a Roma en el año 2012, y durante nuestro encuentro con el Papa Benedicto XVI, tuve la oportunidad de darle las gracias por el regalo de Summorum Pontificum. Él respondió largamente a mi intervención, comenzando por decir que había promulgado el Motu Proprio para reconciliar a la Iglesia con su pasado. Esta reconciliación de la que habló el Papa emérito implica aprender de la experiencia de la Sagrada Liturgia según el usus antiquior, para enriquecer y dar una mejor forma a nuestra comprensión y celebración del nuevo Rito Romano. Con ambas liturgias floreciendo una al lado de la otra, podría darse un enriquecimiento mutuo de las dos formas del único Rito Romano, lo que podría conducir a un mayor desarrollo y progreso litúrgico».

Una importante lección nos deja el sermón de Monseñor Sample: el motu proprio Summorum Pontificum no ha venido a dividir sino a unir y enriquecer el culto y la liturgia de la Iglesia. Si alguien no lo comprende así, me atrevo a decir que no sabe de lo que está hablando. Sin una previa reconciliación de todos con el pasado milenario de la Iglesia, cualquier reconciliación en el presente no tendrá más consistencia que una pompa de jabón.

Transcripción de la homilía en inglés: www.ccwatershed.org

Video de la misa y audio del sermón: onepeterfive.com

EL DIARIO ABC DE SEVILLA SE HACE ECO DE LA CELEBRACIÓN DE LA «MISA EN LATIN» EN NUESTRA CIUDAD

Con un artículo titulado: «¿Donde se puede escuchar Misa en latín en Sevilla«, escrito por el periodista y redactor don Javier Macías, el periódico más leído en nuestra ciudad, ABC de Sevilla, en su edición digital, hoy se ha hecho eco de la celebración de la Misa tradicional-gregoriana que organiza la Asociación Una Voce Sevilla de forma ininterrumpida cada Domingo y día de precepto desde el año 2007 conforme al motu proprio Summorum Pontificum de S.S. Benedicto XVI, y que sigue experimentando un crecimiento de fieles que asisten con frecuencia a su celebración en el Oratorio Escuela de Cristo, sito en el Barrio de Santa Cruz.

Son ya numerosas las referencias que la prensa escrita de nuestra ciudad ha realizado en los últimos años de la Misa tradicional en Sevilla y de nuestra Asociación, a las que pueden acceder en el siguiente enlace de nuestra página web: http://www.unavocesevilla.com/prensa/

 

PARA LEER EL ARTÍCULO PUBLICADO EN ABC DE SEVILLA PINCHAR AQUÍ.

 

SEVILLA: FOTOS MISA TRADICIONAL Y TEXTOS ACTO CONSAGRACIÓN EN EL MONUMENTO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS EN SAN JUAN DE AZNALFARACHE

Como anunciábamos en una anterior entrada, el pasad0 15 de junio, por iniciativa del Grupo Joven Sursum Corda de Una Voce Sevilla, nuestra Asociación y los fieles que quisieron unirse rindieron público homenaje al Corazón divino en el Monumento al Sagrado Corazón de Jesús, que se encuentra en la localidad de San Juan de Aznalfarache (Sevilla).

El homenaje consistió en una Misa según el rito romano-tradicional a la que asistieron medio centenar de personas, principalmente jóvenes, que,  por decisión de última hora del sacerdote celebrante, el Rvdo. P. Pablo Díez Herrera, delegado episcopal, se celebró finalmente en la Capilla votiva que se encuentra en el interior del referido Monumento y en la que tantas veces ofició la Santa Misa el Cardenal Segura, gran propagador de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y a su Reinado Social.

Al final de la Misa vetus ordo, y ya en el altar principal que se encuentra a los pies del Monumento, los fieles presentes cantaron en gregoriano las letanías al Sagrado Corazón de Jesús y llevaron a cabo personalmente el Acto de Consagración al Corazón divino de Jesucristo. Pueden descargar, pinchando sobre ellos, los textos utilizados por el citado presbítero y los asistentes a la consagración: LETANIAS AL SAGRADO CORAZON DE JESUS CON-PARTITURA y CONSAGRACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

 

Nuestro agradecimiento a las monjas pertenecientes a las Misioneras Cruzadas de la Iglesia que acogieron con gran generosidad dichos actos de culto, que dirigen la Casa de Ejercicios Betania que se encuentra anexa a la explanada del Monumento.

