ARTÍCULO: LA «RIGIDEZ» DE LA MISA TRADICIONAL PARA UN JOVEN CATÓLICO

A continuación, transcribimos del blog católico El Búho Escrutador, un interesante artículo aparecido en la revista Catholic Herald el pasado jueves 1° de diciembre:

 

«Sí, la misa tradicional es “rígida”; y este es un motivo por el que a nosotros los jóvenes nos encanta.

Por Paolo Gambi
En una entrevista publicada recientemente, el Papa Francisco dijo que estaba perplejo por los jóvenes que se sienten atraídos por la Misa tradicional latina. «Siempre trato de entender qué hay detrás de las personas que son demasiado jóvenes para haber vivido la liturgia preconciliar, pero que aún así la quieren», ha señalado. « ¿Por qué tanta rigidez?».

Como alguien que nació después de las reformas litúrgicas, pero prefiere la Misa antigua, creo que puedo responder a esta pregunta.

En primer lugar, la Misa tradicional es sencillamente más hermosa que la moderna: mejores ornamentos, cantos más solemnes, más reverencia. La belleza es un atributo de Dios. Si la belleza decae, se hace más difícil ver a Dios.

En segundo lugar, la Misa antigua proporciona un sentido más profundo de la identidad Católica. Actualmente en muchas parroquias la misa se ha convertido en algo demasiado similar a las celebraciones protestantes. Y si quisiésemos ser protestantes, fácilmente nos podríamos convertir.

En cambio, me gustaría volver al latín. El latín ha sido la lengua de los católicos occidentales desde el principio. Si la objeción consiste en que en el pasado era la lengua más hablada y ahora la gente no lo usa, entonces todas las misas deberían ser en inglés; o tal vez en chino. El latín no es sólo una lengua antigua; es un símbolo de nuestra identidad.

En tercer lugar, en cuanto a la rigidez, yo diría que la misa antigua es “rígida”de suyo, y eso es una buena cosa. Nosotros, la generación más joven, necesitamos cierta rigidez, rodeados como estamos por los sistemas de pensamiento débil y de “sociedades líquidas”. Si percibimos la Misa como algo rígido, compacto y riguroso, aquello puede ser atractivo. Si es algo meramente social, entonces tenemos mejores lugares sociales que frecuentar.

Si esto no te convence del valor imperecedero de la misa antigua, entonces ¿qué dirías de lo siguiente? Piensa en todos los santos que han sido formados por esta misa a lo largo de los siglos. Si los ha producido, no puede ser algo tan malo, ¿verdad?».

Artículo original: Catholic Herald.

Traducción de P. Fernández. (Las imágenes y destacados están tomados del mismo texto original)

 

LA ETERNA JUVENTUD DE LA MISA TRADICIONAL

HOMILIA OBISPO SCHNEIDER EN SEVILLA: LA SANTA MISA, NUESTRO DIVINO TESORO

Nos complace ofrecerles el texto íntegro de la bellísima y profunda homilía que pronunció Monseñor Athanasius Schneider, obispo auxiliar de Astaná (Kazajistán), ante más de dos centenares de fieles, durante la Misa prelaticia tradicional o en su Forma Extraordinaria que ofició el pasado Domingo 11 de Diciembre, III de Adviento o Gaudete, en la Iglesia parroquial de Santa Cruz de Sevilla (España), y fue organizada por la Asociación Una Voce Sevilla.

 

La Santa Misa: nuestro divino tesoro

Queridos hermanos en Cristo: En estos momentos participamos en la obra más santa, grandiosa, maravillosa y divina de toda la creación y en toda la eternidad: el Santo Sacrificio de la Misa. En sustancia, la Santa Misa es lo mismo que el Santo Sacrificio del Gólgota.

El célebre arzobispo Fulton Sheen dijo de la Santa Misa: «Hay ciertas cosas en la vida que son demasiado bellas para olvidarse. Tal el amor de una madre. Por eso guardamos su fotografía como un tesoro. El amor de los soldados, que se sacrificaron por su patria, es igualmente demasiado hermoso para ser olvidado. Y por eso reverenciamos su recuerdo en el Día de los Caídos. Pero la más grande bendición que jamás descendió a este mundo fue la visita del Hijo de Dios en forma y en hábito de hombre. Su vida, sobre todas las vidas, es demasiado bella para olvidarse; y por eso guardamos como un tesoro la divinidad de sus Palabras en la Sagrada Escritura y la caridad de sus obras en nuestras acciones diarias. Desgraciadamente, esto es todo lo que algunas almas recuerdan: concretamente sus Palabras y sus Obras; y sin embargo, siendo tan importantes, no son la mayor característica del Salvador Divino. El acto más sublime de la historia de Cristo fue su muerte. […] Él mismo nos dijo que había venido al mundo «a dar su vida para la redención de muchos». […] Si, pues, la muerte fue el momento supremo por el que vivió Cristo, eso fue precisamente lo único de lo que Él mostró deseo de que lo recordásemos. No pidió que se consignasen por escrito sus Palabras en la Escritura; no pidió que se recordase en la historia su bondad para con los pobres; pero sí pidió que los hombres recordasen su muerte. Y para que su recuerdo no fuese una narración arbitraria por parte de los hombres, Él mismo instituyó el modo concreto como había de ser conmemorada

Citemos una vez más a monseñor Fulton Sheen: «Por eso la Misa es para nosotros el acto cumbre del culto cristiano. El púlpito, en el cual se repite la palabra de Nuestro Señor, no nos une con Él; el coro, en que resuenan suaves melodías, no nos aproxima más a su cruz que a sus vestiduras. Un templo sin el altar del sacrificio no existe entre los pueblos primitivos y no tiene sentido entre los cristianos. Y así, en la Iglesia Católica el altar, y no el púlpito, o el coro, o el órgano, es el centro del culto; porque en él se celebra el memorial de su Pasión. […] La misa es por esta razón el más grande acontecimiento de la humanidad, el único Acto Santo que aparta la ira de Dios de un mundo pecador, porque levanta la cruz entre el Cielo y la Tierra, renovando así el momento decisivo en que nuestra triste y trágica humanidad pasó de repente a la plenitud de la vida sobrenatural

Si reconocemos y creemos verdaderamente todo lo que es cada Santa Misa, cada detalle del ritual de la Misa, cada palabra, cada gesto es importante, hondamente espiritual y lleno de sentido. Ya desde el momento en que entramos en una iglesia para participar de la Santa Misa, tenemos que tratar de elevar la mente y el corazón al Gólgota y a la liturgia celestial. El beato cardenal John Henry Newman escribió: «Sólo la Iglesia Católica es bella. Entenderíais lo que digo si vierais una catedral o una iglesia en alguna de nuestras grandes ciudades. El celebrante, el diácono y el subdiácono, los acólitos con cirios, el incienso, los cantos, todo apuntando a un mismo fin, a un solo acto de culto. Notas que realmente estás adorando; todos tus sentidos, ojos, oídos, el olor, todo te dice que se está llevando a cabo un acto de culto» (en palabras de White en la novela Perder y ganar, op. cit. p. 73).

San Juan María Vianney explicó la grandeza de la Santa Misa con estas palabras tan sencillas impregnadas de una fe muy profunda: «Todas las buenas obras juntas no son comparables al Sacrificio de la Misa, porque son obras de hombres, mientras que la Santa Misa es obra de Dios. El martirio no es nada en comparación, porque es el sacrificio en el que el hombre ofrenda su vida a Dios; pero la Misa es el sacrificio en el que ofrenda al hombre su Cuerpo y su Sangre. ¡Oh, qué grande es el sacerdote! Si se diese cuenta, moriría. Dios le obedece: pronuncia dos palabras, y Nuestro Señor baja del cielo al oír su voz y se encierra en una pequeña hostia. Dios mira el altar y dice: «Ahí esta mi Hijo amado en quien me complazco«. No puede rechazar nada ante los méritos de la ofrenda de semejante Víctima. Si alguien nos dijera: «A tal hora resucitará fulano», nos apresuraríamos a ir a verlo. ¿Y acaso la Consagración, que transforma el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Dios, no es un milagro mucho mayor que resucitar a un muerto? Si conociéramos el valor del Santo Sacrificio de la Misa, o mejor, su tuviéramos fe, deberíamos asistir a él con mucho más fervor».

Cada uno de los fieles, cuando se acerca al divino Cuerpo de Cristo en el momento de la Sagrada Comunión, no sólo debe manifestar al Señor la pureza interior del alma, sino también la adoración externa del cuerpo, y saludarlo de rodillas y con actitud de humildad y de infancia espiritual, abriendo la boca y dejando que Cristo, por la mano del sacerdote que actúa en su lugar, in persona Christi, le dé de comer. La verdadera grandeza se manifiesta al empequeñecerse . San Pedro Julián Eymard dijo: «¿No tendrá Jesucristo más derecho a nuestra adoración, puesto que mayores son sus sacrificios y más profundo su abatimiento? Para Él el honor solemne, la magnificencia, la riqueza y la belleza del culto católico. Dios fijó hasta los más menudos pormenores de culto mosaico, aunque no era más que una figura. Por el culto y el honor que se rinde a Jesucristo podemos conocer la fe de un pueblo. A Jesús Eucaristía todo honor; ¡es digno de él y le tiene perfecto derecho!» (Obras eucarísticas. La Presencia Real. Madrid 1963, pp. 135,136).

Queridos hermanos, recibamos al Señor de la Eucaristía con amor, con pureza de corazón, con actitud adorante, de rodillas y humildemente, abriendo la boca para recibir en la Sagrada Forma al Santísimo, al Rey del universo. Señor, cuando te tenemos en la Eucaristía, lo tenemos todo, y nada nos faltará. Amén.

+ Athanasius Scheneider (Obispo auxiliar de Astaná – Kazajistán)

 

SEVILLA: MISA PRELATICIA TRADICIONAL OBISPO SCHNEIDER DOMINGO 11 DICIEMBRE 12:00 H. PARROQUIA SANTA CRUZ

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SEVILLA: DOMINGO 11 DICIEMBRE OBISPO SCHNEIDER OFICIARÁ MISA PRELATICIA TRADICIONAL

schneider-2Les informamos que, el Domingo 11 de Diciembre, Monseñor Athanasius Schneider, Obispo auxiliar de Astaná (Kazajistán), oficiará –D.m.- MISA PRELATICIA SEGÚN EL RITO ROMANO TRADICIONAL O GREGORIANO, a las 12:00 horas, en el Oratorio de la Escuela de Cristo de Sevilla, sito en el Barrio de Santa Cruz.  

