VIDEO: ¿ES VÁLIDA LA MISA TRIDENTINA?
A continuación, les ofrecemos el vídeo de una interesantísima entrevista al presidente de la Federación Internacional Una Voce , don Felipe Alanís, en el canal digital mejicano Mundo Católico tv, donde explica, entre otras muchas cosas, el sentido y validez que tiene al día de hoy en la Iglesia la celebración del tesoro espiritual que es la Misa tridentina o tradicional.
INFORME FIUV: «EL MODO DE RECIBIR LA COMUNIÓN»
Esta semana traemos a la web de Una Voce Sevilla otro interesante informe sobre liturgia tradicional publicado por la Federación Internacional Una Voce (F.I.U.V), en esta ocasión el nº3 de los denominados por ésta «paper position», dedicado al «modo de recibir la comunión», cuyo original en inglés puede consultarse aquí. Dicho texto fue preparado en el mes de abril de 2012 por la F.I.U.V., y ha sido traducido recientemente al español por la asociación litúrgica hermana Magnificat, de Chile. A continuación, el texto de dicho informe:
EL MODO DE RECIBIR LA COMUNIÓN
Los comentarios a este texto pueden enviarse a positio@fiuv.
Conclusión
10.La importancia de la actitud interior de humildad, recalcada por San Juan Pablo II, y la exigencia de un “gesto de reverencia” [37], no son sólo una cuestión de decoro ante la Presencia Real del Señor, por muy importante que esto sea. Más bien, la gracia recibida por quien comulga depende de su disposición, y el cultivo de la disposición correcta, la de humildad e infantil receptividad, se facilita por la recepción de rodillas y en la lengua. Como lo enfatizó Pablo VI: se trata de una “parte de la preparación necesaria para la recepción fructífera del Cuerpo del Señor” [38].
11.El valor de este método tradicional fue reiterado por la decisión de Benedicto XVI de distribuir él mismo la comunión en la lengua a los fieles durante las celebraciones pontificias. El comentario oficial a esta decisión menciona tanto la preocupación por la pérdida de partículas de la Hostia Consagrada como por aumentar entre los fieles la devoción a la Presencia Real de Cristo en el Sacramento de la Eucaristía [39]. Además, el método tradicional es llamado “un signo exterior” que “promueve la comprensión del misterio de este gran Sacramento” [40].
12.En el contexto específico de la forma extraordinaria del rito romano, la práctica exclusiva de recibir la comunión de rodillas y en la lengua va de la mano con la gran reverencia del sacerdote celebrante hacia el Santísimo Sacramento en dicha forma. Dos ejemplos de ello serían la doble genuflexión del sacerdote en la Consagración, y el mantener unidos el pulgar y el índice desde la Consagración hasta la purificación del cáliz. La recepción de la comunión en la mano crearía una dañina disonancia con otros elementos de la liturgia. El tema está bien expresado en la Instrucción Il Padre, incomprensibile(1996), dirigida a las Iglesias Orientales, sobre la importancia de continuar con el modo de recibir la comunión tradicional en esas Iglesias: “Aun si esto impide poner de relieve el valor de otros criterios, también legítimos, e implica renunciar a cierta expedición, cambiar el uso tradicional tiene el riesgo de incurrir en una intrusión no orgánica en el marco espiritual a que se refiere” [41].
[1] Federación Internacional Una Voce, Position Paper 1: El servicio del altar de hombres y niños.
[2] Pontificia Comisión Ecclesia Dei, Instrucción Universae Ecclesiae (2011), núm. 28.
[3] Instrucción Memoriale Domini (1969): “el Supremo Pontífice juzgó que la antigua forma de administrar la Comunión a los fieles no debía ser cambiada”.
[4] Ratzinger, J., El espíritu de la liturgia (Madrid, Cristiandad, 2001), p. 228.
[5] Lc. 22, 41 (durante la agonía en Getsemaní): “y se retiró de ellos la distancia de un tiro de piedra. Y arrodillándose, oraba” (et ipse avulsus est ab eis quantum iactus est lapidis et positis genibus orabat).
[6] Flp. 2, 10: “Al nombre de Jesús toda rodilla se doble” (ut in nomine Iesu omne genu flectet).
