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   El Escapulario del Carmen.

Memorial de las virtudes de la Virgen María.

Toda la vida humana está llena de signos y símbolos y sin estos, ésta no se podría concebirse, pues gracias a ellos nos  comunicamos y expresamos. Los que no vienen a ser más que revelación de nuestra interioridad: Un beso; la caricia de una Madre, un abrazo; la amistad de un amigo, una flor; un detalle de amor. Así como también; tenemos: banderas, escudos y uniformes que nos identifican y personalizan, creando incluso una identidad.

Como hombres tenemos necesidad de signos o símbolos que nos ayuden a entender y a vivir. Como cristianos tenemos a Ntro. Sr. Jesucristo; el gran don y al mismo tiempo signo eterno del amor del Padre. El estableció la Iglesia, ella misma como signo e instrumento de su amor. E incluso utilizó pan, vino, agua para remontarnos a realidades sobrenaturales que no vemos ni tocamos: constituyó signos capaces para dárnoslas verdaderamente, es decir los Sacramentos. En la celebración de los Sacramentos los símbolos (agua, aceite, pan, imposición de las manos, anillos) expresan y operan una comunicación con Dios, que se hace presente a través de tales cosas concretas y cotidianas. Además de los signos litúrgicos, existen en la Iglesia otros signos, ligados a un acontecimiento, a una tradición, a una persona; uno de ellos es el Bendito Escapulario de la Virgen del Carmen, que junto al  Santo Rosario y la Medalla Milagrosa constituyen los principales medios por los cuales expresamos nuestro amor a la Madre de Dios y a su vez Ella manifiesta su predilección por nosotros sus hijos.

En la Iglesia, que es la sociedad de los cristianos, las Congregaciones religiosas llevan su hábito como signo de su consagración a Dios y renuncia al mundo. Los seglares no pueden llevar hábito, ellos viven en el mundo, sin ser de el, pero los que desean asociarse a las comunidades religiosas en su búsqueda de la santidad suelen usar el elemento más representativo de estas; que en el caso de la Orden del Carmen es su Escapulario. Mientras que en la mayoría de las congregaciones religiosas, son los  fundadores quienes diseñan el hábito que han de llevar todos sus miembros, en la Orden del Carmen no ocurrió así.

Cierto es que los orígenes del Escapulario (Del latín: scapulāris,  que significa trozo de tela que cuelga de los hombros y cubre el pecho y la espalda.) fueron en un principio como delantal que cubriera el sayal del hábito durante los oficios manuales, preservando a este de toda mugre y suciedad,  pero que con el tiempo adquirió el sentido de ser la cruz de cada día que, como discípulos de Cristo se había de llevar sobre los  hombros. Elemento que luego mas tarde;  tomaría la Sma. Virgen María apropiándose de el y transformándolo en signo de pertenencia y consagración a su servicio al darlo a los Carmelitas. Desde entonces estos le han llevado como el hábito de la Virgen –parafraseando a Santa Teresa-  signo de la predilección maternal de Ntra. Sra. sobre toda la Orden del Carmen. San Alfonso Mª De Ligorio, doctor de la Iglesia, solía decir: "Así como los hombres se enorgullecen de que otros usen su uniforme, así Nuestra Señora está satisfecha cuando sus servidores usan su Escapulario como prueba de que se han dedicado a su servicio, y son miembros de la familia de la Madre de Dios." De ahí, que usar el escapulario sea un compromiso de vestirse, o sea imitar las virtudes que adornaron a la Sma. Virgen María. Y caso, ¿No son los las virtudes, alcanzadas en la observancia fiel de los mandamientos el suavísimo yugo de la cruz de Cristo que nos guían hacia el cielo? Es en verdad el Escapulario un escudo, defensa  y reposo contra las tentaciones y la mácula del pecado. Bien lo atestiguan santos como el Santo Cura de Ars o el P. Pío durante toda su acción pastoral. Otro ejemplo lo tenemos en lo sucedido al un día al venerable Francisco Yepes; hermano de san Juan de la Cruz, cuando se le cayó el escapulario. Mientras se lo ponía, el demonio aulló: "¡Quítate el hábito que nos arrebata tantas almas!". El demonio odia el escapulario porque no puede hacer nada contra quienes con fe le llevan, todos ellos han quedado bajo el amparo y la protección de la Inmaculada.

Ahora mientras los religiosos le exhiben flamante sobre su hábito, los seglares lo usan bajo la ropa. Aunque el escapulario fue dado a los Carmelitas, muchos laicos con el tiempo fueron sintiendo el llamado de vivir una vida mas comprometida con la espiritualidad carmelita y así se comenzó la cofradía del escapulario, donde se agregaban muchos laicos por medio de la devoción a la Virgen y al uso devoto del escapulario. Luego la Iglesia ha extendido el privilegio del escapulario a los laicos.

El escapulario, al ser un sacramental, no nos comunica gracias como hacen los sacramentos, pero por la fe y la invocación a la Virgen nos ayuda a alcanzarles. Las gracias nos vienen por nuestra respuesta de amor a Dios y de verdadera contrición del pecado, lo cual el sacramental debe motivar. Por tanto el Escapulario es : un objeto religioso dado por la Virgen, que la Iglesia ha aprobado como signo que nos ayuda a vivir santamente y a aumentar nuestra devoción. Los sacramentales deben mover nuestros corazones a renunciar a todo pecado, incluso al venial.