La Santa Misa será organizada por la Asociación Una Voce Sevilla. En los días previos a su celebración se darán más detalles al respecto.

Se ruega asistencia y difusión.

UNA VOCE SEVILLA

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CRÓNICA Y FOTOGRAFÍAS V PEREGRINACIÓN SUMMORUM PONTIFICUM A ROMA

v-peregrinacion-summorum-pontificum-2016-pilgrimageLa V Peregrinación Summorum Pontificum que debía iniciarse en el Monasterio de Nursia, comenzó en Roma, debido a los terremotos de esos días, que finalmente el Domingo produjeron el hundimiento de su Basílica. No obstante, Monseñor Alexander Sample, Arzobispo de Portland, celebró la Santa Misa con los monjes Benedictos tradicionales de Nursia.
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La apertura oficial de la peregrinación se realizó en la Parroquia de la Santísima Trinidad de los Peregrinos, en Roma, parroquia personal dedicada a la forma extraordinaria del Rito Romano por Benedicto XVI.
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El segundo día Su Eminencia Darío Cardenal Castrillón Hoyos (Presidente emérito de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei) celebró Santa Misa Pontifical en la iglesia de San Eligio, conmemorándose en ella el X aniversario del Instituto del Buen Pastor. Asistieron en coro Su Eminencia el Cardenal Burke, los Arzobispos Guido Pozzo (secretario de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei) y Alexander Sample (arzobispo de Portland), y Monseñor Marco Agostino (ceremoniero pontificio). Asistencia multitudinaria de sacerdotes y fieles.

 

 

Tercer día: tras la exposición del Santísimo Sacramento en la iglesia de San Lorenzo in Damaso, procesión hasta la Basílica de San Pedro. Santa Misa Pontifical celebrada por el Arzobispo Sample. Monseñor Guido Pozzo leyó un mensaje de Su Santidad el Papa Francisco, y Su Eminencia el Cardenal Levada (Prefecto Emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe) pronunció la homilía.
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Cuarto día de la peregrinación, clausura de la misma con la Santa Misa Pontifical en la Parroquia de la Santísima Trinidad de los Peregrinos, celebrada asimismo por el Arzobispo de Portland. Una peregrinación que ha contado también con la presencia de Monseñor Miserachs Grau, director de la Capilla Musical de la Basílica de Santa María la Mayor.
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DEO GRATIAS
Fuentes crónica y fotografías: Blog Catholicus y Acción Litúrgica.

ROMA: PROGRAMA V PEREGRINACIÓN INTERNACIONAL «SUMMORUM PONTIFICUM»

pupulos-summorum-pontificumDel próximo jueves 27 de octubre al Domingo 30 (solemnidad de Cristo Rey), tendrá lugar, D.m., la V Peregrinación Internacional «Summorum Pontificum« a Roma y Nursia (Italia), en consonancia con el Año Santo de la Misericordia convocado por el Papa Francisco, que tendrá como acto principal de los programados la Santa Misa Pontifical según el Rito Romano tradicional oficiada en la Basílica de San Pedro (altar de la cátedra de Pedro), por S. E. R. Mons. Sample, Arzobispo de Portland, con homilía del Cardenal William Levada, Prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

 

PROGRAMA

Nota: En letra cursiva, las actividades no oficiales de la peregrinación.

NURSIA

Jueves 27 de octubre de 2016
15:30 – Salida en autobús desde Roma (salida optativa desde el aeropuerto de Fiumicino; para más información, contactar a la agencia Via Sacra).
18:30 – Llegada a Nursia.
19:00 – Palabras de bienvenida del P. Claude Barthe, capellán de la peregrinación y del Rev. P. Cassian, OSB, Rosario meditado con el Rev. P. Cassian.
20:00 – Degustación de la cerveza de los monjes benedictinos.
20:30 – Cena en el restaurante Grotta Azzurra en compañía de Su Excelencia Reverendísima, Mons. Alexander K. Sample, Arzobispo de Portland (reservado a los peregrinos inscritos).

Viernes 28 de octubre de 2016
9:00 – Para quienes deseen ir caminando, salida hacia el monasterio de San Benedetto in Monte.
9:40 – Salida del ómnibus hacia el monasterio.
10:00 – Misa al aire libre celebrada por los monjes de Nursia en el monasterio de San Benedetto in Monte, con homilía de Mons. Sample, Arzobispo de Portland, Oregón. Al finalizar, refresco compartido con los monjes (traer suéter o chaqueta y calzado confortable).
13:00 – Salida de los autobuses de vuelta a Roma.
ROMA
Viernes 28 de octubre de 2016
16:00 – Llegada a Roma.
18:30 – Misa por el 10° aniversario del Instituto del Buen Pastor, celebrada por el S. E. R. el Cardenal Castrillón Hoyos. Iglesia de Sant´Eligio dei Ferrari.
20:00 – Procesión con antorchas hacia Santa Maria in Campitelli.
21:00 – Cóctel ofrecido por el IBP.
Sábado 29 de octubre de 2016
9:30 – Adoración eucarística en San Lorenzo in Damaso (confesiones).
10:30 – Procesión solemne hacia la Basílica de San Pedro, dirigida por Mons. Sample.
11:45 – Entrada por la Puerta Santa.
12:00 – Santa Misa Pontifical en la Basílica de San Pedro (altar de la cátedra de Pedro), celebrada por S. E. R. Mons. Sample; homilía del Cardenal William Levada, Prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe y obispo emérito de Portland; coro de los seminaristas del IBP.
14:00 – Buffet para los sacerdotes y seminaristas, ofrecido por Paix liturgique. (Palazzo Cesi, inscripción obligatoria).
17:00 – Conferencia musical y concierto de órgano, en la iglesia de Santa Maria dell’Orto (Trastevere), organizados por Chorabooks.com.
Domingo 30 de octubre de 2016
11:00 – Fiesta de Cristo Rey, celebrada por S. E. R. Mons. Sample, en la iglesia de la Santísima Trinidad de los Peregrinos (parroquia personal confiada a la FSSP).
Encuentre el lugar de las diferentes ceremonias en el mapa de google de la peregrinación.
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VIDEO: RECREACIÓN HISTÓRICA MISA EN EL S.XV

nlm-mastheadLa web norteamericana New Liturgical Movement ha publicado un interesantísimo video en el que se realiza una recreación histórica de la celebración de una Misa en una iglesia de una parroquia en Suecia, el 04 de octubre de 145o -el XVIII Domingo después de la festividad de la Trinidad-, según el sistema del año litúrgico utilizado en el norte de Europa en la alta edad media.

Algunas de las diferencias que aparecen en relación a la celebración de la Misa tradicional en el de hoy -que no son trascendentes-, pueden atribuirse a las muchas variantes y caprichos de la costumbre litúrgica medieval. La más obvia es el uso de una vestimenta roja en vez de verde en dicho tiempo litúrgico.

A continuación, traducimos al español un extracto de la introducción al video que a su vez ha sido traducida del sueco y publicada por dicha web norteamericana:

» Quinientos años atrás, el universo parecía mucho más comprensible que hoy por nosotros. Toda la existencia fue enmarcada por una serie de ceremonias y patrones de comportamiento que eran evidente para las personas de la época. Y el más importante de ellos fue la Santa Misa –  conjunto de palabras y acciones que rodean el misterio central de la fe cristiana: que Jesús se hace hombre nuevo en las criaturas del pan y el vino.
Hemos reconstruido una misa desde hace 500 años en una iglesia parroquial sueca, es decir, en la iglesia de Endre, una milla al este de Visby en Gotland. Nos imaginamos a nosotros mismos para participar en esta gran misa en un otoño el domingo a mediados del siglo XV. Son personas locales que participan en ropa típica por el tiempo, y hemos tratado lo más posible reconstruir en la diócesis de Linköping en aquel momento – puesto que Gotland perteneció a ése Diócesis-«.

Para consultar el artículo original y sus comentarios pinche aquí.

MAPA: EL AVANCE DE LA MISA TRADICIONAL EN EUROPA

34b2c0e0da9a23e99594e08f929e5e7fA continuación, gracias al mapa de google creado por la web Projet SP5-Usus Antiquor, les ofrecemos la posibilidad de conocer con detalle todos los lugares de Europa donde se celebra la Misa según la forma del Rito Romano tradicional o vulgarmente conocida como Misa en Latín. Asimismo, encontrarán datos más específicos sobre dicha celebración como su frecuencia, horario, sacerdote celebrante…etc.

Con ello, podremos comprobar el avance espectacular que está teniendo esta realidad eclesial en paises europeos como Francia, Alemania, Italia y Reino Unido, entre otros, desde la entrada en vigor -hace nueve años- del Motu Proprio Summorum Pontificum de Benedicto XVI.

Para consultar el mapa de la Misa tradicional en Europa pinche aquí.

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ARTÍCULO: LOS NIÑOS Y LA MISA TRADICIONAL

Escudo Asociación Liturgica MagnificatA continuación, les ofrecemos la traducción realizada por la redacción de la hermana web chilena Asociación Litúrgica Magnificat de un artículo de Peter Kwasniewski aparecido en New Liturgical Movement sobre la gran ayuda espiritual que presta la Misa de siempre en la formación religiosa de los niños.

 

Ex ore infantium: los niños y la Misa tradicional

Peter Kwasniewski

 
El tema de la relación de los niños con la Misa tradicional merece mucha más atención que, hasta donde yo sé, se le ha dado. Lo que me queda claro, por la experiencia que tengo con mis niños y los de algunos amigos que asisten con regularidad a esta Misa, es que, contra todas las predicciones de los liturgistas sobre la necesidad de que los niños tengan sus liturgias simplificadas que los nutran con miguitas del Evangelio, los niños no sólo disfrutan asistir a la Misa tradicional, sino que pueden llegar a cautivarse y encantarse con ella. Es algo bien sabido que ciertos niños que se han comportado como incontrolables erizos, una vez revestidos con sotana y sobrepelliz, pasan a integrar las filas de monaguillos y a comportarse como soldados; y que algunas niñas, una vez que se cubren la cabeza con un velo, se entregan a la oración de un modo tal que resulta edificante incluso para sus padres.
 
Como una tarea escolar, mi mujer pidió a nuestra hija que escribiera lo que pensaba acerca de la Misa a la que vamos los domingos (esto fue hace algún tiempo, cuando nuestra hija tenía nueve años). Aquí están las páginas manuscritas, junto con su transcripción.