[7] Apoc. 5, 8: “Y cuando hubo abierto el libro, las cuatro criaturas vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero” (et cum peruisset librum quattuor animalia et viginti quattuor seniores ceciderunt coram agno).
[8] Ratzinger, El espíritu de la liturgia, cit., p. 228.
[9] En Occidente el desarrollo del arrodillarse para la comunión data de al menos el siglo VI: véase Schneider, A., Dominus est (Pine Beach NJ: Neman House Press, 2008) p. 27. [hay traducción española: Dominus est. Reflexiones de un obispo de Asia Central sobre la Sagrada Comunión, Ciudad del Vaticano, Libreria Editrice Vaticana, 2009]. Arrodillarse se hizo general y luego universal entre los siglos XI y XVI: Joseph Jungmann, The Mass of the Roman Rite: its origins and developments (trad. inglesa, New York, Benzinger, 1955), p. 376.
[10] Jungmann cita ejemplos de aproximarse a la comunión descalzos, haciendo una genuflexión y una reverencia tres veces repetida y besando el suelo, o el pie del sacerdote (The Mass of the Roman Rite, cit., II, p. 377-8).
[11] Juan Pablo II, Encíclica Ecclesia de Eucharistia (2003), núm. 48: “cum demissione centurionis in Evangelio”.
[12] Instrucción General del Misal Romano (2002), núm. 160.
[13] San Edrén el Sirio, Sermones in Hebdomada Sancta 4, 5: “Isaías me vio [Cristo] como vosotros me veis ahora extendiendo mi mano derecha y poniendo en vuestras el pan vivo”. Se hace referencia a la visión de Isaías del ángel que le tocó los labios con un carbón encendido (Isaías 6, 6-7).
[14] Bozestwennaya Liturgia Swjatago Apostoloa Iakowa Brata Boziya I perwago bierarcha Ierusalima (Roma, Grottaferrata, 1970) p. 151: “El Señor os bendiga, y os haga dignos con el toque de nuestros dedos puros de llevar el carbón encendido y ponerlo en la boca de los fieles […]”.
[15] San Gregorio Magno, Diálogos 3, c. 3: “después de que le puso el Cuerpo del Señor en la boca, esa lengua, que por largo tiempo no había hablado, fue desatada”. El contexto es la curación de un hombre enfermo, que posiblemente no podía ponerse la Hostia en la boca: era la lengua, entre otras cosas, que necesitaba curación. Con todo, el texto no indica sorpresa ante el hecho de que se ponga la hostia directamente en la boca del hombre.
[16] Concilio de Rouen, cap. 2: “que no ponga [el sacerdote] la Eucaristía en las manos de laico alguno, hombre o mujer, sino que él la ponga sólo en la boca con las siguientes palabras: “Corpus Domini et Sanguis prosit tibi ad remissionem peccatorum et ad vitam aeternan” (nulli autem laico aut feminae eucharistian in manibus ponat, sed tantum in os eius). Mansi 10: 1199 ss. Cfr. Jungmann, The Mass of the Roman Rite, cit., II, pp. 381-2.
[17] Jo. 13, 26-27: “Jesús respondió: es aquel a quien Yo dé el pan untado. Y untando el pan, se lo dio a Judas Iscariote, hijo de Simón. Y con ese bocado, Satán entró en él”.
[18] San Cirilo de Jerusalén, Mystagogical Catechesis, 5, 21 y ss.
[19] San Cirilo de Jerusalén, Mystagogical Catechesis, 5, 2.
[20] Tertuliano, De Corona, 3: “Nos duele que el pan o el vino, aun el nuestro, caiga al suelo”.
[21] San Jerónimo, In Ps, 147, 14: “hay peligro si algo cayera al suelo”.
[22] Orígenes, In Exod. Hom., 13, 3: “cuando recibas el Cuerpo del Señor, cuida reverentemente de que no caiga ni la más mínima partícula”.
[23] San Efrén, Sermones in Hebdomada Sancta 4, 4: “no piséis ni siquiera los fragmentos. El menor de estos fragmentos de este Pan puede santificar a millones de hombres […]”.