 

A continuación, les ofrecemos algunas instantáneas del lo anteriormente narrado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿LA MISA A LA QUE ASISTIMOS REGULARMENTE NOS ACERCA VERDADERAMENTE A CRISTO?

A continuación, les ofrecemos un nuevo e interesante artículo del Prof. Peter Kwasniewski, titulado: «Cómo la liturgia puede abrir o cerrar las puertas a Cristo«. El original del artículo fue publicado por la web  New Liturgical Movement y traducido al español por la redacción del blog Magnificat Una Voce Chile:

«El Concilio Vaticano II afirmó que la Santa Misa es el centro y raíz de la vida cristiana. Esta expresión, pese a que se repite constantemente, entraña una pregunta que puede resultar incómoda y desconcertante. ¿La Misa a la que asistimos regularmente nos acerca verdaderamente a Cristo? La respuesta parece obvia si se considera que en cada Misa se obra el milagro de la transustanciación y Cristo se hace presente en medio de nosotros. Sin embargo, el punto exige un análisis más profundo, dado que en la Misa no sólo se debe entender lo que está diciendo el sacerdote. La participación activa que deseaba el Concilio exige mucho más, pues requiere un compromiso cabal de la persona y una compenetración en el sentido que tienen el rito dentro de la economía de la salvación. Porque si ser católico es seguir a Jesucristo, la liturgia necesariamente debe ayudar a que ese encuentro sea más fácil de conseguir. Al menos, puesto que de por medio está la libertad humana, ella debería crear un ambiente de recogimiento y apartamiento del mundo que facilite el encuentro personal con Cristo. 

En este artículo el Prof. Peter Kwasniewski se hace precisamente esta pregunta y deja la respuesta a una serie de testimonios de personas que han conocido la Misa de siempre. Todos acaban coincidiendo en que la sobriedad que transmite el rito ayuda al recogimiento personal, de manera que buscar a Dios resulta algo casi natural. El artículo fue originalmente publicado La traducción ha sido preparada por la Redacción.

Cómo la liturgia puede abrir o cerrar las puertas a Cristo

Peter Kwasniewski 

Cada vez hay más y más información sobre cómo la juventud abandona masivamente el cristianismo, cosa que afecta a todas las denominaciones. Algunos estudios recientes, como el Shell-Jugenstudie, revelan que las iglesias no son lugares donde, por lo general, se reúna la juventud.

¿Cuál es, en rigor, el problema? Como siempre, existen varias teorías, pero me parece que debemos prestar especial atención a lo que dice Dom Karl Wallner, de la Abadía de Heilignkreusz, en su conferencia “La profanación de lo sagrado y la sacralización de lo profano”. He aquí algunos extractos.

La experiencia de lo sagrado es más fundamental que la noción de lo divino. Esto quiere decir que la religiosidad se basa, en primer lugar, en dejarse tocar por algo que existe y que trasciende lo cotidiano, por una cierta pureza y majestad; algo que impone respeto, algo inesperado. Es sólo sobre la base de esta experiencia que el hombre busca en Dios el origen de semejante sentimiento. […] Repitámoslo: la necesidad de ser afectado por aquello que se cree “sagrado”, incluso hasta el punto de que nos erice los cabellos, es fundamental para el hombre, porque el hombre está predestinado a lo sagrado […] Si no cultivamos lo que es sagrado y digno en nuestras iglesias, si nos olvidamos de lo tremendum y de lo fascinosum, se puede esperar que la psicología humana vaya a buscar en otros lugares lo que satisfaga su necesidad de temblar ante lo majestuoso. Si degradamos nuestras ceremonias litúrgicas hasta el nivel de simples ceremonias mundanas, si las banalizamos, no debiera tomarnos por sorpresa el que la gente se vaya a otras partes a satisfacer su deseo innato de lugares, símbolos, textos y personas sagrados que se pueda venerar[1].