«Reflexiones sobre la Misa tridentina.
He notado que la Misa tridentina es silenciosa durante un rato. También he notado que el sacerdote dice la mayor parte de las oraciones en la Misa tridentina, especialmente en la consagración.
Pienso que el silencio de la Misa tridentina es como las monjas carmelitas, que pasan en silencio la mayor parte del tiempo. También he notado que en la Misa tridentina el sacerdote reza la mayor parte del Padrenuestro.
Hay solamente dos liturgias que me hacen sentir como en el cielo, la tridentina y la bizantina. Me gustan igual la Misa solemne y la Misa rezada. Me gusta la Misa solemne porque me gusta mucho cantar, especialmente el gregoriano. Y la Misa rezada porque hay mucho tiempo para rezar en silencio.
También el sacerdote dice el Amén por uno en la comunión.
Una pequeña oración mía: Sí, Señor, creo que estás presente en la Eucaristía y creo que estás conmigo en todos los santos sacramentos. Amén.»
 
¡Qué hermosos son estos sentimientos sencillos, sin afectación, nacidos directamente del corazón infantil que se encuentra con el misterio del Señor! “De la boca de los niños has formado una alabanza perfecta para vencer al enemigo y al rebelde” (Ps 8, 2). ¡Ojalá que más niños pudieran experimentar el canto y el silencio que ayudan al alma a sentir y a saber que el Señor está realmente presente entre nosotros!
 
Por cierto, soy el primero en admitir que traer los niños a la Misa tradicional, especialmente los bebés y los niños más pequeños que no pueden “seguir” la liturgia y que a menudo hacen muchísimo ruido y complican a sus padres, presenta una gran cantidad de desafíos. Aun así, no debiéramos subestimar la sutil formación de la psiquis que tiene lugar al exponer convenientemente a los niños al silencio saturado de oración, a los símbolos litúrgicos, al ceremonial de la Misa. Después de todo, si se comienza a formar el alma de los niños desde el momento mismo de la concepción por la música y las voces que oyen desde el interior del seno materno, ¿cuánto más no se formará, después de su nacimiento, su memoria, su imaginación, su intelecto, su voluntad, por la influencia del medio? ¡No subestimemos la necesidad de nuestros niños de exponerse a la sagrada liturgia en toda su exigente y gratificante plenitud, ni su capacidad, a lo largo del tiempo, de absorber esta plenitud y hacerla parte de lo que ellos mismos son!
 
En OnePeterFive se puede encontrar un par de artículos sobre “Cómo ayudar a los niños a comprender la Misa Tradicional” (Partes 1 y 2), donde se analiza el modo cómo los padres pueden ayudarlos en este proceso de gradual inmersión en la Misa de todos los tiempos, y cómo pueden “ganar tiempo” para los pequeños. Quisiera aquí expandirme sobre un punto específico mencionado en dichos artículos.
 
Antes de poder hacerlo en la iglesia, los niños deben practicar en la casa el estarse quietos. Los padres solemos cometer el error de querer corregir en la Misa un comportamiento inadecuado en ella, momento en que hacerlo resulta poco efectivo y torpe. La práctica durante un mes, más o menos, del rosario en familia puede enseñar a casi todos los niños a cómo estarse quietos, ya que en casa uno puede insistir en que se comporten como deben de un modo que no se puede hacer en Misa. El rosario es una oportunidad de practicar el estarse quietos y, para los niños algo más grandes, de arrodillarse, de manera que sus cuerpos se familiaricen con la disciplina de la oración formal, que les servirá directamente para la Misa. Quienes tienen familias grandes saben que es perfectamente clara la diferencia entre los niños a quienes se les ha dado tales oportunidades y los niños que no las han tenido.

El arte de estarse quietos… Algo que todos necesitan aprender
 
Relacionada con este arte de estarse quietos está la cuestión, más profunda, de inspirar a los niños el amor por la paz y tranquilidad, así como también el hábito de mantenerse ocupados en algo (es decir, de no tener que ser entretenidos sino de entretenerse solos). Para decirlo con franqueza, si nuestras casas se ven inundadas por el ruido de la televisión, del estéreo, de los libros electrónicos de alta voz y de otros estímulos auditivos, no se alimentará la quietud de alma necesaria para participar en la Misa tradicional. Tenemos gran necesidad de “ruidos naturales” y también de “tiempos de silencio” en el hogar. Una cosa que funciona bien en algunas familias es establecer una hora de silencio en algún momento después del mediodía, a fin de aclimatar a los niños a la necesidad (y, me atrevo a decir, a la posibilidad) de un lapso de tranquilidad en que cada cual tiene que mantenerse ocupado y en silencio. Difícilmente se puede exagerar la importancia de cosas como éstas: de otro modo, ¿cómo podrán los jóvenes católicos aprender a oír la “voz quieta, pequeña” (1 Re 19, 12) del Señor; cómo podrá preparase el terreno para la meditación y la contemplación características de la oración madura? Estamos hablando nada menos que de la educación en la conciencia de sí y de los otros, que es lo que define la interioridad y la relacionalidad humanas, y nos distingue de los animales del campo.
 
Como Maria Montessori lo supo y lo expresó tan bien, los niños pequeños tienen una habilidad innata para concentrarse. Desgraciadamente las modernas prácticas de los padres obstaculizan esta habilidad con la errónea idea de que los niños deben ser “entretenidos” y distraídos continuamente con toda suerte de estímulos artificiales. La creación es un mundo misterioso y maravilloso por sí mismo, y si se les da la oportunidad, incluso los niños muy pequeños pueden concentrarse en algo tan simple como sus propios dedos durante un tiempo mucho más largo que lo que un adulto creería posible. La mujer de uno de mis amigos grabó un vídeo de su hijo de ocho meses jugando con cubos durante más de veinte minutos. La clave de algo así es impedir que nada perturbe al niño que está concentrado.
 
Hace poco estuve escribiéndome con un padre que me contaba la experiencia de su familia en la transición desde el Novus Ordo a la Misa tradicional, y cómo ello los ha ayudado a todos a ser católicos más devotos. Debido a que lo que escribe es tan alentador para todos nosotros, compartiré aquí (con el permiso suyo) lo sustancial de sus ideas:

«Nuestra hija es en parte responsable de que asistamos ahora a una parroquia de la Fraternidad Sacerdotal de San Pedro. Ella se involucró en un programa para niñas en la Fraternidad y asistía a Misa todos los sábados. Comenzó a usar velo. A continuación me comentó cuánto la impresionaba la forma extraordinaria, y su incomodidad con el Novus Ordo (hacia aquel entonces, no había comentado con mis hijos sobre mi estudio del N.O. Nuestras conversaciones se referían solamente a los abusos litúrgicos). Luego, desarrolló su devoción por la Florecilla, y se volvió mucho más piadosa. Fue impresionante (es una niña normal: compite en Irish Step y tiene lecciones de equitación, y practica saltos con sus demás hermanos). Y así, fue en parte la sabiduría de una niña lo que nos trajo hacia la forma extraordinaria.

 
Estoy impactado por lo insensibles o simplemente ciegos que algunos católicos, aparentemente fieles, son frente a la Misa. Seguramente son personas mucho mejores que yo, como para poder nutrirse con una Misa de guitarras. Yo necesito, en realidad, todo lo que la Iglesia puede darme –todos los aromas y campanas- a fin de poder llegar al fin de la semana. El diablo tiene tantas vías de comunicación actualmente para transmitir su mensaje. Me da la impresión de que ya es tiempo que la Iglesia comience a usar su artillería pesada…
 
Nuestra hija se dio cuenta de las diferencias a la temprana edad de 10 años, y dijo que se había enamorado de la forma extraordinaria. Y nos dijo también que, una vez que comenzó a usar velo, se hizo mucho más rezadora; sintió que se podía concentrar mucho más, sin distracciones. Además, sintió que podía imitar a María mucho mejor, porque a María se la pinta siempre con la cabeza cubierta. A menudo les digo a mis hijos hombres que su hermana nos ha de conducir al cielo.
 
Nuestros hijos varones también notaron la diferencia en la piedad del sacerdote. El mayor tiene catorce años y ahora ayuda a la Misa, y habla de la precisión de los movimientos del sacerdote, y como no permite que sus ojos se alcen más alto que la barandilla del comulgatorio cuando se vuelve hacia el pueblo. También se ha impresionado con el modo cómo el sacerdote prepara la Misa, y cómo se dedica a su acción de gracias inmediatamente después que la dice. Nada de socializar después de la Misa.
 
Hubo un buen artículo en la última edición de Adoremus, en el que un sacerdote describía su experiencia en un colegio católico de Chicago donde se les enseñaba canto gregoriano desde el primer curso. Pienso que tal formación es verdaderamente posible para los niños pequeños. Pienso también que la forma extraordinaria no está más allá de su capacidad, aunque creo que los padres debieran comprometerse más con la explicación del significado de cada rito: es algo que, para los niños, resulta perfectamente vivo. A nuestro hijo de 11 años le gusta seguir la Misa con el Misal Campion. Además, trato de explicarles las lecturas y los Propios la noche anterior en la mesa. Así pues, creo que la forma extraordinaria nos exige más, pero son exigencias que valen la pena.»
 
Padres, no tengan temor de comprometerse con estas exigencias, y no se desalienten por los desafíos y fracasos. Sus esfuerzos serán recompensados. Los sacerdotes que celebran la Misa tradicional les agradecen por hacer que esta profunda educación y santificación esté al alcance de nuestros niños. Sacerdotes que todavía no celebran la Misa tradicional o no lo hacen en público: por favor consideren qué torrente de gracias y de verdad derrama sobre el Pueblo de Dios –comenzando por los más pequeños- esta venerable forma del rito romano. “Dejen que los niños vengan a Mí y no se lo impidan, porque a los que son como ellos pertenece el reino de Dios” (Lc 18, 16).

Nota de la Redacción: todas las fotografías están tomadas del artículo original.

MONS. LAISE: LA MISA DE SAN PÍO V ES UN TODO, LITÚRGICO, ESPIRITUAL, TEOLÓGICO Y MORAL

monslaiseEn 1996, cuando la conferencia episcopal argentina decidió aplicar el indulto que autoriza la comunión en la mano, Mons. Juan Rodolfo Laise, obispo de San Luis (Aregentina), obtuvo de Roma la confirmación de que seguir distribuyendo en su diócesis la comunión en la boca no rompía la comunión episcopal. Veinte años más tarde, sus dos sucesores han mantenido esta santa práctica y el obispo de Oruro, Bolivia, Mons. Bialasik, de la Sociedad del Verbo Divino, acaba de aplicar un decreto similar en su diócesis.