[24] En especial los cánones de la Iglesia Copta (Collationes canonum Copticae): “No permita Dios de que ninguna de estas perlas o fragmentos consagrados se adhiera a los dedos o caiga al suelo” (Denzinger, Ritus Orientalium, I, p. 95).
[25] Jo. 6, 12. Cf. Mt 14, 20 y 15, 37; Mc. 6, 43 y 8, 9; Lc. 9, 17.
[26] [Nota 6 al pie en Memoriale Domini]. Cfr. San Agustín, Enarrationes in Psalmos, 98, 9 (PL 37, 1264-1265).
[27] [Nota 7 al pie en Memoriale Domini]. Cfr. San Justino, Apologia, I, 66 (PG 6, 427), y San Ireneo, Adversus Haereses, 1, 4, c. 18 n. 5 (PG 7, 1029-1029).
[28] [Nota 9 al pie en Memoriale Domini].
[29] [Nota 10 al pie en Memoriale Domini] Cirilo de Jerusalén, Catecheses Mystagogicae, V. 21 (PG 33, 1126).
[30] San Juan Pablo II, Carta Dominicae Coenae (1980), núm. 11.
[31] Instrucción Redemptionis Sacramentum (2004), núm. 92, donde se reitera la respuesta de la Congregación para el Culto Divino a un dubium de 1999, registrada en Notitiae 35 (1999), pp. 160-161.
[32] Juan Pablo II, Carta Dominicae Coenae, núm. 11.
[33] Juan Pablo II, Carta Dominicae Coenae, núm. 11: “Pero no debe olvidarse el oficio primer de los sacerdotes, que han sido consagrados por su ordenación para representar a Cristo Sacerdote: por esta razón sus manos, igual que sus palabras y su voluntad, se han convertido en instrumentos directos de Cristo”.
[34] Oficina para las Celebraciones Litúrgicas del Supremo Pontífice: “Comunión recibida en la lengua y de rodillas” (2010) [el texto sólo está disponible en inglés: véase aquí].
[35] Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, IIIa q. 82, a. 3 c: “in reverentiam huius sacramenti, a nulla re contingitur nisi consacrata, unde et corporales et calix consecrantur, similitere et mabus sacerdotis, ad tangendum hoc sacramentum. Unde nulli alii tangere licet, nisi in necessitate puta si caderet per terram, vel in aliquo alio necessitatis casu”.
[36] Pío XII, Encíclica Mediator Dei (1948), núm. 61: “La liturgia de los primeros siglos es ciertamente digna de toda veneración. Pero los usos antiguos no deben ser estimados más adecuados o convenientes, ya sea en sí mismos o por su significado, para épocas posteriores y nuevas situaciones, sobre la mera base de que tienen el sabor y aroma de la antigüedad. Los ritos litúrgicos más recientes también merecen reverencia y respeto. Ellos también deben su inspiración al Espíritu Santo, que asiste a la Iglesia en cada época, hasta la consumación del mundo (Mt. 28, 20]. Ellos son igualmente recursos que la ínclita Esposa de Jesucristo usa para promover y procurar la santidad del hombre” (Haec eadem iudicandi ratio tenenda est, cum de conatibus agitur, quibus nonnulli enituntur quoslibet antiquos ritus ac caeremonias in usum revocare. Utique vetustas aetatis Liturgia veneratione procul dubio digna est; veruntamen vetus usus, non idcirco dumtaxat quod antiquitatem sapit ac redolet, aptior ac melios existimandus est vel in semetipso, vel ad consequentia tempora novasque rerum condiciones quod attinet. Recentiores etiam liturgici ritus reverentia observantiaque digni sunt, quoniam Spiritus Sancti afflatu, qui quovis tempore Ecclesiae adest ad consummationem usque saeculorum (cf. Mt. 28, 20) orti sunt; suntque iidem pariter opes, quibus ínclita Iesu Christi Sponsa utitur ad hominum sanctitatem excitandam procurandamque).
[37] Véase el párrafo 4.
[38] Pablo VI, Memoriale Domini.
[39] Oficina para las Celebraciones Litúrgicas del Supremo Pontífice, Comunión recibida en la lengua y de rodillas (2010).
[40] Oficina para las Celebraciones Litúrgicas del Supremo Pontífice, Comunión recibida en la lengua y de rodillas (2010).
