SIETE LECCIONES DE LA PEREGRINACIÓN TRADICIONAL A ROMA 2025

Después de la exitosa Peregrinación tradicional celebrada en Roma durante este año Jubilar, publicamos un interesante artículo del recomendado blog PAIX LITURGICA que nos muestra lo que ha significado su celebración para el futuro del rito Romano tradicional en la Iglesia.

El 24 de octubre de 2025 tuvo lugar en las instalaciones del Augustinianum de Roma el 10º Encuentro Pax Liturgica, celebrado en el marco de la XIV peregrinación Summorum Pontificum «ad Petri Sedem». Desde 2011, estos eventos reúnen a fieles de todo el mundo que desean rendir homenaje al papa Benedicto XVI, quien, tras tantos conflictos, puso en marcha el inicio de la paz litúrgica con la publicación de su motu proprio Summorum Pontificum. Hoy les presentamos siete lecciones que podemos extraer de ello.


Lección n.º 1: La juventud y la cantidad

«Las plazas de la ciudad se llenarán de muchachos y muchachas». Zacarías 8, 5

Nunca los organizadores de la jornada Pax Liturgica y de la peregrinación Summorum Pontificum habían tenido que hacer frente a tal afluencia. Desde la basílica de San Lorenzo in Lucina hasta la basílica de San Pedro, muchos fieles tuvieron dificultades para abrirse paso y en la basílica, tuvieron que sentarse en el suelo. En la procesión del sábado 25 de octubre, las fotos muestran en la Via della Conciliazione la juventud de los asistentes. Si bien el enviado especial permanente de La Croix en Roma, Mikael Corre, habla de cerca de un millar de fieles (la policía italiana estima por su parte que la columna de peregrinos ascendía a tres mil personas), no niega la juventud de esta multitud. Andrea Mattana, de 27 años, Hélène Frelon y Pauline Phelippeau, de veintitantos años, una familia de Lyon, todos ellos entrevistados por el diario francés, permiten hacerse una idea precisa del promedio de edad. Y más aún si comparamos con el jubileo de los equipos sinodales que coincidió con el evento, jubileo que reunió con dificultad, ese mismo fin de semana, a 2000 participantes que se suponía que venían de diócesis de todo el mundo. Cabe señalar, una vez más, al mirar las fotos del jubileo de los equipos sinodales, una edad media que va de las canas a la calvicie avanzada. La pastoral de las cifras tiene sus límites, lo admitimos de buen grado, pero hay que acabar con la idea de la que algunos no logran desprenderse: no, el universo tradicional no es un conglomerado de nostálgicos. Si lo miramos con sinceridad, lo que se trasluce es, por el contrario, su juventud y su dinamismo.

Lección n.º 2: La dimensión internacional

«Una gran muchedumbre de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas, estaba de pie ante el trono y ante el Cordero» Apocalipsis 7, 9.

Las 27 asociaciones comprometidas con la defensa de la liturgia tradicional dan testimonio de que el amor por el usus antiquior no tiene fronteras. Nada más falso que reducir el amor por la misa de San Pío V a meras preocupaciones franco-americanas. Durante esta 14ª peregrinación Summorum Pontificum, se pudo ver a marfileños, filipinos y brasileños cruzarse con españoles, nigerianos y alemanes. Desde Sierra Leona o Polonia, desde más allá del Pacífico o desde los confines del golfo de Bengala, todos los continentes estaban representados, formando una catolicidad en estado puro y ofreciendo una auténtica foto de familia de la Tradición, sin retoques ni recurso a la inteligencia artificial. Como expresó uno de los participantes: «¡El latín une!»