La nota histórica que introduce, la fiesta de la Virgen del Carmen; el 16 de julio, en el libro de la Liturgia de las Horas, hace esta presentación de la Orden del Carmelo: “ Las Sagradas Escrituras celebran  la belleza del (monte) Carmelo, donde Elías profeta defendía la pureza de la fe de Israel en el  Dios vivo. En el siglo XII se reunieron algunos eremitas en el mismo Monte, dando origen a una Orden de vida contemplativa, bajo el Patrocinio de Santa María, Madre  de Dios”.

Efectivamente, a finales del siglo XII un puñado de cruzados se reorganizan en el Monte Carmelo (Carmelo significa: viña de Dios) y en los inicios del siglo XIII reciben la Regla de San Alberto de Jerusalén. Por una Guía de Peregrinos, escrita entre 1220-1229, sabemos : “Más allá de la abadía de Santa Margarita, a la misma parte occidental de la Montaña, hay un  lugar muy bello y delicioso, en donde habitan los ermitaños latinos que se llaman Hermanos del Carmelo. En él han  construido una pequeña iglesia a Nuestra Señora”.Éste es pues el origen de la Orden y de la devoción a la Virgen del Carmen.

Muchos son los historiadores que han estudiado el tema del origen histórico del Escapulario. No todos, sin embargo, llegaron a las mismas conclusiones. El más serio y profundo ha sido, sin duda, el célebre teólogo P. Bartolomé F. Mª. Xiberta, carmelita y consultor del Concilio Vaticano II, que falleció en 1967 en Terrassa y cuyo proceso de canonización está  en curso en la archidiócesis de Barcelona.

El P. Xiberta encontró documentos que nos acercan hasta medio siglo de la fecha de 1251, la fecha tradicionalmente asignada a la aparición de la Santísima Virgen a San Simón Stock y, por tanto, de la promesa del Santo Escapulario. El que es uno de los más famosos  mariólogos de nuestro tiempo, el P. Gabriel M. Roschini, autor de la obra en dos tomos “La Madre de Dios  según  la fe y la teología”, ha dicho de las investigaciones del P. Xiberta : “Es  una monografía en verdad impresionante, digna de grandes y sinceros elogios. No puede pedirse un  trabajo más orgánico, más ordenado, más completo, más al día que éste, sobre el interesantísimo tema”.

En resumen, los datos son éstos: Simón Stock, inglés, sexto Padre General de la Orden, suplicaba todos los días a la gloriosa Virgen María que diera alguna muestra de protección  a la Orden. Eran unos momentos delicados para ésta, pues, expulsados de Palestina, se  estaban expansionando en diversos países de Europa. Además, la transformación jurídica de la Orden, de eremítica a mendicante – al  lado de los franciscanos y dominicos- no era aceptada por muchos. La oración favorita que San Simón compuso y recitaba era la Flos Carmeli :

 

Flor del Carmelo,                                Flos Carmeli

viña florida,                                       vitis florigera,

esplendor claro del cielo,                    splendor caeli,

virgen fecunda                                   virgo puerpera

y  singular: intacta de hombre,          singularis.

Oh tierna, Madre                                Mater mitis,

a los carmelitas                                  sed viri nescia,

protege tu nombre                              carmelitis

da privilegios,                                    da privilegia,

estrella del mar.                                 stella maris.

 

La respuesta de Santa María fue espléndida: “Se le apareció la Bienaventurada Virgen María – dice textualmente la antigua narración del s. XIV- acompañada de una multitud de ángeles, llevando en sus benditas manos el Escapulario de la Orden y diciendo estas palabras: “ Éste será el privilegio para ti y todos los carmelitas; quien muriere con él, no padecerá el fuego eterno; es decir, el que con el muriere, se salvará.”

Desde mediados del s. XIII hasta fines del s. XV la naciente devoción al Escapulario- una  parte del hábito, una tira ancha de paño con  un agujero en el centro para pasar por él la cabeza- se vivió en el seno de la orden. Pero pronto los carmelitas “agregan a su orden” compartiendo  con ellos su espiritualidad y privilegios, a los laicos que recibían el Escapulario y que, por el hecho de la imposición, entraban a formar parte de la Cofradía seglar del Carmen. Así, la familia carmelitana, ya casi nada más de nacer, estuvo formada por religiosos varones; y religiosas más o menos ligadas a la orden – hoy existen dos ramas de monjas contemplativas :las calzadas y las descalzas y más de setenta congregaciones femeninas, agregadas a las dos ramas masculinas. Hay, además, los seglares carmelitas, que son los Terciarios carmelitas y los mencionados cofrades.