[41] Congregación para las Iglesias Orientales, Instrucción Il Padre, incomprensibile”(1996), núm. 53.
ROMA 14-17 SEP.: CELEBRACIÓN X ANIVERSARIO SUMMORUM PONTIFICUM
Nos complace anunciarles que del 14 al 17 de septiembre de 2017 se celebrará en Roma el X Aniversario del Motu Proprio Summorum Pontificum de S.S. Benedicto XVI. Será una ocasión sin igual para peregrinar hasta la tumba de San Pedro y conmemorar tan importante evento para la Misa tradicional. Por todo ello, recomendamos su asistencia.
A continuación, publicamos por su interés el Comunicado de Prensa emitido por los organizadores del evento:
COETUS INTERNATIONALIS SUMMORUM PONTIFICUM
GIOVANI E TRADIZIONE
AMICIZIA SACERDOTALE SUMMORUM PONTIFICUM
Roma, 27 de noviembre de 2016
1.er domingo de Adviento
«¡Que la misa tradicional pueda florecer en la Iglesia!»
Esta exhortación, formulada por Mons. Sample, arzobispo de Portland, como conclusión de la última peregrinación internacional Populus Summorum Pontificum a Roma (27 al 30 de octubre de 2016), encontrará su mejor ilustración el año próximo, el 14 de septiembre de 2017, cuando el pueblo Summorum Pontificum se reúna ad Petri Sedem para festejar el décimo aniversario de la entrada en vigencia del motu proprio de Benedicto XVI.
El aniversario de la aplicación del texto mediante el cual Benedicto XVI ha liberado el misal de San Juan XXIII de las prohibiciones que pesaban sobre él es también el de todos los sacerdotes, religiosos y fieles que, desde entonces, han alimentado, enriquecido y renovado su fe según lo que se ha convenido en llamar la «forma extraordinaria del rito romano».
Por ello, después de consultar con la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, el Coetus Internationalis Summorum Pontificum ha decidido, de forma excepcional, adelantar las fechas de su peregrinación 2017: esta comenzará el jueves 14 y terminará el domingo 17 de septiembre de 2017.
La peregrinación comenzará el jueves 14 de septiembre de 2017 con el V Congreso Summorum Pontificum que organizará la asociación Giovani e Tradizione y l’Amicizia Sacerdotale Summorum Pontificum. Continuará los días 15, 16 y 17 de septiembre y, como todos los años desde su creación en 2015, el punto culminante consistirá en la procesión solemne que recorrerá las calles de Roma para conducir a los peregrinos a la basílica de San Pedro el sábado 16 de septiembre de 2017 donde se celebrará una misa pontifical.
CONTACTOS:
Facebook: Populus Summorum Pontificum
cisp@mail.com
Amicizia Sacerdotale Summorum Pontificum
www.giovanietradizione.org
VIDEO: LA SOBRECOGEDORA CELEBRACIÓN DE LA MISA TRADICIONAL POR EL PADRE PÍO
San Pío de Pietrelcina vivió en su cuerpo durante cincuenta años, por medio de los estigmas que laceraban su cuerpo, la Pasión de Jesucristo. Por este motivo, la Santa Misa, renovación incruenta del sacrificio del Calvario, era para el santo un momento de especial inmolación, sufrimiento y unión con Cristo, como puede verse en este vídeo en el que celebra de forma sobrecogedora Misa tradicional ante los numerosísimos fieles congregados.
Fuente: Religión en Libertad
SEVILLA: DOMINGO 29 ENERO MISA TRADICIONAL CANTADA
Nos complace anunciarles que próximo Domingo día 29 de enero, 4º después de Epifanía, se oficiará –D.m.- Santa Misa cantada según el Rito Romano tradicional, a las 10:30 horas, en el Oratorio de la Escuela de Cristo de Sevilla, sito en el Barrio de Santa Cruz.
Será interpretado en sus melodías gregorianas el propio de la festividad y el ordinario de la Misa de Angelis.
El servicio del altar y el canto correrán a cargo de la Escuela de Acólitos Servite Dómino y la Schola Laudate Dominum, respectivamente; ambas pertenecientes a nuestra asociación.