Lección n.º 3: El clero vuelve a estar presente

«He dado los levitas a Aarón y a sus hijos, de en medio de los hijos de Israel, para que presten el servicio en nombre de los israelitas en la Tienda del Encuentro» Números 8, 19

Hay que reconocer que un pontificado sustituye a otro. No se trata aquí de afirmar que León XIV entierra lo que Francisco pudo iniciar aquí o allá, en tal o cual ámbito. Hay que ser prudentes, y el vaticanista Jean-Marie Guénois no deja de puntualizar a sus lectores que no hay que sacar conclusiones precipitadas sobre la autorización de esta misa tradicional en la basílica mayor del Vaticano, en el altar de la cátedra de San Pedro. No obstante, la mención que hace el muy serio Washington Post sugiere un espíritu de distensión. En efecto, el diario estadounidense recoge las palabras de uno de los maestros de ceremonias papales, monseñor Marco Agostini: «El cardenal Burke tenía sin duda alguna el visto bueno de la cúpula: claramente, porque el Papa dijo: “Dejadles hacerlo”». Este bienvenido laissez-faire ha desinhibido legítima y afortunadamente a muchos clérigos, que acudieron en masa a rodear al cardenal Burke y asistir a la ceremonia. Mientras que en los últimos años los clérigos escaseaban para escapar de las críticas o las denuncias calumniosas, el sábado pasado fueron varios cientos los que acudieron.

Lección n°4 : La misa tradicional, un puente entre las diversidades eclesiales

«Hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo; diversidad de ministerios, pero es el mismo Señor; diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios que obra en todos» (1 Corintios 12, 4-6).

Mientras que la polarización es precisamente el mal que hay que combatir, esta misa tradicional ha ofrecido un gran soplo de caridad a todos los componentes implicados en esta celebración. En primer lugar, entre las comunidades que celebran según la liturgia antigua. Al igual que en las misas pontificias celebradas durante la peregrinación de Nuestra Señora de la Cristiandad a Chartres, la Fraternidad San Pedro, el Instituto de Cristo Rey y el Instituto del Buen Pastor, por citar solo estas congregaciones tradicionales, se reunieron con un mismo corazón para acompañar al cardenal Burke en el altar. Pero, sobre todo, en lo más alto de la jerarquía, se vio a cinco cardenales que, con su presencia, manifestaron su entusiasta apoyo a la promoción de la misa de San Pío V. El cardenal Burke, como celebrante, por supuesto, pero también el cardenal Zuppi, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, que ofició las vísperas el viernes 24 de octubre por la tarde. Jean-Marie Guénois no dejó de señalar que los abrazos amistosos y públicos del cardenal italiano con su homólogo estadounidense indicaban un cambio de clima. Como fuere, estos gestos de amistad del arzobispo de Bolonia no tenían nada que envidiar a los que compartió con el propio León XIV, cuatro días más tarde, a los pies del Coliseo, durante la clausura del Encuentro Internacional de Oración por la Paz. Otro prelado presente en la peregrinación fue el cardenal Brandmüller, siempre tan sonriente y alerta, que, a pesar de sus problemas de salud, insistió en asistir a la misa en San Pedro de Roma. El cardenal Sarah, por su parte, había acudido la víspera al coloquio Pax Liturgica para escuchar, en particular, la conferencia sobre la peregrinación Feiz e Breizh. Su presencia manifestaba así su interés por toda la labor de promoción del desarrollo de la liturgia tradicional en todo el mundo. Por último, el cardenal Simoni, albanés de 97 años que recibió la púrpura cardenalicia de manos del papa Francisco en 2016, condenado a muerte bajo el régimen soviético en 1963, pena que finalmente se conmutó por trabajos forzados durante casi 20 años, impresionó enormemente a los asistentes al pronunciar la oración de liberación a San Miguel en el corazón de San Pedro de Roma. ¡Un momento tan intenso como solo ocasiones como esta pueden ofrecer!

Lección n.º 5: Una investigación encubierta

«No siembres falsos rumores, ni te conciertes con el malvado para dar falso testimonio. No sigas a la mayoría para hacer el mal; ni te inclines en un proceso por la mayoría en contra de la justicia». Éxodo 23, 1-3

Durante el encuentre de Pax Liturgica, no pudo evitarse comentar el bombazo que sacudió Roma durante el primer trimestre de 2025: esto es, la filtración de una información que muchos ya habían intuido como muy probable, la encuesta a los obispos de todo el mundo sobre Summorum Pontificum, cuyos resultados debían justificar la publicación de Traditionis Custodes en 2021, fue probablemente falsificada. Lejos de caer en la teoría de la conspiración, Diane Montagna volvió, con pruebas que la respaldaban, sobre las ambigüedades de las conclusiones de esta encuesta. De los 3000 obispos de todo el mundo, 2000 respondieron y la mayoría de ellos expresó con claridad que se constataba una pacificación litúrgica como consecuencia de las reformas emprendidas por Benedicto XVI.