Luego, años después,  vendría el Privilegio Sabatino, como prueba de la predilección  extraordinaria de María Santísima por el Carmelo . Este privilegio es una promesa que hizo  la Virgen cuando se apareció a Jaime Duesa; futuro Papa Juan XII, cuando era cardenal en Avignon-Francia. Y que consiste en la liberación del purgatorio el primer sábado (día que la Iglesia ha dedicado a la Virgen) después de la muerte por medio de una intercesión especial de la Virgen. Ya de Papa, este le proclamaría solemnemente en una bula o edicto que fue publicado el 3 de Marzo de 1322.   -“Después que salieran de este mundo mis de devotos, y entrasen en el purgatorio, Yo su Madre, descenderé el sábado después de su muerte y libraré a cuantos hallare en aquel lugar de expiación, trasladándoles al Monte Santo de la Gloria” … Como Madre de Misericordia, con mis ruegos, oraciones, méritos y protección especial, les ayudaré para que, libres cuanto antes de sus penas, sean trasladadas sus almas a la bienaventuranza". -había dicho la Madre de Dios-

Condiciones para que apliquen estas promesas:

1)- Haber recibido debidamente el Escapulario, es decir de manos de un sacerdote autorizado. Por una concesión del Papa Gregorio XVI en 1838, no es necesario inscribirse para ser agregado a la Cofradía.

2) -Usar el escapulario con fidelidad.

3)- Que una parte caiga sobre el pecho y la otra sobre la espalda.

4) Observar castidad de acuerdo al estado de vida.

5) Rezo del oficio de la Virgen  o las oraciones prescritas (oraciones y lecturas en honor a la Virgen) o rezar diariamente el rosario.

El Papa Pablo V confirmó en una proclamación oficial que se podía enseñar acerca del privilegio sabatino a todos los creyentes.

Durante la falsa y mal llamada reforma protestante, especialmente durante todo el siglo XVI, de tal manera creció y se propagó la devoción al Escapulario que se pudo decir que fue la devoción  más excelente del catolicismo que, en unión con el Rosario, se opuso al espíritu anti mariano, individualista y anti eclesiástico del protestantismo. Lógicamente este espíritu, que negaba la intercesión y mediación de la Virgen, cuando penetró en el seno de la Iglesia a través de los jansenistas, motivó una viva controversia contra el Escapulario. Pero también, indirectamente, sirvió para motivar a los teólogos fieles a la doctrina tradicional, a que estudiasen a fondo el privilegio del Escapulario y su doctrina fundamental. Los enemigos que lo atacaban decían que el uso del Escapulario favorecía una fe facilona, milagrera y aún supersticiosa.

En nuestros días, el capítulo octavo de la Constitución Dogmática de la Iglesia, Lumen gentium, del Concilio Vaticano II, que es todo un tratado de Mariología, dice en el n. 67:”Estímense las prácticas y ejercicios de devoción  a Ella, que han sido recomendados a lo largo de los siglos por el Magisterio”. No dice más, no especifica cuáles sean estas prácticas. Pero en  el Congreso Mariológico Internacional, el primero que se celebró después del Concilio Vaticano II, en Santo Domingo en 1965, el Papa Pablo VI precisó que: “entre estas devociones recomendadas, se han  de contar el Rosario mariano y el uso devoto del Escapulario del Carmen”.

Estas orientaciones del Magisterio, se han  mezclado por cierto en dos grandes devociones: el Rosario y el Escapulario del Carmen manifestadas mediante dos  grandes apariciones de la Virgen;  en Lourdes, Santa Bernadita Soubirut vió a la Santísima Virgen “más hermosa que nunca” el día de la Virgen del Carmen”, y, en la última aparición de Fátima, los pastorcillos vieron a la Virgen llevando el Escapulario. Sin lugar a dudas, es evidente que la Virgen  María quiere revelarnos de manera especial el escapulario. Lo que confirma Sor Lucia del Inmaculado Corazón al decirnos que sus  verdaderos hijos lo llevaran con reverencia y como pidió que los que se consagraran a Ella lo usaran como signo de dicha consagración.

Hoy el Escapulario es una devoción universal y, por eso, Juan Pablo II ha podido decir a los Superiores generales carmelitas: “El  rico patrimonio mariano del Carmelo se ha convertido con  el tiempo, mediante la difusión del Santo Escapulario, en un tesoro para toda la Iglesia”. Por eso, por mucho que los Carmelitas insistan acerca del Escapulario como algo propio suyo, que lo es, no deben olvidar que ya es patrimonio de todo el Pueblo de Dios.

 Resumiendo ¿Qué es exactamente el Escapulario? En sentido material es una de las piezas del hábito religioso. Pero, en sentido formal, es un  signo externo de devoción mariana, sobre todo de dedicación o consagración que uno hace de sí mismo a María y de la esperanza en   su protección maternal. Este signo externo es el pequeño escapulario de paño de lana ,marrón o negro, por todos conocido; un  hábito o vestido que se halla reducido a su mínima expresión.

   Concretamente, la imposición y el uso del Escapulario es un sacramental como ya lo hemos dicho un poco mas arriba. Es decir, un signo sagrado según el modelo de los sacramentos, por medio del cual se significan afectos, sobre todo espirituales, que se obtienen por la intercesión de la Iglesia y según las  disposiciones interiores. Lo propio de un signo, algo sensible, es significar una realidad invisible.  Lo invisible del Escapulario es la devoción a la Madre de Dios. Ésta,  como toda  devoción, para que sea auténtica, debe conformarse a la definición de Santo Tomás de Aquino: “ Una  sincera voluntad para seguir todo lo que conduce a la gloria de Dios y a su agrado”. Sincera voluntad, disposición pronta... La devoción reside, por tanto, en la voluntad. Lo externo : palabras, gestos, ejercicios devotos, medallas, imágenes, hábitos, etc. valen en tanto en cuanto son manifestación externa de una voluntad  sincera  de servir a Dios, en este caso por María y en María.