Capuchino y devoto del Padre Pío, Mons. Laise, que acaba de cumplir 90 años, está hoy retirado en San Giovanni Rotondo, donde se desempeña como confesor del santuario. La web Paix Liturgique ha tenido la oportunidad de entrevistarlo en Roma, en la presentación del libro de don Nicola Bux sobre los sacramentos, publicado por ediciones Cantagalli, editores también del libro de Mons. Laise, «Comunión en la mano, documentos e historia», cuya edición italiana acaba de salir.

A continuación la entrevista de Paix Liturgique con Mons. Laise:

«1) Excelencia, ¿qué misa celebra todos los días?
Mons. Laise: ¿Actualmente? La misa de san Pío V. Todos los días a las 6 de la mañana cuando estoy en San Giovanni Rotondo. Es mi misa privada.

2) ¿Los fieles pueden asistir?
Mons. Laise: Desgraciadamente, entre los capuchinos de la comunidad que, en general, ya tienen cierta edad, no hay apertura hacia la liturgia tradicional. En cambio, entre los sacerdotes jóvenes que están de paso, hay algunos favorables. Sería bueno que hubiera una celebración pública para los peregrinos del santuario y estoy seguro de que los fieles responderían favorablemente, pero los tiempos no están todavía maduros desde el punto de vista de las autoridades. Por mi parte, pro bono pacis, celebro teniendo cuidado de evitar cualquier tensión.

3) ¿Cómo ha vivido la proclamación del motu proprio Summorum Pontificum de Benedicto XVI?
Mons. Laise: Por cierto, he sido muy sensible a Summorum Pontificum que ha restaurado y estimulado la celebración de la liturgia tradicional. La misa tiene siglos de historia. Cuando celebro en la forma ordinaria, retomo las oraciones de la forma extraordinaria, sobre todo en el ofertorio. Y el canon romano, por supuesto. Creo que este es el sentido en que el papa Benedicto XVI encaraba las dos formas de un mismo rito…

4) ¿Nota una evolución de la mens liturgica de los sacerdotes?
Mons. Laise: Es necesario hacer una distinción según las generaciones. Hay una actitud positiva en los sacerdotes jóvenes, actitud que suele surgir cuando han tenido contacto con un sacerdote gracias al cual han podido descubrir el misal tradicional. Así tienen acceso a todo un contenido espiritual y teológico que ignoraban y que sólo pide ser explorado y compartido. El contenido de la misa tradicional es más rico, más preciso que el de la misa moderna. La Santísima Virgen, san Miguel Arcángel y los santos apóstoles Pedro y Pablo están en todas las oraciones de la forma extraordinaria mientras que han desaparecido totalmente, o casi, de la forma ordinaria. Cuando yo celebraba con el misal nuevo, optaba siempre por la primera oración eucarística, el Canon romano.

5) ¿Qué recuerdo conserva de la misa que celebró en la basílica de San Pedro para la peregrinación del pueblo Summorum Pontificum?
Mons. Laise: Usted sabe, cuando uno celebra, y es una de las gracias de la forma extraordinaria, uno está totalmente absorbido por el misterio. Entonces, los recuerdos que tengo son los que me transmiten las personas que estaban presentes y que me agradecen porque estaban muy contentas con tan bella ceremonia.

6) ¿Usted ha sido ordenado sacerdote con la forma extraordinaria y para ella?
Mons. Laise: ¡Desde luego, en 1949! He celebrado durante 20 años, incluso en Roma, donde estudié en la Gregoriana. La he celebrado hasta la reforma de Bugnini, quien ha traicionado el pensamiento de los padres conciliares. Y quizá el de Pablo VI. En todo caso, es lo que me deja pensar el ejemplo de la comunión en la mano, que Pablo VI no quería, como lo ha manifestado en la instrucción Memoriale Domini, pero que los obispos alemanes y franceses han impuesto.

7) ¿Y su ordenación episcopal?
Mons. Laise: En 1971, por lo tanto con el nuevo rito. Cuando me convertí en obispo de San Luis, la reforma ya había sido aplicada. Y debo decir que no había problemas, porque, en esa época, en Argentina, respetábamos las rúbricas y celebrábamos con el espíritu de la liturgia anterior. No fue sino poco a poco como la situación se fue degradando. Por eso la comunión en la mano llegó tardíamente al país, en 1996.

8) ¿Cómo ve la situación actual?
Mons. Laise: Veo una dificultad que es la pérdida del latín. El latín ya no se enseña en las escuelas y aún menos en los seminarios, por lo cual incluso sacerdotes bien intencionados y dispuestos no llegan a hacer propia la forma extraordinaria.

9) ¿Ve algún signo positivo, a pesar de todo?
Mons. Laise: Los jóvenes. Tienen respeto por la liturgia, la aprecian y muchos se sienten atraídos por la forma extraordinaria, pero necesitan formarse. La misa de san Pío V es un todo: litúrgico, espiritual, teológico y moral. Hay que redescubrir cada uno de estos aspectos. Uno se da claramente cuenta de ello con el tema de la comunión: santo Tomás de Aquino enseña que Cristo está presente en la más mínima parte de la hostia consagrada, de allí el respeto debido al cuerpo de Cristo real y substancialmente presente en las sagradas especies, que condiciona la actitud de oración y adoración de los fieles. De modo que la comunión en la mano es inimaginable en la forma extraordinaria. Cuando se acepta una verdad, cuando se cree en ella, se vive en función de esta convicción, hay una coherencia entre la vida que llevamos y nuestra fe: no se puede vivir en contradicción con una fe auténtica, se hace todo lo posible para conformarse a ella. La misa tradicional es ejemplar en este sentido, por el rigor de su contenido teológico y espiritual, para redescubrir esta coherencia de vida que tanto necesitamos. Es la columna vertebral de la liturgia como el Catecismo de la Iglesia Católica es el resumen de nuestra Fe.

10) Los partidarios de la reforma litúrgica la han justificado, en parte, debido a los abusos que existían antes del concilio en la celebración de la liturgia tridentina; ¿usted observó estos abusos durante sus primeros años de sacerdocio?
Mons. Laise: ¡Sí, claro! Pero respondía más a abusos singulares y personales que a abusos generalizados. Me acuerdo que, muy joven, yo debía leer los avisos parroquiales mientras que el sacerdote decía las oraciones al pie del altar. Eso me chocaba. La misa requiere una gran concentración en las cosas de Dios, en el misterio de la Cruz, la Pasión y la Resurrección de Nuestro Señor. El celebrante debe evitar las ocasiones de distracción para él y para los fieles.

11) Mientras, por primera vez, una traducción italiana de su libro ha sido publicada en marzo, un obispo de Bolivia acaba de firmar un decreto para promover la comunión en la boca en su diócesis de Oruro: ¿qué opina Ud. de esta decisión?
Mons. Laise: ¡Ojalá que todos los obispos que se dan cuenta de la importancia de la comunión en la boca como reverencia que merece el Santísimo tuvieran la misma actitud que tuvo el obispo de Oruro! Ésta es la única forma de manifestar sinceramente con la palabra y con los hechos la fe en la presencia eucarística del Señor. Lamentamos que no se haga en la Iglesia hoy como lo ha manifestado el mismo Pablo VI en la Memoriale Domini, que la comunión debería ser siempre recibida en la boca. Así el obispo de Oruro confirma las palabras del Papa Pablo VI y me alegra.».

Mons Laise

Mons. Laise oficia Misa tradicional en el altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro durante la peregrinación anual Summorum Pontificum (Oct.15)

LAS REFLEXIONES DE PAIX LITURGIQUE

1°/ «No se puede vivir en contradicción con una fe auténtica, se hace todo lo posible para conformarse a ella. La misa tradicional es ejemplar en este sentido, por el rigor de su contenido teológico y espiritual, para redescubrir esta coherencia de vida que tanto necesitamos». Aquí se encuentra expresado el adagio lex orandi, lex credendi, aplicado por Mons. Laise a la obligación moral de vivir litúrgicamente en conformidad con la fe teologal.

2°/ Mons. Juan Rodolfo Laise es muy conocido por su lucha contra la comunión en la mano, por los daños que causa en la fe de los fieles. En 1996, de acuerdo con Roma, mantuvo la comunión en la boca en su diócesis de San Luis, no temiendo distinguirse así de la conferencia episcopal. Más tarde, publicó un libro sobre el abuso de poder que representa la generalización de la comunión en la mano por las conferencias episcopales, sin tener en cuenta la consulta a los obispos del mundo entero realizada a fines de1968. Dicho libro, publicado en español, inglés, polaco y francés, acaba de ser editado en italiano, enriquecido con un prefacio de Mons. Schneider y algunas reflexiones de Mons. Laise sobre la comunión espiritual.

3°/ Mons. Laise no teme presentarse como un partidario de la «reforma de la reforma», en el verdadero sentido del término. Es decir, hoy en día, celebra ordinariamente la misa tradicional, pero cuando celebra la misa nueva, la enriquece, eligiendo decir el canon romano como oración eucarística y agregando oraciones propias de la liturgia tradicional, en particular, las del ofertorio. Es sabido que el cardenal Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino, y el cardenal Burke, se han mostrado favorables a una autorización oficial para agregar en la forma ordinaria las oraciones de la confesión (llamadas oraciones al pie del altar) y las oraciones del ofertorio. Sin esperar tal autorización, muchos sacerdotes y algunos obispos ya practican, motu proprio podríamos decir, esta rectificación del rito nuevo.