Lección n.º 6: La culuminación: la misa en la basílica de San Pedro

«Cuando se revestía de sus vestiduras de gloria y se adornaba con su esplendor perfecto, al subir al santo altar, llenaba de gloria el recinto del santuario» (Eclesiástico 50, 11).

¡El cielo en la tierra! Innumerables son los testimonios de los participantes en esta misa pontificia celebrada según el rito secular de la Iglesia. Todos quedaron asombrados, impresionados, conmovidos o sobrecogidos. Los curiosos y turistas bajaron instintivamente la voz y, entre ellos, muchos se unieron al recogimiento de la ceremonia. Las voces del coro de la basílica romana de Santa María de los Mártires, el gran arte del ceremonial, el canto gregoriano y la interioridad del rito no fueron en vano. Los sanpietrini, encargados del orden de la basílica, aunque al principio se vieron desbordados por la afluencia de público, que superó las previsiones iniciales, demostraron una dedicación ejemplar. El cardenal arcipreste de la basílica de San Pedro, Mauro Gambetti, se mostró muy atento con la organización de la peregrinación y se alegró de que se celebrara de nuevo la antigua liturgia en la basílica. Sin duda, las gracias divinas que se derramaron durante esta ceremonia serán importantes para el futuro.

Lección n.º 7: Summorum Pontificum, una referencia en materia de concordia

«Pedid la paz para Jerusalén: “¡Paz a los que te aman! Haya paz dentro de tus muros, en tus palacios calma”». Salmo 122, 6-7

Durante el sermón pronunciado por el cardenal Burke y que publicamos en nuestro correo n.º 1293, su voz tranquila dejaba entrever una suave determinación por hacer justicia a los beneficios espirituales de la liturgia tridentina. Sin reivindicaciones ni comentarios amargos, solo la constatación de una misa secular que hace bien a las almas. Un párrafo, entre otros, llamó la atención de los observadores: «Al tener el privilegio de participar hoy en el Santo Sacrificio de la Misa, no podemos evitar pensar en los fieles que, a lo largo de los siglos cristianos, se han encontrado con Nuestro Señor y han profundizado su vida en Él, gracias a esta venerable forma del rito romano. Muchos se han sentido inspirados a practicar una santidad heroica, llegando incluso al martirio. Aquellos de nosotros que somos lo suficientemente mayores como para haber crecido adorando a Dios según el usus antiquior no podemos evitar considerar cómo esto nos ha inspirado a mantener nuestra mirada fija en Jesús, especialmente en la respuesta a nuestra vocación en la vida. Por último, no podemos dejar de dar gracias a Dios por la forma en que esta venerable forma del rito romano ha llevado a la fe y ha profundizado la vida de fe de tantas personas que han descubierto por primera vez su incomparable belleza, gracias a la disciplina establecida en Summorum Pontificum. Damos gracias a Dios porque, gracias a Summorum Pontificum, toda la Iglesia llega a comprender y amar cada vez más el gran don de la sagrada liturgia tal y como nos ha sido transmitida, en una línea ininterrumpida, por la sagrada Tradición, por los apóstoles y sus sucesores. Gracias a la liturgia sagrada, nuestra adoración a Dios “en espíritu y en verdad”, Nuestro Señor está con nosotros de la manera más perfecta que existe en esta tierra. Es la expresión más excelente de nuestra vida en Él. Testigos hoy de la gran belleza del rito de la misa, seamos inspirados y fortalecidos para reflejar esta belleza en la bondad de nuestra vida cotidiana bajo la protección maternal de Nuestra Señora.» Sí, dejarse transformar por la rectitud doctrinal y el océano de lo sagrado que ofrece la liturgia tridentina, eso es lo que, en la caridad, podemos desear a nuestro prójimo.

Fuente: Paix Liturgica

El cardenal Burke celebrando Misa tradicional pontifical en el altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro (Vaticano)