Por eso, la devoción a la Virgen que exhibimos por el Escapulario debe ser:

a) Interior: un sentido de amor y confianza en Ella como Madre nuestra. Debe ser como un aldabonazo de fe que nos recuerde que somos hijos de Dios.

b) Tierna: como  la actitud del niño pequeño hacia su Madre. ¡Ojalá que cuando nos entreguemos al sueño, o cuando nos quitamos o ponemos el Escapulario lo besemos con ternura!

 c) Constante: no es una devoción para ciertos días sólo, sino permanente. La permanencia del signo o símbolo, que se lleva alrededor del cuello de noche y de día, enseña la constancia en la vida mariana y en el abandono en su protección. Es como la alianza que llevan puesta siempre los esposos. No sólo  son las alianzas una señal, sino que estimulan constantemente la fidelidad y ayudan a vencer las tentaciones que se presenten contra ella en la vida ordinaria.

d) Desinteresada: los hombres, cuando nos aferramos a los bienes materiales con facilidad descuidamos los eternos. Abandonados a la protección de la Virgen, los devotos del Escapulario no confían más que en la protección de Dios, que se hace sentir especialmente cuando uno se acerca a Él por el camino más corto y seguro: María.

San Luis Grignion de Monfort, en su “Tratado sobre la verdadera devoción a la Virgen,” nos explica como toda consagración  auténtica se   dirige siempre a Dios. La consagración a María  no es más que un medio, un camino, una forma de pedirle a Ella que nos ofrezca a su Hijo ya que,  viniendo esta ofrenda a través de su Madre, Él la acogerá con mayor complacencia.

¡Bien! El uso del Escapulario decimos que debe ser desinteresado. Pero ¿no  parece que para muchos, pecadores habituales, el Escapulario es una especie de objeto mágico que ofrece barata la salvación? Sí, podría ser así... pero, de hecho, aún esos pecadores dan a María un cierto culto que es bueno: invocan a la Virgen, vencen el respeto humano ante un mundo paganizado, y lo hacen, no con presunción para permanecer impunes en el pecado, sino como tabla de salvación: conscientes de su debilidad e impotencia, pero confiando en el poder intercesor de Santa María. Ella, no cabe duda, se servirá de esto para irlos atrayendo hacia su Hijo. No en vano el Señor le dijo un día a Santa Catalina de Siena: “ Mi Madre es manjar dulcísimo con el que traigo a los pecadores”.

¡Llevemos el Escapulario! ¡Difundámoslo entre la gente, sabiendo explicar que su imposición y  su uso piadoso – el que libra de la condenación eterna- requiere una disposición, aunque sea mínima, de abandonarse a la protección maternal de la Madre de Dios, la que Cristo nos dio por Madre nuestra desde el árbol de la Cruz.

San Pío X, que predicó muchas veces sobre el Escapulario del Carmen, el 16  de diciembre del 1910, a petición de un obispo misionero en África, y para  que se extendiera más y más la devoción al Escapulario, vestido de María, concedió  que se pudiera cambiar por la medalla-escapulario – una medalla que tenga, por un lado, el Sagrado Corazón de Jesús,  y, por el otro lado, una representación de la Virgen; no tiene porque ser la del Carmen- con los mismos privilegios que el Escapulario de lana. Pero el Pontífice añadió: “Deseo vehementemente que los fieles continúen llevando el Escapulario de paño”.Un famoso predicador Paúl, en una audiencia con el Papa Sarto, recibió esta confidencia del Papa Santo: “Yo lo llevo siempre – y desabrochándose le mostró el escapulario de paño-. No te lo quites nunca. Yo concedí la medalla-escapulario para los negritos de África sin pensar nunca que se extendiera a Europa y América”.

Bien, el Papa es el Papa, pero el Espíritu Santo, que dirige la piedad del Pueblo de Dios, corre más que los Papas y  que toda la Iglesia institucional. Y lo cierto es que el uso de la medalla se ha hecho casi general. Yo pienso que esto responde a una manifestación creciente de la  Misericordia divina que cada vez es más condescendiente con sus hijos, los hombres. Por  tanto, no tengáis ningún escrúpulo en usar la medalla..., si bien es bueno, que si lo preferís, llevéis el escapulario de paño.

Es verdad  que el símbolo de ser un hábito es más claro en el escapulario de paño y, por eso, el acto de la imposición debe hacerse siempre con un escapulario de lana marrón o negra. Sin embargo, la medalla no deja de tener su simbolismo y de ser también el signo de la consagración a María. En la Roma pagana, los esclavos llevaban una cadena metálica al cuello. En ella constaba el nombre del dueño de dicho esclavo. El que lleva el Escapulario  - medalla o paño- , está proclamando ser siervo de María, de estar a su servicio,  de ser totus tuus,  todo  tuyo.