Aunque el Pater Wallmer no lo dice, podría perfectamente haber dicho que el movimiento de desacralización en nombre de la modernización es precisamente lo que caracteriza a la liturgia católica reformada, tanto en su concepción como en su ejecución.

Digámoslo del siguiente modo. El Novus Ordo actúa como la niñera de los fieles; las parroquias podrían perfectamente distribuir chupetes y mantas en la puerta. La acción es palabrería “de pared a pared”, desde el “Buenos días. Hoy es el domingo número tal del Tiempo Ordinario. Comenzaremos con el canto ‘Oh, Dios, que horrible es este himno’ y terminaremos con ‘La Misa ha terminado, que tengan un excelente día’”[2]. ¿Es posible imaginarse que haya muchos adultos jóvenes, en este mundo posmoderno, que quieran tener algo que ver con semejante cosa? ¿Habrá alguien que se imagine que va a haber mucha gente deseosa de que se le hable así en el rito inicial, en las tres lecturas, en la homilía, en las normalmente anémicas y sentimentales oraciones de los fieles, la plegaria eucarística, la comunión, y los comentarios finales? ¡Qué mala receta para atraer a con-versos y re-versos! No vamos a lograr que lleguen los indiferentes con una liturgia que dirige sus encantos a bibliotecarios de clase media. Los indiferentes preferirán ayunar en el silencio Zen, o tomar drogas que alteren la conciencia a hartarse con un menú de palabras estilo “todo lo que pueda comer”.

En el capítulo I de mi libro Noble Beauty, Trascendent Holiness [Noble belleza, santidad trascendente], cito varios testimonios de cómo algunos encuentros con la liturgia tradicional fueron dramáticos instantes de descubrimiento, un inesperado “shock de belleza”, una teofanía. Tales testimonios aumentan a medida que año tras año esta parroquia o aquella diócesis empiezan a albergar el antiguo rito romano. Echar una mirada a cinco de esos testimonios (que son nuevos y no incluí en mi libro) nos dará mucho que pensar.

Un laico me envió el siguiente correo electrónico:  

Actualmente estamos asistiendo a la Misa tradicional como nuestra Misa habitual. Fue un poco abrumador al comienzo, pero pasados apenas un par de meses, se nos ha hecho más normal. Mi mujer y yo estamos asombrados de que, aunque al comienzo no teníamos idea de qué era lo que tenía lugar, pudimos rezar más durante el primer mes de Misa tradicional que en los 10 años anteriores de diversas liturgias Novus Ordo (al menos, tal fue la sensación).

A lo cual lo único que pude responder fue: “Sé exactamente a lo que se refiere”.

Una mujer me escribió: 

Tengo 38 años y toda mi vida la he vivido con la Misa Novus Ordo. Fui siempre muy tibia hasta que, hace unos 4 años, la Virgen me acercó a su Hijo a través del rosario. […] Finalmente fui a la Misa tradicional por primera vez hace un mes, y me impresionó tanto la solemnidad y belleza de la Misa que estallé en lágrimas.

Esta persona es una de las innumerables que han reaccionado de este modo -y, obviamente, no por nostalgia (alguien de 38 años no tiene suficiente edad para ello, a menos que se tome “nostalgia” en el sentido filosóficamente enrarecido que le dan Wojtyla y Ratzinger)-. Como hicieron los Padres del Desierto, debiéramos meditar en el significado de las lágrimas. En los 25 años que llevo dirigiendo música sagrada para el Novus Ordo, en sólo dos oportunidades he visto a alguien irse llorando de Misa debido a la emoción que le ha causado la liturgia. Pero ocurre a menudo que a gente de edad mediana y a ancianos se les llenan de lágrimas los ojos por la “solemnidad y belleza” de la Misa solemne. Esto lo sabemos bien los músicos, debido quizá a que esas personas se nos acercan posteriormente. Esas lágrimas significan que se han conmovido profundamente, a pesar de todo el ruido que hacen los puntos de vista y los prejuicios, y son manifestación de un alivio y descanso interior, de un entrar y un salir de sí mismo, de algo enteramente diferente de una simulación o de una autoimposición de la voluntad “porque es bueno para uno”, como el aceite de bacalao. 