“Adoráte Deum, omnes Ángeli eius: audívit, et laetáta est Sion”
UNA VOCE SEVILLA
INFORME FIUV: «EL SERVICIO DEL ALTAR DE HOMBRES Y NIÑOS»
La Federación Internacional Una Voce ha comenzado a publicar en su web oficial unos interesante informes sobre liturgia tradicional y el Misal de1962, denominado: Position Paper. El primero de ellos es el dedicado al servicio del altar de hombres y niños, y ha sido traducido al español por la asociación litúrgica hermana Magnificat, de Chile, del original completo y en inglés que puede consultarse aquí. A continuación, el texto de dicho informe:
Position Paper 1
El servicio de hombres y niños en el altar
Sumario
La tradición de que en la Misa sean acólitos hombres y niños y de que se excluya a las mujeres es un caso específico de la “antigua tradición litúrgica latina” de cuyas “riquezas” ha hablado el papa Benedicto XVI. Su valor reside fundamentalmente en su relación con la enseñanza de la Iglesia, claramente expresada por el Papa San Juan Pablo II, sobre la complementariedad de los sexos en la economía de la salvación, enseñanza que está íntimamente conectada con la de que la ordenación de las mujeres al sacerdocio es imposible. Las mujeres representan, más perfectamente que los hombres, a la Iglesia en cuanto Novia; los hombres, más perfectamente que las mujeres, representan a Cristo como Novio, especialmente en el papel sacerdotal de Éste. Esta enseñanza se expresa no sólo en la ordenación al sacerdocio de los varones, con exclusión de las mujeres, sino también en el hecho de que quienes están más cerca del sacerdote en la acción litúrgica son exclusivamente varones. Esta distinción se refuerza por la asimilación del presbiterio de una iglesia con el cielo, siendo la liturgia que se desarrolla en el presbiterio una anticipación de la liturgia celestial, y con la asimilación de la nave del templo con la tierra, el lugar en que habita la Iglesia militante. Por este motivo, la práctica del servicio del altar por varones sirve para reforzar, enseñar y encarnar una verdad teológica fundamental, de acuerdo con el principio lex orandi, lex credendi.
Texto:
1.El tema del servicio de la Misa en la forma extraordinaria realizado por hombres y niños, con exclusión de las mujeres, ofrece un adecuado punto de partida a esta serie de artículos, ya que sobre este tema la Pontificia Comisión Ecclesia Dei se ha pronunciado [véase aquí el texto de la respuesta], con el peso de su autoridad, en favor del carácter obligatorio de las reglas vigentes en 1962. Además, es evidente que el permiso para que las mujeres sirvan la Misa en la forma ordinaria constituye no una política recomendada sino una concesión que se hace por “motivos específicos en determinados lugares” (como se dice en la carta de 1994 de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos)[1], y esta misma Congregación ha alabado explícitamente la “noble tradición de que sean niños los que sirvan de monaguillos”, costumbre que es “siempre muy apropiada” (carta privada de 27 de julio de 2001, citada en la Instrucción Redemptoris Sacramentum, núm. 47)[2]. Esto constituye una muy evidente instancia de una tradición, característica del misal de 1962 (como también de Misal de 1970, en su primera concepción) que el motu proprio se ha preocupado de preservar y fomentar.
2.La “noble tradición” de que sirvan la Misa hombres y niños, excluyendo a las mujeres, está apoyada, muy notablemente, por el canon 44 de la Colección de Laodicea, que data del siglo IV, como también por innumerables documentos posteriores. El valor de esta tradición no deriva sólo de su antigüedad: la preocupación de Papas y obispos por preservar esta tradición a lo largo de tantos siglos deriva de profundas consideraciones teológicas y pastorales.
3. La consideración pastoral mencionada por la Congregación del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos en los dos documentos ya citados es que la íntima colaboración del monaguillo con el sacerdote a menudo fomenta las vocaciones al sacerdocio. La citada Congregación manifiesta la preocupación de que esta fuente de vocaciones pueda verse afectada por la admisión de las mujeres al servicio del altar (un estudio estadístico atingente se contiene en el Apéndice a este artículo). Este problema pastoral es consecuencia de un tema de fundamento teológico, en el sentido de que, entendido el punto adecuadamente, los acólitos laicos substituyen a la tradicional orden de acolitado: ellos están conectados simbólicamente, y a menudo causalmente, con el estado clerical.