Al revestirnos con su propio hábito la Virgen María busca hacer fructificar en nosotros toda suerte de virtudes, como explica el carmelita P. Bartolomé Mª Xiberta: “No comprenderá el sentido pleno de la devoción y de las promesas del santo Escapulario, quien no perciba sus estímulos al ejercicio de las virtudes. Ya que asociándonos por la consagración a la vida de la Santísima Virgen María, nos amonesta continuamente a imitarla”.

¿Cuáles son las virtudes marianas que se dejan ver en el Escapulario? El Papa Pío XII hace una preciosa síntesis: “Reconozcan en este memorial de la Virgen un espejo de humildad y castidad; vean en la forma sencilla de su hechura un compendio de modestia y candor; vean, sobre todo, en esa librea que visten día y noche, significada con simbolismo elocuente la oración con la cual invocan el auxilio divino”. Así, quien se cubre con el Escapulario del Carmen, con el hábito de María, se reviste de fortaleza y de gracia y sonríe ante el porvenir (Prov 31, 25).

 

*Bibliografía utilizada: El escapulario del Carmen, signo de la consagración a María

Dr. Ignacio Segarra, pbro. 

Doctor en Derecho Canónico y  Doctor Ingeniero Industrial

Conferencia tenida en la Fundación Balmesiana (Barcelona) el 16 de mayo de 2001, festividad de San Simón Stock.

 

 

 

 

 

“Oh Reina y Madre de Misericordia, es realmente con la liberalidad de una Reina y el amor de la mas amable de las madres que dispensáis las gracias a todos los que a Vos recurren. Hoy pues me ofrezco a Vos, desnudo de méritos y virtudes, y por eso insolvente para con la justicia divina.

Oh María, tienes la llave del tesoro de las divinas misericordias: acordaos de mí pobreza y no me abandonéis en tan grande penuria. Sois tan liberal para con todos, y estáis tan acostumbrada a dar de lo que os piden; mostrad la misma generosidad con respecto a mí.

Oh madre de Misericordia, bien lo sé, es para Vos un placer y gloria ayudar a los mas miserables, y podéis ayudarlos mientras no se obstinen en el mal; pecador me confieso, pero, lejos de obstinarme, quiero mudar de vida; podréis entonces socorrerme. ¡Ah! ¡Socorredme y salvadme!

Hoy me pongo enteramente en vuestras manos: decidme lo que debo hacer para agradar a Dios, tengo la voluntad de hacerlo, y espero ejecutarlo con vuestra ayuda, oh María, mi Madre, mi luz, mi consolación, mi refugio, mi esperanza.”

 

San Alfonso Mª de Ligorio.

 

Carta: “Neminem profecto latet” de SS Pío XII sobre el Escapulario del Carmen.

El Escapulario del Carmen.

¿Qué es?

Es un signo externo de la devoción mariana, que consiste en la consagración a la Santísima Virgen María por la inscripción en la Orden Carmetinana, en la esperanza de su protección maternal. El distintivo externo de esta inscripción o consagración es el pequeño escapulario marrón, por todos conocido.

El Escapulario del Carmen es un sacramental, es decir según recuerda el Concilio Vaticano II; “un signo sagrado según el modelo de los sacramentos, por medio del cual se significan efectos sobre todo espirituales, que se obtienen por la intercesión de la Iglesia” (S.C. 60)

 

Indulgencias.

-Indulgencia plenaria:

*El día en que se viste el escapulario y se es inscrito en la Tercera orden o Cofradía.

*En las siguientes fechas:

 

16 de Mayo. Sancti Simonis Stock.

16 de Julio. Festum beatae Mariae Virginis de Monte Carmelo.

20 de Julio. Sancti Eliae Prophetae.

3 de Octubre. Sanctae Teresiae a Jesu Infante Virginia et  Ecclesiae Doctoris.

15 de Octubre. Sanctae Teresiae a Avila, Virginia et et Ecclesiae Doctoris.

16 de Noviembre. Festivitas omnium Sanctorum Ordinis Carmelitarum.

14 de Noviembre. Sancti Joannis a Cruce, Presbyteri, Confessoris et Ecclesiae Doctoris.

-Indulgencia  parcial:

*Por llevarle piadosamente cada día.

*Al besarlo o cualquier otro acto de afecto y devoción.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Honras a la Virgen según los deseos de su corazón? ¿Llevas el Escapulario?

Escríbenos cuanto antes y pídelo a nuestra dirección. Nosotros te lo haremos llegar cuanto antes:

 

Sociedad Pro Misa Latina

-Una Voce Cuba-

Apartado Postal Nº 1710. Matanzas 40100. Cuba

E mail: unavocecuba@yahoo.es

 

Promesas de la Virgen a los que visten su Escapulario:

 

 - “El que muera usando el Escapulario no padecerá del fuego del Infierno.”

 

-“Después que salieran de este mundo mis de devotos, y entrasen en el purgatorio, yo su Madre descenderé el sábado después de su muerte y libraré a cuantos hallare en aquel lugar de expiación, trasladándoles al Monte Santo de la Gloria”

 

(El sentido de esta promesa es que la persona que muera llevando el Santo Escapulario , recibirá de la Virgen Santísima, a la hora de la muerte la gracia de la perseverancia en el estado de justicia si esta en el, o, en caso contrario, la gracia de la conversión y de la perseverancia final.)