 Una nueva vida en Cristo, una nueva vida en la Tradición

Mi tercer ejemplo está tomado de un artículo publicado en The Chant Café, en que una escritora describe cómo percibe y experimenta el usus antiquior. Este testimonio es tanto más valioso cuanto que la escritora en cuestión se presentaría a si misma, me parece, como adherente al movimiento “reforma de la reforma”, no obstante lo cual escribe en términos emocionantes sobre lo que es asistir a una Misa tradicional

Este sabor a cielo, este tiempo fuera del tiempo, fortalecen mi corazón, frente a los rigores del Evangelio, como nunca nada lo ha hecho. La receptividad tiene que ver con cierto silencio y paz. Experimento silencio, silencio interior, incluso cuando hay gran actividad, por ejemplo, en la Misa solemne, con sus movimientos y sonidos que se traslapan, con sus oraciones que se repiten, se susurran, se proclaman. Todo es muy pacífico. Respiro más profundamente. Qué sosiego, qué paz. Este sosiego puede darse en la forma ordinaria, postconciliar, del rito. Puede darse, pero no es lo normal. Lo que es más normal para mí es una experiencia de velocidad y apuro. La atmósfera informal y sin esmero se hace parte de mi propia experiencia de tratar de orar en la Misa. En lugar de una paz compartida, comparto las distracciones del entorno. Me parece que hay aquí una jerarquía que se ha invertido. La Misa dominical debiera ser la experiencia de oración por excelencia, una experiencia que nuestras Misas diarias y nuestra oración privada debieran reflejar, aunque sin nunca alcanzar la misma profundidad. En cambio, encuentro que mis oraciones privadas son más devotas y solemnes que las de la Misa diaria en la forma ordinaria, que es, a su vez, más intensa y menos distractiva que la Misa dominical de dicha forma [3].   

Un cuarto ejemplo proviene de un discurso de final de año pronunciado por el estudiante más destacado en la Gregory the Great Academy:  

Aunque fue extraño al comienzo, rápidamente me enamoré de la estructura y la poesía de la Misa [tradicional] y, sobre todo, por las tradiciones musicales que unen a Oriente y Occidente en un coro de alabanza divina. Caí de nuevo en la cuenta de algo que había sabido siempre, sin entenderlo: la tradición de mi Fe. Tal como comencé a apreciar las muchas bellezas de la Divina Liturgia, fui atraído a una nueva comprensión del rito romano, viendo en su estructura un propósito común de salvación y de profundidad de las sagradas tradiciones. A través de estas tradiciones y de experimentar la liturgia, fui atraído a una nueva experiencia de mi lugar en la familia divina y de mi patrimonio hereditario espiritual… Me sentí lanzado de cabeza en un nuevo mundo de tremendo significado y misterio.

Un quinto testimonio proviene de una carta escrita a un monje por uno de sus amigos de la época de colegio. Tanto el monje como el amigo me autorizaron para incluirla aquí. 

Escribo a mitad de la octava de Pentecostés y he asistido a tres Misas tradicionales esta semana (N ha asistido a dos), y espero ir tanto a la de mañana como a la del domingo de la Santísima Trinidad. Este ha sido un período lleno de gracias en mi vida. Desde hace mucho tiempo no he sentido esta paz y energía para trabajar bien. Probablemente ello se debe a que está por fin terminando la escuela, pero estoy convencido de que también el Espíritu Santo ha estado produciendo esto en mí mediante la Misa tradicional.

Se podría agregar tantos más a estos cinco testimonios. Podríamos resumir todas estas reacciones con las palabras de Dom Alcuin Ried, quien dice del usus antiquior: 

Sus exigencias producen en nosotros una respuesta. Encontramos que la sobriedad y belleza del ritual, el silencio en que hallamos espacio para orar internamente, la música que no trata de imitar el mundo o acariciar las emociones sino que nos desafía y nos facilita la adoración de lo sagrado, encontramos, en fin, que la experiencia de lo numinoso y de lo sagrado nos elevan y nos alimentan. Me impresionó tanto la solemnidad y belleza de la Misa que estallé en lágrimas. Este sabor a cielo, este tiempo fuera del tiempo, fortalecen mi corazón, frente a los rigores del Evangelio, como nunca nada lo ha hecho. Un nuevo mundo de tremendo significado y misterio. Desde hace mucho tiempo no he sentido esta paz y energía para trabajar bien. Sus exigencias producen en nosotros una respuesta.