4°/ Conocedor de la realidad, Mons. Laise ve, sin embargo, una gran dificultad para la extensión de la forma extraordinaria: la falta de conocimiento del latín, lo que motiva que algunos sacerdotes bien intencionados no logren asimilar la forma extraordinaria. Lo hemos afirmado varias veces: el obstáculo es real, pero no infranqueable. El carácter obligatorio del estudio del latín, que debería ser algo evidente en todas las casas de formación de la Iglesia «latina», figura en el canon 249 del Código de Derecho Canónico, que pide que los seminaristas «sepan bien la lengua latina». Los redactores de la instrucción Universæ Ecclesiæ –instrucción sobre la aplicación de Summorum Pontificum– eran conscientes de ello, como lo prueba el artículo 21 que trata sobre la forma extraordinaria en los seminarios: «Se exhorta a los Ordinarios a que ofrezcan al clero la posibilidad de adquirir una preparación adecuada para las celebraciones en la forma extraordinaria. Esto vale también para los seminarios, donde se deberá proveer a que los futuros sacerdotes tengan una formación conveniente en el estudio del latín y, según las exigencias pastorales, ofrecer la oportunidad de aprender la forma extraordinaria del rito.»
Fuente: Paix Liturgique (Correo 69)

EL CARDENAL SARAH Y LA LITURGIA DEL CONCILIO VATICANO II

Cardenal SarahComo continuación a nuestra última entrada sobre las recientes palabras del Cardenal Robert Sarah, Prefecto de la Sagrada Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, en las cuales ha realizado un llamamiento a sacerdotes y obispos para recuperar la orientación ad orientem o coram Deo en la celebración de la Santa Misa, transcribimos a continuación un mensaje del citado cardenal al congreso litúrgico Sacra Liturgia Conference (EE.UU), de 2015. En este mensaje, publicado en italiano por L’Osservatore Romano y traducido al español por la recomendada web de la asociación litúrgica chilena, Magnificat, el Cardenal Sarah ya propuso por entonces lo que ahora ha sido motivo de controversia: «es plenamente conforme con la constitución conciliar -Sacrosantum Concilium- y, además, oportuno, que durante el rito penitencial, el canto del Gloria, las oraciones y la plegaria eucarística todos, sacerdote y fieles, se vuelvan juntos hacia el Oriente, para expresar su voluntad de participar de la obra de culto y redentora llevada a cabo por Cristo. Este modo de proceder podría oportunamente ser introducido en las catedrales, donde la vida litúrgica debe ser ejemplar«.

Para una mayor comprensión de esta propuesta del Prefecto para el Culto Divino y Disciplina de los Sacrmentos, es interesante analizarla en el contexto en que es citado el párrafo anteriormente transcrito, pues lo que el Cardenal Sarah intenta con ello es volver al verdadero espíritu de la Constitución sobre liturgia del Concilio Vaticano II, Sacrosantum Concilium, partiendo del significado de su concepto clave, la participatio actuosa de los fieles, y del sentido teológico de la liturgia como obra de Cristo.

A continuación el mensaje íntegro del Cardenal Sarah:

«Silenciosa acción del corazón

Para leer y aplicar la constitución del Vaticano II sobre la Liturgia

Cardenal Robert Sarah

¿Se leerá después de cincuenta años después de su promulgación por el Papa Pablo VI la constitución del concilio Vaticano II sobre la sagrada liturgia? La Sacrosantum concilium no es en realidad un simple catálogo de “recetas” de reforma, sino una verdadera y propia Magna charta de toda acción litúrgica. El Concilio Ecuménico nos da en ella una lección magistral sobre el método. En efecto, lejos de contentarse con una aproximación disciplinaria y exterior a la liturgia, el concilio quiere hacernos ver lo que está en su esencia. La práctica de la Iglesia proviene siempre de aquello que ella recibe y contempla en la revelación. La pastoral no se puede desconectar de la doctrina. En la Iglesia “lo que proviene de la acción está ordenado a la contemplación” (cfr. N.° 2). La constitución conciliar nos invita a redescubrir el origen trinitario de la acción litúrgica. En efecto, el concilio establece una continuidad entre la misión de Cristo Redentor y la misión litúrgica de la Iglesia. “Como Cristo fue enviado del Padre, del mismo modo envió Él a los apóstoles”, de modo tal que “mediante el sacrificio y los sacramentos, en torno a los cuales gravita toda la vida litúrgica”, se realice “la obra de salvación”. (N.° 6) Actualizar la Liturgia no es otra cosa que actualizar la obra de Cristo. La liturgia es en su esencia actio Christi: “la obra de la redención humana y la perfecta glorificación de Dios” (N.° 5). Es Él el gran sacerdote, el verdadero sujeto, el verdadero actor de la Liturgia (cfr. N.° 7). Si este principio vital no encuentra acogida en la Fe, se corre el riesgo de hacer de la Liturgia una obra humana, una celebración que la comunidad hace de sí misma.

Por el contrario, la obra propia de la Iglesia consiste en entrar en la acción de Cristo, en hacerse parte en aquella acción respecto de la cual Él ha recibido la misión del Padre. En razón de ello “nos fue dada la plenitud del culto divino”, pues “su humanidad, en la unidad de la persona del Verbo, fue instrumento de nuestra salvación”(N.° 5). La Iglesia, cuerpo de Cristo, debe convertirse a su vez en instrumento de las manos del Verbo. Éste es el significado último del concepto clave de la Constitución conciliar: la participatio actuosa. Dicha participación consiste para la Iglesia en convertirse en instrumento de Cristo-sacerdote, para participar de su misión trinitaria. La Iglesia participa activamente en la obra litúrgica de Cristo en la medida en que es instrumento. En este sentido, hablar de “comunidad celebrante” no carece de ambigüedad y su uso requiere de verdadera cautela (cfr. Instrucción Redemptoris sacramentum, N.° 42). La participatio actuosa no debería ser comprendida nunca como la necesidad de hacer algo. En este punto la enseñanza del Concilio ha sido deformada con frecuencia. Se trata, por el contrario, de permitir que Cristo nos tome y nos haga partícipes de su sacrificio. La participatiolitúrgica debe en razón de ello ser entendida como una gracia de Cristo, quien“asocia siempre consigo a la Iglesia” (Sacrosantum concilium, N.° 7). Es Él quien debe tener la iniciativa y la primacía. La Iglesia invoca “como su Señor y por medio de Él rinde culto al Padre eterno”(N.° 7). El sacerdote debe por tanto convertirse en este instrumento que deja traslucir a Cristo. Como ha recordado recientemente nuestro Papa Francisco, el celebrante no es el presentador de un espectáculo, no debe buscar la simpatía de la asamblea poniéndose frente a ella como su interlocutor principal. Entrar en el espíritu del Concilio significa por el contrario cancelarse a sí mismo, renunciar a ser el punto focal. De modo contrario a lo que se ha sostenido a veces, es plenamente conforme con la constitución conciliar y, además, oportuno, que durante el rito penitencial, el canto del Gloria, las oraciones y la plegaria eucarística todos, sacerdote y fieles, se vuelvan juntos hacia el Oriente, para expresar su voluntad de participar de la obra de culto y redentora llevada a cabo por Cristo. Este modo de proceder podría oportunamente ser introducido en las catedrales, donde la vida litúrgica debe ser ejemplar (cfr. N.° 41).

 

Bien entendido, hay algunas partes de la Misa en las cuales el sacerdote, actuando in persona Christi Capitis, entra en diálogo nupcial con la asamblea. Mas este “cara a cara” no tiene otro fin más que conducir a un tête-à-tête con Dios, que por medio de la gracia del Espíritu Santo, se convertirá en un diálogo de corazón a corazón. El concilio propone así otros medios para favorecer la participación: “las aclamaciones de los fieles, las respuestas, el canto de los salmos, las antífonas, los cantos, además de las acciones, los gestos y la actitud corporales” (N.° 30). Una lectura demasiado apresurada y, sobre todo, demasiado humana, ha conducido a concluir que era necesario hacer que los fieles estuvieran constantemente ocupados. La mentalidad occidental contemporánea, modelada por la técnica y fascinada por los medios de comunicación, ha querido hacer de la Liturgia una obra de pedagogía eficaz y rentable. En este espíritu, se ha buscado hacer que las celebraciones sean algo distendido. Los actores litúrgicos, animados por motivaciones pastorales, intentan en ocasiones hacer una obra didáctica introduciendo en las celebraciones elementos profanos y propios del espectáculo. ¿No florecen acaso testimonios, puestas en escena y aplausos? Se cree así favorecer la participación de los fieles cuando de hecho se reduce la Liturgia a un juego humano. “Es cierto que el silencio no es una virtud, ni el ruido un pecado”, dice Thomas Merton, “pero el tumulto, la confusión y el ruido constantes de la sociedad moderna o en ciertas liturgias eucarísticas africanas son expresión de la atmósfera de sus pecados más graves, de su impiedad, de su desesperación. Un mundo de propaganda, de argumentaciones infinitas, de invectivas, de críticas, o simplemente de cháchara, es un mundo en que la vida no vale la pena de ser vivida. La Misa se convierte en un alboroto confuso; las oraciones en un ruido exterior o interior” (Thomas Merton, Le signe de Jonas, Ed. Albin Michel, París, 1955, p. 322).

 

Se corre el riesgo real de no dejar ningún lugar a Dios en las nuestras celebraciones. Incurrimos en la tentación de los hebreos en el desierto. Ellos intentaron crearse un culto a su medida y a su altura, y no olvidemos que acabaron postrados frente al ídolo del becerro de oro.

Es momento de escuchar al Concilio. La Liturgia es “principalmente culto de la majestad divina” (N.° 33) Tiene valor pedagógico en la medida en que esté completamente ordenado a la glorificación de Dios y al culto divino. La Liturgia nos pone realmente en la presencia de la trascendencia divina. Participación verdadera significa renovar en nosotros aquel “estupor” que San Juan Pablo II tenía en gran consideración (cfr. Ecclesia de Eucharistia, N.° 6). Este estupor sacro, este temor dichoso, requiere de nuestro silencio frente a la majestad divina. Se olvida a menudo que el silencio sacro es uno de los medios indicados por el Concilio para favorecer la participación. Si la Liturgia es obra de Cristo, ¿es necesario que el celebrante introduzca agregados propios? Se debe recordar que, cuando el Misal autoriza una intervención, ésta no debe tornarse en un discurso profano y humano, un comentario más o menos sutil sobre la actualidad, o un saludo mundano a las personas presentes, sino una sutil invitación a entrar en el Misterio (cfr. Instrucción General del Misal Romano, N.° 50). En cuanto a la homilía, ella misma es un acto litúrgico, que tiene sus propias reglas. La participatio actuosa en la obra de Cristo presupone que se abandone el mundo profano para entrar en la “acción sagrada por excelencia” (Sacrosantum concilium, N.° 7). De hecho, “nosotros pretendemos, con una cierta arrogancia, permanecer en lo humano para entrar en lo divino” (Robert Sarah, Dieu ou rien, p. 178). En este sentido, es deplorable que el sagrario en nuestras iglesias no sea un lugar estrictamente reservado al culto divino, que se entre en él con vestiduras profanas, que el espacio sagrado no sea claramente delimitado por la arquitectura. Como enseña el Concilio, Cristo está presente en su Palabra cuando ésta es proclamada, por lo que es igualmente dañino que los lectores no tengan una vestimenta apropiada que muestre que no pronuncian palabras humanas, sino una Palabra divina.