Estación a Ntra. Sra. la Virgen del Carmen.

Que han de rezar diariamente sus devotos, cofrades y terciarios.

 

1º.- Virgen Santísima del Carmen, , figurada en aquella nubecilla de Elías, derramad sobre mi alma copiosa lluvia de bendiciones, para que logre servir a Dios con buena voluntad. Amén. Padre Nuestro. Ave María.

2º.- Virgen Santísima del Carmen, cándida azucena del divino jardín, ayudadme a guardar la castidad exigida para participar de vuestros favores. Amén. Padre Nuestro. Ave María.

3º.- Virgen Santísima del Carmen ,resplandeciente estrella de la mañana, alumbradme en medio de las tinieblas del mundo para no naufragar en los escollos del pecado. Amén. Padre Nuestro. Ave María.

4º.- Virgen Santísima del Carmen, guarnecida torre de David, defendedme de todo peligro de alma y cuerpo. Amén. Padre Nuestro. Padre Nuestro. Ave María.

5º.- Virgen Santísima del Carmen, arca de la verdadera alianza, confiadme la gracia y amistad con vuestro Divino Hijo. Amén. Padre Nuestro. Ave María.

6º.- Virgen Santísima del Carmen, manantial de celestiales consuelo, librad según vuestras promesas a las almas de las penas del purgatorio.  Amén. Padre Nuestro. Ave María.

 

7º.- Virgen Santísima del Carmen, puerta abierta del paraíso, tendedme vuestra mano a la hora mi muerte para participar de vuestra gloria. Amén. Padre Nuestro. Ave María.

 Oración Final.

Flor fragante del Carmelo/ Y florida vid sagrada/Esplendor claro del cielo/ Singular virgen intacta/Madre de misericordia/

Y de varón preservada/Que dais a los carmelitas/Mil privilegios y gracias/Pues sois estrella del mar/Sed norte con que logremos/Si tu favor merecemos /A puerto seguro llegar. (se besa el Escapulario)

 

***

Virgen del Carmen, estrella del mar/ Mis ojos te vean antes de expirar/ Y contigo, Madre, llévame al cielo/ Para con Jesús gozar.

Los Papas y los santos hablan del Escapulario

 

-El Beato Papa Gregorio X,  fue enterrado con su escapulario solo 25 años después de la Visión del Escapulario. 600 años mas tarde cuando abrieron su tumba, su escapulario estaba intacto.

-El Papa Pío XII habló frecuentemente del Escapulario. En 1951, aniversario 700 de la aparición de Nuestra Señora a San Simón Stock, el Papa ante una numerosa audiencia en Roma exhortó a que se usara el Escapulario como "Signo de Consagración al Inmaculado Corazón de María" (tal como pidió la Virgen en Fátima).  El Escapulario también representa el dulce yugo de Jesús que María nos ayuda a sobrellevar. Y finalmente, el Papa continuó, El Escapulario nos marca como hijos escogidos de María y se convierte para nosotros (como lo llaman los alemanes) en un 'Vestido de Gracia".

-El mismo día que S. Simón Stock recibió de María el escapulario y la promesa, el fue llamado a asistir a un moribundo que estaba desesperado. Cuando llegó puso el escapulario sobre el hombre, pidiéndole a la Virgen que mantuviera la promesa que le acababa de hacer. Inmediatamente el hombre se arrepintió, se confesó y murió en gracia de Dios"

-San Alfonso Mª de Ligorio y San Juan Bosco tenían una especial devoción a la Virgen del Carmen y usaban el escapulario. Cuando murieron los enterraron con sus vestiduras sacerdotales y con su escapulario. Muchos años después cuando abrieron sus tumbas encontraron que sus cuerpos y todas las vestimentas estaban hechas polvo, sin embargo sus escapularios estaban intactos. El escapulario de San Alfonso está en exhibición en su Monasterio en Roma.

-San Alfonso Mª de Ligorio en las “Glorias de María,” (II,6) nos dice: “Por mi parte he procurado tomar todos los escapularios. Como los hombres tienen a honra que haya quien lleve su librea. Así María Santísima le agrada que sus fieles lleven puesto su Escapulario en señal de estar dedicados a su servicio y de pertenecer a la familia de la Madre de Dios.”

-San Pedro Claver, se hizo esclavo de los esclavos por amor. Cada mes llegaba a Cartagena, Colombia un barco con esclavos, se esforzaba por la salvación de cada uno. Organizaba catequistas, los preparaba para el bautismo y los investía con el escapulario. Algunos clérigos acusaron al santo de celo indiscreto. Sin embargo él continuó su obra hasta tener mas de 300,000 conversos.