3.Las razones teológicas se refieren a la doctrina irreformable de la Iglesia de que sólo los varones pueden ser ordenados al sacerdocio. Esta enseñanza, enfatizada por San Juan Pablo II (Mulieris Dignitatem, de 1988, y Ordinatio Sacerdotalis, de 1994), se fundamenta en el papel, distinto y complementario, de los sexos en la economía de la salvación.
4.Al comienzo de Mulieris Dignitatem, San Juan Pablo II nos recuerda el principio de que “[l]a gracia jamás desconoce o anula la naturaleza, sino que más bien la perfecciona y ennoblece”[3]. El papel de los sexos en la Iglesia, como ha sido querido por Dios, no echa abajo la complementariedad que existe en las relaciones humanas sino que edifica sobre ella y sobre los especiales carismas de cada sexo[4], no obstante el daño causado por el pecado original[5]. San Juan Pablo II habla de la “disposición naturalmente esponsal de la personalidad femenina”, que se ejemplifica no sólo en el matrimonio sino también en la virginidad, como una forma de auto-donación[6]. Dios se relaciona con la Iglesia como el Novio con la Novia, una analogía que se encuentra especialmente en Efesios 5 y también en numerosos pasajes del Antiguo Testamento[7] .
6. Como sigue explicando San Juan Pablo II, en la Iglesia todo ser humano –varón o mujer- es la Novia en el sentido de que acepta el don del amor de Cristo Redentor, y procura responder a él con los dones de su propia persona[8].
7.De este modo, también la Santísima Virgen María puede ser descrita como “figura de la Iglesia”, según la frase de San Ambrosio[9] citada por Lumen Gentium[10] y reiterada en Mulieris Dignitatem[11]. San Juan Pablo II concluye que las mujeres tienen un papel profético en la Iglesia en la medida en que “hacen manifiesta esta verdad” de la relación de Dios con la Iglesia[12]. Esto tiene implicaciones para las religiosas, que pueden representar más perfectamente a la Novia Virgen, la Iglesia: como escribió San Juan Pablo II, “[e]sta dimensión esponsal, que es parte de toda vida consagrada, tiene un especial significado para las mujeres, que encuentran en ella su identidad femenina y, si se pudiera decir, descubren en ella su especial genio en su relación con el Señor[13]. Debemos considerar además, en relación con esto, que la Virginidad Consagrada es una vocación sólo de las mujeres.
8.La analogía de Novio y Novia tiene su corolario en la relación entre el clero y los Christifideles, y entre el presbiterio y la nave del edificio del templo. San Juan Pablo II cita Mulieris Dignitatem en su decisión sobre la imposibilidad de la ordenación de las mujeres[14]. Si las mujeres pueden representar perfectamente a la Iglesia como Novia, son los hombres los llamados a representar a Cristo, especialmente en su papel sacerdotal[15]. Y como reconocimiento del papel del sacerdote in persona Christi, se debe entender que los colaboradores y asistentes del sacerdote, sus instrumentos vivientes, por decirlo así, deben estar en el mismo lado de la analogía frente a los fieles cristianos, y esto está enfatizado por la antigua tradición de considerar el presbiterio de la iglesia como representativo del mundo celestial, y la nave, del mundo terreno. Como escribe el profesor P. Michel Sinoir: “El iconostasio [en Oriente] es simbólicamente el Cielo, y su liturgia, que anticipa la del Cielo, es celebrada sólo por miembros del clero. La nave es simbólicamente la tierra, la morada de los hombres y mujeres que se preparan para entrar en la gloria. Esto es, por analogía, el mismo misterio de Cristo-Novio, que renueva en el presbiterio su sacrificio, recibido con gratitud por la Iglesia-Novia que todavía peregrina aquí abajo[16].
9. Esto hace cobrar sentido a la antigua prohibición no sólo de que las mujeres sirvan el altar, sino de que estén presentes en el presbiterio durante la liturgia. Así, nos encontramos con que, en Musica Sacra (1958)[17], no se permiten en el presbiterio coros que incluyan mujeres, y en la edición de 1975 de la Instrucción General del Misal Romano se excluye del presbiterio a las lectoras mujeres[18].