 

La Liturgia es una realidad fundamentalmente mística y contemplativa, y consiguientemente está fuera del alcance de nuestra acción humana; también la participatio es una gracia de Dios. Por lo tanto, presupone de nuestra parte nuestra apertura al misterio celebrado. De este modo, la Constitución dispone la comprensión plena de los ritos (cfr. N.° 34) y, al mismo tiempo, prescribe “que los fieles sepan recitar y cantar juntos, también en latín, las partes del ordinario de la Misa que les corresponde” (N.° 54). En efecto, la comprensión de los ritos no es obra de la razón humana entregada a sí misma, la cual, para ello, tendría que comprenderlo todo, entenderlo todo, dominarlo todo. La comprensión de los ritos sacros es aquella del sensus fidei, que ejercita la Fe viviente a través del símbolo y que conoce por sintonía más que por concepto. Esta comprensión presupone que nos acerquemos al Misterio con humildad. ¿Existirá el coraje de seguir al Concilio hasta este punto? Una lectura similar, iluminada por la Fe, es sin embargo fundamental para la Evangelización. En efecto, “a aquellos que están fuera, ella [la Liturgia] les muestra la Iglesia, como estandarte alzado frente a las naciones, bajo el cual los hijos de Dios que estén dispersos puedan congregarse”(N.° 2). La Liturgia debe dejar de ser un lugar de desobediencia a las prescripciones de la Iglesia. Más específicamente, no puede ser un lugar de laceraciones infligidas por unos cristianos a otros. Las lecturas dialécticas de la Sacrosantum concilium, las hermenéuticas de la ruptura en un sentido u otro, no son el fruto de un espíritu de Fe. El Concilio no ha querido romper con las formas litúrgicas heredadas de la Tradición, sino que, por el contrario, ha querido profundizarlas. La Constitución establece que “las nuevas formas se desarrollen, por decirlo así, orgánicamente a partir de aquellas ya existentes” (N.° 23). En tal sentido, es necesario que cuantos celebran según el Usus antiquiorlo hagan sin espíritu de oposición, sino en el espíritu de la Sacrosantum concilium. Del mismo modo, sería errado considerar la Forma Extraordinaria del Rito Romano como derivada de una teología diversa que no sea aquella de la Liturgia reformada. Sería también deseable que se insertase como apéndice de una próxima edición del Misal el rito penitencial y el ofertorio del Usus antiquior, a fin de subrayar que las dos formas se iluminan mutuamente, en continuidad y sin oposición.

Si vivimos en este espíritu, la Liturgia dejará de ser el lugar de las rivalidades y de la crítica, para hacernos participar finalmente de un modo activo de aquella Liturgia “que se celebra en la ciudad santa de Jerusalén, hacia la cual nos dirigimos como peregrinos, donde Cristo está sentado […] como ministro del santuario” (N.° 8).

Fuente: Magnificat

 

misa-ad-orientemMisa ad orientem celebrada por el Papa Francisco en la Capilla Sixtina del Vaticano

EL CARDENAL RATZINGER Y LA CELEBRACIÓN DE LA MISA ORIENTADA HACIA DIOS

Jubileo Benito-36En torno al debate suscitado por las recientes palabras del Cardenal Robert Sarah, Prefecto de la Sagrada Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el cual ha realizado un llamamiento a sacerdotes y obispos para recuperar la orientación ad orientem o hacia Dios en la celebración de la Santa Misa, en pos de volver a entronizar a Cristo en el centro de la celebración litúrgica, y la nota aclaratoria publicada posteriormente por la Sala de Prensa de la Santa Sede,  traemos a colación unas palabras clarificadoras del Cardenal Ratzinger, actual Papa emérito Benedicto XVI, sobre el asunto:

«La orientación de la oración común a sacerdotes y fieles (cuya forma simbólica era generalmente en dirección al este, es decir, al sol que se eleva), era concebida como una mirada hacia el Señor, hacia el verdadero sol. Hay en la liturgia una anticipación de su regreso; sacerdotes y fieles van a su encuentro. Esta orientación de la oración expresa el carácter teocéntrico de la liturgia; obedece a la monición: «Volvamos hacia el Señor«. (Prefacio a la edición francesa de Joseph Ratzinger –actual papa emérito Benedicto XVI- al libro de Monseñor Klaus Gamber, ¡Vueltos hacia el Señor, Ed. «Renovación», Madrid, 1996).

 

«Para el cristiano que asiste regularmente a la celebración de la liturgia, los dos efectos más obvios de la reforma litúrgica llevada a cabo por el Concilio Vaticano II parecen ser la desaparición del latín y la colocación del altar cara al pueblo. El que lea los textos más relevantes de la Constitución conciliar no podrá menos de extrañarse de que ninguno de esos elementos se encuentre literalmente en los documentos del Concilio. No cabe duda de que el empleo de las lenguas vernáculas está permitido, sobre todo en la liturgia de la Palabra, pero la regla general que precede al texto conciliar dice literalmente: «Se conservará el uso de la lengua latina en los ritos latinos, salvo derecho particular» (Sacrosanctum Concilium 36, 1). Sobre la orientación del altar de cara al pueblo, el texto no dice nada; ese detalle no aparece más que en las Instrucciones postconciliares. La directiva más importante se encuentra en el párrafo 262 de la Institutio Generalis Missalis Romani (Instrucción General sobre el nuevo Misal Romano), publicada en 1969, que dice así: «Es preferible que el altar mayor se encuentre exento, y no pegado a la pared, de modo que se pueda rodear fácilmente y celebrar el servicio divino cara al pueblo (versus populum)». Y la Instrucción General sobre el Misal, publicada en 2002, mantiene el texto inalterado, aunque añade una cláusula subordinada: «Lo cual es deseable siempre que sea posible». En muchos sectores, esta cláusula se interpretó como una manera de forzar el texto de 1969, para hacerle decir que, en adelante, era obligatorio colocar el altar de cara al pueblo, donde fuera posible. Sin embargo, esa interpretación fue rechazada el 25 de septiembre de 2000 por la Congregación para el Culto Divino, al declarar que el término expedit (= es deseable) no implicaba una obligación, sino que era sólo una sugerencia. La Congregación decía que la orientación material debe distinguirse de la espiritual. Aunque el sacerdote celebre versus populum, siempre tendrá que estar orientado hacia Dios por medio de Jesucristo (versus Deum per Iesum Christum). Los ritos, los signos, los símbolos y las palabras jamás podrán explicar de manera exhaustiva la realidad misma del misterio de la salvación. Por eso, la Congregación añade una advertencia contra cualquier postura unilateral y rígida en este debate.

Es una clarificación importante, porque da a entender lo que en las formas simbólicas externas de la liturgia es puramente relativo, y se opone al fanatismo que, por desgracia, ha sido tan frecuente en las controversias de los últimos cuarenta años. Al mismo tiempo, subraya el dinamismo interior de la acción litúrgica, que jamás podrá expresarse en su totalidad por medio de fórmulas puramente externas. Y esa orientación interior es válida tanto para el sacerdote como para el pueblo congregado; es una orientación hacia el Señor, es decir, hacia el Padre, por medio de Cristo, en el Espíritu Santo. De este modo, la respuesta de la Congregación aboga por un nuevo planteamiento más relajado en el que podamos encontrar la mejor manera de llevar a la práctica el misterio de la salvación. Y eso se conseguirá no con una condena recíproca, sino con una escucha atenta de los diversos pareceres y, lo que es más importante, con una apertura a la guía interna de la propia liturgia…» (Prólogo de Joseph Ratzinger –actual papa emérito Benedicto XVI- al libro de Uwe Michael Lang, Volverse hacia el Señor, Ed. Cristiandad, Madrid 2007, p 13-14).

 

Asimismo sobre el asunto, recomendamos la lectura del trabajo titulado: «¿La misa de espalda a lo fieles?», publicado en nuestra web y que puede descargar a continuación: LA MISA DE ESPALDA A LOS FIELES.J.M.Rodriguez

Y para terminar, publicamos algunas imágenes del Papa Francisco celebrando la Misa ad orientem o hacia Dios durante su pontificado, en concreto en la Capilla Sixtina y ante la tumba de San Juan Pablo II.

ARTÍCULO: EL MISTERIO DEL LATÍN

Pais_ECDIMA20150904_0017_21En esta ocasión, nos hacemos eco del interesante artículo sobre la Misa tradicional publicado el pasado 16 de mayo en el blog del diario EL PAÍS. Su autor, Rubén Amón, desde una «perspectiva agnostica» y cultural, nos narra su grata experiencia al asistir a una Misa «en latín» celebrada en Salzburgo (Austria).

A continuación, transcribimos el texto de dicho artículo:

El misterio del latín

Por: Rubén Amón

«Ayer me despertaron las campanas de la iglesia de San Sebastián en Salzburgo. Tanto tiempo sonaron y lo hicieron con tanta intensidad que atribuí al fenómeno el valor de una convocatoria. Me citaban las campanas. Me emplazaban a las misa de 9,30.

Conozco bien el templo de la Linzergasse porque su claustro aloja un cementerio de personajes ilustres. Ninguno tan enigmático como Paracelso. Ninguno tan sepultado de flores como Leopold Mozart, el padre del mesías. O como su otra hija, Nannerl.

Y no me gustan los cementerios. Ni me inspiran confianza las personas que encuentran en ellos sosiego y paz espiritual. «La pace dei sepolcri», objeta Posa a Felipe II cuando trata de recriminarle al rey las campañas militares contra los flamencos.

No me gustan los cementerios, pero tengo cariño al de San Sebastián. Una rosa siempre fresca, siempre viva, custodia la lápida de Paracelso. Como si el propio sabio suizo se las hubiera arreglado para recrear su leyenda de taumaturgo. Fue proscrito como un brujo y un curandero. Lo fue hasta que la propia Iglesia rectificó su diagnóstico. Igual que hizo la ciencia.

La Universidad de Salzburgo lo canonizó como a un clarividente y un pionero, aunque los honores no han alcanzado a atribuirle la transmutación del plomo en oro. Más difícil es convertir las cenizas en una rosa. Y la rosa de Paracelso -de la que hizo un cuento Borges- custodia su tumba como si la reanimara desde el más allá con el rocío.

Repicando y en misa estaba un servidor ayer. Porque acudí a la liturgia de las 9,30, no por razones de fe ni de costumbre, ni siquiera para implorar la curación de unos males en la garganta, sino porque el rito prometía un acontecimiento cultural.