-San Claudio de Colombiere: «Yo quería saber si María en realidad se había interesado en mí, y en el escapulario Ella me ha dado la seguridad más palpable. Sólo necesito abrir mis ojos, Ella ha otorgado su protección a este escapulario: 'Quien muera vestido en él no sufrirá el fuego eterno`.» Dijo también: "Debido a que todas las formas de amar a la Santísima Virgen y las diversas maneras de expresar ese amor no pueden ser igualmente agradables a ella y por consiguiente no nos ayudan en el mismo grado para alcanzar el cielo, lo digo sin vacilar ni un momento, ¡El Escapulario Carmelita es su predilecto!" y agrega "Ninguna devoción ha sido confirmada con mayor número de milagros auténticos que el Escapulario Carmelita". En un sermón sobre la Virgen del Carmen que predicó a los carmelitas de Lyon les dice: “No quiero lisonjearos; de ninguna manera se puede pasar de una vida licenciosa y desordenada a la vida eterna, sino por el camino de la sincera penitencia; pero ese sincero arrepentimiento en tal modo os lo sabrá facilitar la mas cariñosas de las madres. Cunado menos lo penséis hará brillar en vuestras almas un rayo de luz sobrenatural que de golpe os descubrirá el engaño. Si, a pesar de todas estas gracias, os obstináis en no cambiar de vida, si cerráis los ojos a tantas luces, en una palabra, si queréis morir en vuestro pecado…!en el moriréis! Pero no moriréis con el Escapulario. Vosotros mismos; si, vosotros mismos, antes de morir reprobados y con el santo habito, os despojareis de el.” A continuacion narra un ejemplo que lo confirma, y termina: “Quien tenga la dicha de expiar llevando el Escapulario, no perecerá del fuego eterno.” ( Oeuvres completes t.2 vol. 2. pg: 337-406)

 

Ejemplos Marianos:

Algunos de ellos están tomados de la obra: “El escapulario del Carmen.” del Padre José Luis de Urrutia. S. J.

Recomendamos el libro: “Prodigios  del Escapulario del Carmen” del P. Rafael Mª López Lemus o.c.  que  ilustra mas profundamente esta verdad. Se consigue fácilmente en: Apostolado Mundial de Fátima.  Gran Avenida, 35 Madrid  28041. España. E-mail: amfatima@auna.com

Son incontables los casos prodigiosos atribuidos a la intersección de la Virgen del Carmen, en cumplimiento de sus promesas al Escapulario. Escogemos algunas narraciones:

 

El ilustrísimo Sr. Bruguiere, Vicario de Cheng-ting-fu (China) misionero lazarista, contó, a su paso por Cambrai, el 23 de junio de 1894, este hecho del que fue protagonista: “Había ido -dijo- a un lugar del Vicariato a administrar la confirmación. Los cristianos me recibieron con todos los honores, a pesar de su pobreza. Me precedían diez hombres a caballo. Esta pompa deslumbró a los paganos. “El que pasa es el gran jefe de los cristianos, es su mandarín”, se decían entre sí.

Hacia el mediodía, en el momento de sentarme a la mesa, me avisan que una mujer pagana ha tenido conocimiento de mi llegada y quiere hablarme. “Hacedla entrar”, contesté con algo de curiosidad. No se hizo esperar, y se presentó, inclinándose hasta el suelo, y saludándome con los títulos de hombre grande y gran mandarín. Yo, que he vivido bastante tiempo entre los chinos, desconfié de esas zalamerías y atenciones excesivas y extravagantes, y así, con tono casi severo, le pregunte: ¿Qué quieres?

-Gran jefe, os suplico que me deis una autorización para que se me admita en el catecumenado de los cristianos.

-¿Cómo sabes tu que los cristianos tienen catecumenado?

-Gran jefe, esto sería muy largo de contar.

-No, no, habla-le dije yo-, que tiempo para escucharte.

Esta mujer, de naturaleza enfermiza, tenia un marido brutal y sin corazón, el cual cansado de cuidarla, le declaro que sucediera lo que sucediera, la dejaría morir. Cayó

 

enferma y la abandonó. Venía de tarde en tarde solo para observar el progreso del mal. La pobre mujer, desesperada, maldecía de todo y se hubiera quitado la vida.

Una cristiana conocida suya fue a visitarla y consolarla: -Pobre amiga, a nosotros el dolor no nos hace desesperar porque sabemos que Dios es testigo de nuestras penas y las recompensará. Además tenemos a la Virgen. ¿Por qué no la invocas tu? : “Virgen Santísima, ruega por mi, socórreme.”

Al salir, se quitó el escapulario y se lo colocó en el cuello a la enferma. Ésta al encontrarse sola, volvió a darse cuenta de su estado. Miró al escapulario y, sin mucha esperanza, suplicó: “Virgen Santísima, ruega por mí, socórreme”

Entonces le pareció ver a una Señora vestida de blanco con una corona en su cabeza, que entraba en la habitación y sonreía a la enferma. Le arregló la cama y puso en orden la casa. Los días siguientes siguió cumpliendo su oficio de enfermera.

Ya en franca convalecencia, oyó que le decía: -“Voy a separarme de ti, toma esta bebida y sanaras, y cuando estés buena, ve a visitarme a la ciudad. La realidad es que la enferma sanó el 5 de enero, día de mi llegada a la aldea.

Aquella mujer pagana me lo contaba con tal acento de sinceridad que accedí a su suplica y la admití entre los catecúmenos de la ciudad. Su mirada escudriñaba a todas las personas y registraba los rincones de la casa. Sus idas y venidas alarmaron a sus compañeras, que la denunciaron a la superiora, una hija de San Vicente de paul.