10.Lo que está aquí en juego es, como era de esperarse, la representación litúrgica de los principios teológicos, según la máxima legem credendi lex statuat supplicandi[19]. Estos principios no sólo son reflejados en la liturgia, sino que son ilustrados, enseñados y, en su debido tiempo, asimilados por los fieles que asisten a ella: se puede decir que la liturgia encarna esos principios[20]. Es por esta razón que la preservación íntegra de la forma extraordinaria del rito romano tiene un especial valor, porque esta forma es la articulación litúrgica de un conjunto de principios teológicos que son propios de la Iglesia. La “noble tradición” del acolitado masculino proporciona a la Iglesia una presentación aprehensible de la enseñanza sobre el papel de los sexos en la economía de la salvación y sobre la relación de Cristo con la Iglesia semejante a la del Novio con la Novia, que a su vez refleja la relación de Dios con la Creación.
[1] Notitiae 30 (1994) 333-335.
[2] Notitiae 37 (2001) 397-399.
[3] Juan Pablo II, Carta Apostólica Mulieris Dignitatem (1988), núm. 5: «Sed gratia, seu Dei actio supernaturalis, nunquam naturam excludit, quin immo eam perficiet et nobilitat».
[4] Catecismo de la Iglesia Católica, núm. 2333.
[5] Sobre el pecado original, véase Mulieris Dignitatem, núm. 10.
[6] Mulieris Dignitatem, núm. 20: «Natura proin ac sponsalis inclinatio ipsius personae femeninae».
[7] Mulieris Dignitatem, núm. 23 menciona a Oseas, Jeremías, Ezequiel e Isaías.
[8] Mulieris Dignitatem, núm. 25.
[9] San Ambrosio, Expos. Luc. II, 7: PL 15, 1555.
[10] Concilio Vaticano II, Constitución Lumen Gentium (1964), núm. 63.
[11] Mulieris Dignitatem, núm. 27: «Mariam Nazarethanam Ecclesiae figuram» Cf. Juan Pablo II, Encíclica Redemptoris Mater (1987), núm. 44: «María es modelo y figura de la Iglesia» (exemplar ac typus Ecclesiae).
[12] Mulieris Dignitatem, núm. 29.
[13] Juan Pablo II, Exhoración apostólica Vita Consecrata (1996), núm. 34: Hanc in sponsali ratione quae precipua est omnis consecratae vitae, mulier, propriam quasi indolem detegens suae cum Domino coniunctionis, se reperit ipsa. Esto se podría traducir más literalmente así: «En este modo esponsal de pensar, que es la más importante consideración de toda vida consagrada, la mujer, al descubrir el carácter particular, por decirlo así, de su unión con el Señor, se encuentra a sí misma».
[14] Juan Pablo II, Carta Apostólica Ordinatio Sacerdotalis (1994), núm. 2.
[15] El Papa Benedicto XVI ha reiterado la identificación del sacerdote con Cristo como Novio de la Iglesia al explicar el significado y valor del celibato en el sacerdocio: “Esta elección [de celibato] tiene un primer y más importante significado de carácer nupcial: es una profunda identificación con el corazón de Cristo el Novio, que entrega su vida por su Novia” (Exhortación Postsinodal Sacramentum Caritatis [2007], núm. ). Cf. Juan Pablo II, Encíclica Redemptoris Mater, núm. 43.
[16] Sinoir, M., La question de l’admission des femmes au service de l’autel (París, Pierre Téqui, 1994), p. 26. La traducción al inglés ha sido hecha por el P. Brian Harrison OS.
[17] Pío XII, Instrucción de Musica Sacra et Sacra Liturgia (1958), núm. 100.
[18] Instrucción Genera del Misal Romano (1975), núm. 70.
[19] Pío XII, Encíclica Mediator Dei (1946), núm. 47.
[20] Cf. Cristopher Schönborn, Amar a la Iglesia: Ejercicios espirituales predicados en presencia del Papa Juan Pablo II (San Francisco: Ignatius Press, 1996), p. 205: «Y, con todo, cuán importantes son esos signos para “encarnar” la fe (en este pasaje se refiere a la orientación durante la liturgia)».