Y lo fue. No ya por la instrucción musical de los salzburgueses. Por la cualificación del organista. Por la sensibilidad del coro aficionado. O por la voz de heldentenor que trasladaba el pater en el mascarón de proa del púlpito, sino por tratarse de un rito en latín, oficiado de espaldas a los feligreses, concebido según los criterios preconciliares.

La liturgia sugestiona el orden espiritual. La lengua muerta adquiere el impulso de la resurrección. Y deja en ridículo las razones prácticas que se han valorado en España para suprimir el latín y el griego de los planes educativos. No discuto la utilidad del chino. Lamento sólo que se pervierta el patrimonio cultural.

Y es una lástima que se haya degradado la resonancia metafísica del latín y que se haya profanado la liturgia con las contingencias parroquianas o parroquiales. Tanto se ha «acercado» la celebración, tanto se ha alejado el misterio. Se ha despojado a la misa de su proyección trascendental, de su esencia mistérica, no digamos ya cuando el patrimonio musical eclesiástico degenera en el estribillo del Señor, la barca, la orilla, Tú nombre y la búsqueda de otro mar, corrompiendo hasta la fe de los corazones más dispuestos.

Habla uno desde la perspectiva del agnóstico. Y de quien, no creyendo por hondas convicciones, acepta el placebo de la fe por el camino de la estética. Lo tiene escrito Thomas Mann en «La muerte en Venecia». La Belleza -en mayúsculas lo escribe Mann, en sentido aspiracional- es el camino del hombre sensible hacia el espíritu.

No se trata de entender la misa, sino de vivir el misterio. Y de aprovechar el oleaje de las lenguas antiguas para llegar a la tierra prometida. El Papa Ratzinger quiso demostrarlo cuando restauró la misa tridentina. Y lo malentendieron sus detractores. Pensaron que pretendía Benedicto XVI restaurar el Antiguo Régimen. Y nunca supieron que la ópera favorita del papa alemán era el «Don Giovanni» de Mozart».

Puede consultar el artículo orginal pinchando aquí.

Misa tradicional

LA MISA TRADICIONAL SEGÚN MADRE ANGÉLICA

Facebook-Mother-Angelica-2-Como recuerdo a Madre Angélica, fallecida el pasado 28 de marzo, transcribimos, a continuación, del artículo titulado «La Misa tradicional según la Madre Angélica» y publicado en la web de la Asociación Litúrgica Magnificat, capítulo chileno de la Federación Internacional Una Voce, la opinión que sobre la Misa en su Forma extraordinaria o gregoriana tenía la fundadora del famoso canal de televisión EWTN (Eternal Word Television Network), recogida en el libro Mother Angelica’s Little Book of Life Lessons and Everyday Spirituality (2007) escrito por Raymond Arroyo, biógrafo y amigo personal de la religiosa.

Madre Angélica con estas palabras sintetiza las características esenciales de la Misa tradicional, mostrando su excelencias en comparación con las de la Misa en su Forma ordinaria.

 

LA MISA TRADICIONAL

«El latín era el idioma perfecto para la misa. Es el lenguaje de la Iglesia, el cual nos permite hacer una oración verbal sin distracciones.
 
Verán, el propósito de la misa es orar y estar asociados con la crucifixión y el glorioso banquete del que participamos en la Santa Comunión. Él está allí. Pero mucho de eso se deteriora con la lengua vernácula.
 
Durante la misa en latín tenías un misal si querías seguirla en inglés. Era casi mística. Eso te daba una conciencia de los cielos, de la increíble humildad de Dios que se manifiesta en la forma de pan y vino. El amor que Él tuvo por nosotros y su deseo de permanecer con nosotros es simplemente impresionante. Podías concentrarte en ese amor porque no te distraías con tu propio idioma. Podías ir a cualquier parte del mundo y siempre sabías lo que estaba pasando. Era contemplativa porque, a medida que transcurría la misa, podías cerrar los ojos y visualizar lo que realmente sucedía. Podías sentirlo. Podías ver hacia el oriente y darte cuenta de que Dios había llegado y estaba realmente presente. La forma actual con el sacerdote de cara al pueblo es algo entre el pueblo y el sacerdote. Demasiado a menudo es sólo una especie de encuentro y Jesús es casi olvidado.»
Actualmente, el canal de televisión EWTN transmite en su señal en inglés una serie llamada Extraordinary Faith, en la cual muestran el trabajo de comunidades que viven la Santa Misa según la Forma tradicional del Rito Romano.

REQUIESCAT IN PACE

SEVILLA: (2ª PARTE) CRÓNICA, VIDEOS, Y FOTOGRAFIAS, SEMANA SANTA GREGORIANA-TRADICIONAL

Escudo UVS-pintado-A continuación, les ofrecemos la segunda parte de la crónica sobre los cultos gregorianos de Semana Santa en Sevilla celebrados según el Rito Romano tradicional o Forma Extraordinaria conforme a lo establecido por el Motu Proprio Summorum Pontificum de S.S. Benedicto XVI y con beneplácito del Arzobispado de Sevilla, ha promovido la Asociación Una Voce Sevilla en el Oratorio de la Natividad de Cristo, sito en el Barrio de Santa Cruz.

 

 

JUEVES SANTO:

  • Celebración Misa solemne gregoriana In Coena Domini, oficiada por el Rvdo. P. Andrew Bulso, con la participación de otros tres sacerdotes norteamericanos, estudiantes en el Colegio Pontificio Norteamericano de Roma y de visita en nuestra ciudad. Tras la homilía, se realizó el mandatum o lavatorio de pies, en el que hay que destacar la presencia de varios jóvenes de Sevilla y fieles de la Misa tradicional. Durante la comunión intervención de la soprano Dña. Aloyse Delvolve. Al concluir la Misa, y tras la procesión correspondiente por el interior del Oratorio, con el canto por los fieles del Pange lingua, se procedió a la reserva del Santísimo Sacramento en el Monumento confeccionado por la Asociación Una Voce Sevilla, y ante el cual adoraron y oraron fieles y visitantes durante la Hora Santa celebrada.

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VIERNES SANTO:

  • Celebración solemne gregoriana de la Pasión del Señor, oficiada por el Rvdo. P. Michael Hendershott, que fue auxiliado por el resto sacerdotes estadounidenses presentes. Durante la comunión intervención de la soprano anteriormente citada.

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SÁBADO SANTO:

  • Celebración de la Vigilia Pascual, con bendición del fuego y cirio en la recóndita y bella plaza de la Escuela de Cristo, anexa al Oratorio de mismo nombre, y posterior Misa solemne gregoriana. Oficiadas por el Rvdo, P. Alex Kreidler, y ayudado por los sacerdotes anteriormente citados.

Puede descargar la homilía leída por el sacerdote celebrante, transcrita de una antigua homilía de la Iglesia: HOMILIA SABADO SANTO 2016 AD

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DOMINGO RESURRECCIÓN:

  • Celebración de la Misa cantada de la Resurrección del Señor por el Rvdo. P. Royce Gregerson, cantando junto a la Schola Gregoriana Laudate Dominum,  el P. Michael Hendershott y el P. Alex Kreidler. Finalizando todos los presentes con el canto de Pascua por excelencia a la Santísma Virgen, el Regina Caeli.

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Destacar que participó en todos estos cultos litúrgicos de Semana Santa como maestro de ceremonias y demostrando su buen hacer, el Rvdo. P. Royce Gregerson. Asimismo, en todos ellos, participaron los miembros de la Escuela de acólitos Servite Domino y de la Schola gregoriana Laudate Dominum, de la que forma parte el organista Raymond Doige, ambas pertenecientes a la Asociación Una Voce Sevilla, y contaron con la inestimable colaboración de Arzobispado de Sevilla, la Iglesia del Salvador de Toledo, la Parroquia de Santa Cruz, la Hermandad de Penitencia que se encuentra en su sede, y a la Asociación cultural Virgen de los Reyes.

 

Por todo lo anterior, queremos hacer público nuestro más sincero agradecimiento a: Nuestro Señor y a su Santísima Madre por los frutos espirituales recibidos en estos días de Semana Santa y la vivencia del Misterio Pascual participando de la liturgia tradicional o gregoriana; a todos los sacerdotes oficiantes, a las instituciones citadas anteriormente, a la coral polifónica ClassaViva, a la soprano Dña. Aloyse Delvolve, al diario El Mundo, y a los numerosos fieles asistentes, algunos venidos de distintas partes de España y el mundo, que participaron de tan solemnes e inolvidables cultos, y a todos aquellos que colaboraron de manera desinteresada en los preparativos y desarrollo de éstos.

UNA VOCE SEVILLA

SANTA SEDE: APROBACIÓN DEFINITIVA CONSTITUCIONES INSTITUTO CRISTO REY SUMO SACERDOTE

audience-(51)Con gran alegría recibimos la noticia y damos gracias a Dios por la aprobación definitiva del las constituciones del Instituto de Cristo Rey Sumo Sacerdote (I.C.R.S.S.), por parte de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, el pasado 29 de enero, festividad de san Francisco de Sales, patrono de esta orden tradicional de canónigos regulares.

El I.C.R.S.S. fue fundado el 01 de septiembre de 1990 y es una sociedad de vida apostólica de derecho pontificio de tipo canonial, dedicada especialmente a la Liturgia tradicional. Su fin es la gloria de Dios y la santificación de los sacerdotes al servicio de la Iglesia y de las almas. Su finalidad específica o carisma es misionera: la difusión y defensa del Reino de Nuestro Señor Jesucristo en todas las esferas de la vida humana.

El Instituto está dedicado a Cristo Rey Sumo Sacerdote y se ha consagrado con devoción y confianza a su patrona principal, la Inmaculada Concepción, consagración que se renueva cada día.

Reconociendo la importancia de una profunda armonía entre la fe, la liturgia y la vida, y la fuerza de la belleza para conducirnos de lo visible a lo invisible, una parte integrante del carisma del Instituto es el uso de la forma extraordinaria del Rito Latino o Misa tradicional según el motu proprio Summorum Pontificum de S.S. Benedicto XVI.

El gran esmero para realizar una liturgia solemne, la completa fidelidad a la doctrina de la Iglesia y al Santo Padre, y la conciencia de la primacía de la gracia y de la caridad: estos son elementos esenciales de la espiritualidad del Instituto, extraída de sus tres copatronos: San Benito, Santo Tomás de Aquino, y San Francisco de Sales.

La Asociación Una Voce Sevilla quiere agradecer públicamente a dicho Instituto, concretado en la figura del Rvdo. P. Raúl Olazábal, la árdua tarea llevada a cabo en España en pos de la promoción y difusión de Misa tradicional, y de manera especial la colaboración que siempre ha mantenido con nuestra Asociación desde sus inicios, en 2004, hasta nuestros díás.