Llegó la Semana Santa. El sábado entraron los catecúmenos en la Iglesia. Yo celebraba de Pontifical. Al entonar el “Gloria in excélsis Deo,”  se descubren las imágenes y sale un grito del pueblo: ¡Miradla! ¡Miradla! ¡Miradla! Sí, es Ella. De pronto se produjo un gran desorden y la mujer que, venciendo todos los obstáculos, avanza hacia el presbiterio con los ojos y los brazos dirigidos hacia la imagen de la Virgen, que ocupa el centro del altar mayor. Yo con la mitra en la cabeza y el báculo en la mano, le salgo al encuentro: -“a donde vas?

-Mire la Señora que me sanó; voy a hablarle.

-Detente, -le dije- todavía no puedes entrar

Y la mujer se arrodilló en la gradas y mirando a la imagen, se puso a rezar con gran fervor. Al presente, 1884 –añadió el misionero-, es ya cristiana.

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La siguiente historia es verdadera. Fue publicada originalmente en un periódico alemán bajo el título de Seine Mutter Meine Mutter [Su madre y mi madre] por AM Weigl y traducido por Anna C. Pertsch.

 

Mi batallón era miembro de la Brigada de Irene. Estábamos a punto para avanzar. Después de pasar por Eindhofen, nuestros camiones y tanques pasaron por Uden. En la noche acampamos en una vieja granja cerca de Nijmegen. Detrás de la casa había una vieja bomba de madera rodeada de ladrillos. Esto ofrecía una buena oportunidad para un soldado para lavar el sudor y el polvo de horas de lucha. Usted puede imaginar que hicimos un buen uso de esa oportunidad.

Yo era uno del grupo, así que tiré la chaqueta al suelo y colgué el Escapulario en la bomba mientras me lavaba.

Una hora más tarde recibimos la orden de proceder a una milla y media más y ocupar una trinchera allí. Estábamos esperando ser capaces de obtener un sueño reparador en esa zanja. Estaba a punto de acostarme y me fui desabrochando el cuello cuando, para mi horror, me di cuenta de que ya no tenía mi Escapulario.

Nuestra Señora del Monte Carmelo sosteniendo el escapulario marrón

Había sido un regalo de mi madre. Lo tuve conmigo durante toda la guerra y ahora que nos acercábamos a la guarida del león ¿iba a ser privado de éste? Ir a buscarlo era impensable, así que traté de no pensar más en eso para ir a dormir. Me moví de lado a lado, y no pude conciliar el sueño.

A mi alrededor, mis compañeros dormían como troncos, aunque de vez en cuando caían balas peligrosamente cerca. Por último, fui superado por mi deseo de recuperar  mi escapulario y me escapé de entre mis compañeros.

No fue tan fácil pasar de la guardia, pero me las arreglé para hacerlo y corrí hacia el camino por donde habíamos venido. Estaba muy oscuro, pero sin embargo tuve buena suerte y en poco tiempo estaba de vuelta en la granja y en la bomba. Mis manos se deslizaban buscando por toda la bomba pero el Escapulario no estaba.

Estaba a punto de encender un fósforo cuando se oyó el ruido de una explosión terrible. ¿Qué iba a hacer? ¿Era ése el signo de un ataque enemigo? Tan rápido como pude, salí corriendo de vuelta a nuestra trinchera. Tal vez podría hacer algo para mis amigos allí.

Cerca de la zanja vi a los ingenieros ocupados en el trabajo eliminando a toda prisa los montículos de tierra y alambre de púas. En el mismo lugar donde mis compañeros habían estado durmiendo se abría una gigantesco hoyo. Antes de haber dejado esta trinchera, el enemigo había colocado una bomba de tiempo en ella y ésta había estallado durante mi ausencia. Nadie sobrevivió a la explosión. Si yo no hubiera salido a buscar mi escapulario, habría sido enterrado bajo los escombros también.

 

"Pensé que estabas ahí!"

 

 A la mañana siguiente fui a la cocina de campaña y me encontré con un soldado amigo.

 

Me miró con asombro y dijo: "Pensé que estabas en esa trinchera!"

 

Yo le respondí, igualmente sorprendido, "y yo pensé que tú habías sido enterrado ahí!"

 

Mi amigo continuó: "Yo estaba en la zanja, pero antes de irme a dormir, me puse a buscarte. Pero no te pude encontrar. El cabo me vio buscando alrededor, me preguntó qué quería. Cuando le dije lo que estaba haciendo allí, dijo: "Sea sensato! En vez de eso, vaya a esa posada cercana a buscarme una botella de agua: "Y mientras yo estaba en este encargo, se produjo la explosión."

 

Yo le respondí: "Bueno, yo también escapé por un pelo. Pero ¿por qué me estabas buscando a esa hora de la noche? "

“Para entregarte esto” , respondió él, y me entregó mi escapulario que había tomado de la bomba vieja.

"La devoción del escapulario del Carmen, ha hecho descender sobre el mundo una copiosa lluvia de gracias espirituales y temporales”

(Pío XII)

“Sea tu signo de consagración al Inmaculado Corazón de María, lo cual estamos particularmente necesitando en estos tiempos tan peligrosos" (Pío XII)

 

"Herejes modernos se burlan del uso del Escapulario. Lo desacreditan como una insignificancia vana y absurda."

San Alfonso Ligorio