Oh, vosotros que proponéis una Nueva Evangelización (incluido el Obispo Barron); oh, vosotros que montáis los pseudo-Sínodos de la Juventud; oh, vosotros, envejecidos vendedores ambulantes de trastos de antaño, ¿estáis oyendo? ¿Estáis oyendo el sensus fidelium, la vox populi Dei? “Quien tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Ap 2, 17).

[1] Pater Wallner prosigue con una ilustración de los sucedáneos de prácticas religiosas en que la gente trata de encontrar o crear para sí un sentido, tomando contacto con cosas que están “separadas” de lo cotidiano, tales como peregrinajes a la sepultura de personajes famosos, obsesiva dedicación a los deportes, culto de personalidades “estrella”, dramaturgia de películas y de festivales de rock, fervorosa dedicación a movimientos políticos, prácticas supersticiosas. Recomiendo vivamente esta breve conferencia ya que contiene valiosas intuiciones del curso que tomó el último medio siglo y de las perspectivas y peligros del presente. La recomiendo, en particular, a quienes trabajan con los jóvenes: léanla cuidadosamente.

[2] Véase, sobre este tema Noble Beauty, Trascendent Holiness [Noble belleza, santidad trascendente], cap. 10, «The Peace of Low Mass and the Glory of High Mass» [«La paz de la Misa rezada y la gloria de la Misa solemne»].

[3] Esta es una sorprendente confesión que me resulta verosímil: “encuentro que mis oraciones privadas son más devotas y solemnes que las de la Misa diaria en la forma ordinaria, que es, a su vez, más intensa y menos distractiva que la Misa dominical de dicha Forma”. El católico que rece a solas Laudes o Prima en la mañana adquirirá un más poderoso sentido de la devoción y de la solemnidad de una oración sobria y seria que el que encontrará en la Misa Novus Ordo, excepto en casos muy excepcionales. Y lo peor será la Misa dominical, o sea, será lo que está más lejos del espíritu de devoción y de oración.». 

SEVILLA: VIERNES 15 JUNIO MISA TRADICIONAL A LOS PIES DEL MONUMENTO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS EN SAN JUAN DE AZNALFARACHE

Nos es grato comunicarte que, el próximo viernes 15 de junio, antigua Octava del Sacratísimo Corazón de Jesús, por iniciativa del Grupo Joven Sursum Corda de Una Voce Sevilla, a las 20:00 h., rendiremos homenaje al Corazón divino con la celebración de la Santa Misa según el Rito romano-tradicional oficiada por el Rvdo. P. Pablo Diez Herrera (Delegado episcopal), en el altar principal situado a los pies del Monumento al Sagrado Corazón de Jesús, que se encuentra en San Juan de Aznalfarache (Sevilla).

 

Asimismo, tras la Misa, se realizará un Acto de Consagración y rezo de las Letanías al amable Corazón de Cristo. La entrada al recinto del Monumento se hará por la puerta principal de la Casa diocesana de Ejercicios Betania que se encuentra anexa al lugar -ver fotografía-, en la parte alta de la localidad.

 

Como medios de transporte recomendamos:

 

  • Metro – Línea 1 (Parada San Juan bajo). Frente a la estación y al otro lado de la carretera hay un ascensor gratuito que lleva directamente a escasos metros de la puerta principal de dicha Casa de Ejercicios.

 

 

  • Vehículo: Existe aparcamiento en las proximidades de la Casa de Ejercicios y en la explanada de la estación de Metro anteriormente referida.

 

Cogitatiónes cordis ejus in generatióne et generatione”

(Los pensamientos de su corazón persisten de generación en generación) Introito de la Misa.

 

 UNA VOCE SEVILLA

 

 

Puerta de entrada a la Casa de Ejercicios Betania, por donde se accede al recinto del Monumento al Sagrado Corazón.

Altar principal, al aire libre, a los pies del Monumento al Sagrado Corazón.

 

 

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