A continuación, publicamos el documento de aprobación de las referidas constituciones.

DOCUMENTO APROBACION CONSTITUCIONES ICRSS

 

ARTÍCULO: 10 RAZONES PARA ELEGIR LA MISA TRADICIONAL

augustins14th-2-El profesor Peter Kwasniewski, uno de los más interesantes y prolíficos autores de lengua inglesa, señala, en un artículo publicado en el sitio OnePeterFive, 10 razones que nos ayudarán a superar las dificultades para asistir y participar de la Misa tradicional en nuestra localidad o en otras donde se celebre (falta de misa en un horario accesible para la familia, largas distancias que recorrer, tensiones con la familia o los amigos o incluso con sacerdotes que la desaconsejan,…etc.) y, en consecuencia, a tener una opción preferencial por la Misa en su Forma Extraordinaria o Gregoriana y realizar verdaderos sacrificios para promoverla y congregar a toda la familia al pie del altar de Dios Domingo tras Domingo.

Gracias a la traducción de la recomendable web Paix Liturgica podemos ofrecer este artículo a nuestros lectores, recomendando su difusión.

1. Seréis como los santos
Si se toma en consideración que la misa tradicional celebrada hasta 1970 era, en lo esencial, la de San Gregorio Magno (codificada hacia el año 600), estamos hablando de 1400 años de la vida de la Iglesia, es decir, la mayor parte de la historia de sus santos. Las oraciones, los himnos, las lecturas que han alimentado su fe son las mismas que alimentan la nuestra. Es la misa de Santo Tomás de Aquino, quien compuso el propio de la fiesta de Corpus Christi, es la misa a la que asistía San Luis Rey de Francia hasta tres veces por día, es la misa que sumía a San Felipe Neri en éxtasis de los que era preciso sustraerlo, es la misa que se celebraba clandestinamente en Inglaterra y en Irlanda en la época de las persecuciones, es la misa que rezaba San Damián de Molokai en la capilla construida con sus manos leprosas…

2. Lo que es verdadero para nosotros lo es aún más para nuestros hijos
La liturgia tradicional forma la mente y el corazón de nuestros hijos en la alabanza divina mediante la ejercitación de las virtudes de la humildad, la obediencia y la adoración silenciosa. Llena sus sentidos y su imaginación con los signos y los símbolos sagrados, con «ceremonias místicas» como las llamaba el Concilio de Trento. Los pedagogos saben que los niños son más sensibles a las ilustraciones visuales que a los largos discursos. La solemnidad de la liturgia tradicional abrirá a los niños catequizados a la trascendencia y hará nacer en muchos niños varones el deseo de servir en el altar.

3. La misa universal
La liturgia tradicional no sólo establece un vínculo de unidad temporal entre nuestra generación y las que nos han precedido, sino también un vínculo de unidad espacial entre todos los fieles del globo terrestre. Antes de la reforma litúrgica, era un gran consuelo para los viajeros descubrir que más allá de las culturas y los climas, la misa era siempre la misma en todas partes, la misma que celebraba el sacerdote de su parroquia. Era también la más evidente confirmación de la auténtica catolicidad de su catolicismo. ¡Qué contraste con ciertas parroquias actuales donde la misa cambia de un sacerdote a otro y de un domingo a otro…!

4. Sabemos a qué atenernos
Una ceremonia centrada en el sacrificio de Nuestro Señor en el Calvario. El silencio, antes, durante y después. Monaguillos varones únicamente. Sólo manos consagradas para tocar el Cuerpo de Cristo. Nada de extravagancias en los ornamentos o la música. En otros términos, la única actividad que el hombre, cuando no si celebra de manera inadecuada, no puede desviar de su único objeto: la alabanza del verdadero Dios. El padre Jonathan Robinson, del Oratorio de San Felipe Neri, en su libro The Mass and Modernity (Ignatius Press, 2005), escrito antes de que se familiarizara con la liturgia tradicional, señala que la atracción principal y perenne de lo que aún era el rito antiguo reside en que ofrece «una referencia trascendente », aunque sea mal celebrada (1). Mientras que, en la misa nueva, nada garantiza «la centralidad del misterio pascual» (2).

5. Es el original
El rito romano tradicional tiene una orientación teo y cristo céntrica patente, manifestada tanto la en la posición ad Orientem del celebrante como en los ricos textos del misal que destacan el misterio trinitario, la divinidad de Nuestro Señor y su sacrificio en la Cruz. Como bien lo ha documentado el profesor Lauren Pristas (3), las oraciones del nuevo misal carecen de claridad en la expresión del dogma y de la ascesis católica; en cambio, las oraciones del antiguo misal no tienen ni ambigüedad ni equívocos. Cada vez es mayor el número de católicos que se percatan de hasta qué punto la reforma litúrgica fue precipitada y de cómo conduce a la confusión a causa de sus opciones casi ilimitadas y de su discontinuidad con los catorce siglos anteriores de oración de la Iglesia.

6. Un santoral superior
En los debates litúrgicos, una gran parte de los intercambios se centra, como es lógico, en la defensa o la crítica de los cambios aportados al ordinario de la misa. Pero no se debe olvidar que una de las diferencias más importantes introducidas en el misal de 1970 es su calendario, empezando por el santoral. El calendario de 1962 es una maravillosa introducción a la historia de la Iglesia, en especial, la historia de la Iglesia primitiva, hoy tan frecuentemente olvidada. Está ordenado tan providencialmente que la sucesión de ciertas festividades forma conjuntos que ilustran una faceta particular de la santidad. Por su parte, los creadores del calendario reformado han eliminado o degradado 200 santos, empezando por San Valentín. San Cristóbal, el patrono de los viajeros, ha desaparecido, con la excusa de que no habría existido, a pesar de las innumerables vidas que salva cotidianamente. Se ha privilegiado de forma sistemática la ciencia histórica moderna frente a las tradiciones orales de la Iglesia. Esta preferencia científica hace pensar en las siguientes palabras de Chesterton en su obra Ortodoxia: «Es muy fácil comprender por qué una leyenda se considera y debe ser considerada con mayor respeto que una obra histórica. La leyenda es, generalmente, obra de la mayoría de los miembros de la aldea, una mayoría de hombres sanos de espíritu. El libro, por lo general, está escrito por el único hombre loco de la aldea» .

7. Un temporal superior
El temporal también padeció alteraciones. El ciclo litúrgico es mucho más rico en el calendario de 1962. Cada domingo del año tiene su contenido propio, que constituye una suerte de marcador para los fieles gracias al cual pueden medir, año tras año, su progreso o retroceso espiritual. El calendario tradicional observa antiguas circunstancias recurrentes, como las Cuatro Témporas o las Rogativas que manifiestan, además de nuestra gratitud hacia el Creador, nuestra sumisión alegre al ciclo natural de las estaciones y de las cosechas. El calendario tradicional no tiene un «tiempo ordinario», expresión muy poco feliz si se considera que después de la Encarnación ya nada puede ser «ordinario»; en cambio, tiene un tiempo después de la Epifanía y un tiempo después de Pentecostés, lo que prolonga el eco de dichas fiestas. Como Navidad y Pascua, Pentecostés, fiesta no menor, tiene su octava durante la cual la Iglesia cuenta con tiempo suficiente para renovar su ardor bajo el influjo del fuego celestial. Sin olvidar el tiempo de Septuagésima que ayuda al pueblo de Dios a pasar con suavidad de la alegría de la Navidad al dolor de la Cuaresma. Todos estos tesoros preciosamente conservados nos conectan con la Iglesia de los primeros siglos…

8. Una mejor introducción a la Biblia
La opinión corriente pretende que uno de los progresos principales del nuevo Ordo es su ciclo trienal y las lecturas más numerosas que supuestamente ayudan a un mejor conocimiento de la Biblia. Pero con esto se ignora que si bien es cierto que la nueva disposición ha multiplicado las lecturas, también ha destruido el vínculo que las unía en el antiguo Ordo y que constituía la trama de la misa domingo a domingo. En materia de lecturas bíblicas, el Ordo tradicional responde a dos principios admirables:
– en primer lugar, los pasajes no se eligen por su propio interés (con el fin de cubrir la mayor extensión posible de la Escritura) sino para iluminar la festividad particular celebrada;
– en segundo lugar, el acento, más que en una mayor alfabetización bíblica de los fieles, está puesto en la «mistagogia». En otras palabras, las lecturas de la misa no han sido concebidas como un curso bíblico dominical sino como una iniciación progresiva a los misterios de la fe a través de la liturgia. Su número más limitado, su concisión, su pertinencia litúrgica y su repetición anual las convierten en un agente muy eficaz de formación espiritual y en una perfecta preparación para el sacrificio eucarístico.

9. La devoción a la Sagrada Eucaristía
Naturalmente, la forma ordinaria puede ser celebrada con reverencia y devoción y en el momento de la comunión, puede ocurrir que sólo la distribuyan los ministros ordenados a los fieles en la boca. Pero todos los domingos, en la mayoría de las parroquias ordinarias, se recurre a los ministros extraordinarios para dar la sagrada comunión a los fieles presentes, quienes, en gran medida, la toman, más que la reciben, con la mano. Estas dos actitudes minan profundamente el sacrosanto respeto debido al Santísimo Sacramento y, por ende, la comprensión del misterio eucarístico. Y aun cuando uno comulgue en la boca, poniéndose en la fila del sacerdote en vez de en la del ministro extraordinario, se corre el riesgo de acercarse a Jesús Hostia con el alma distraída, atormentada o incluso, indiferente, lo que no es mejor. Momento de gran solemnidad, tradicionalmente muy edificante para los niños, la comunión termina, de este modo, por convertirse en un momento de agitación y confusión. El olvido de la presencia real de Nuestro Señor en la Sagrada Eucaristía desemboca inexorablemente en la «protestantización» de nuestra relación con Dios. Mientras que el indulto de la comunión en la mano no sea abolido, la liturgia tradicional es la única vía segura para preservar y alimentar nuestra comprensión del misterio de la presencia real de Nuestro Señor Jesucristo tanto en la Sagrada Eucaristía como en la Iglesia y en nuestras vidas de cristianos.

10. El misterio de la Fe
Si sólo hubiera que quedarse con una razón que justificara la elección de la forma extraordinaria, sería simplemente que ésta es la expresión más perfecta del Misterio de la Fe. Lo que San Pablo llamaban musterion y que la tradición latina designa con los términos de mysterium y sacramentum es todo menos un concepto marginal en la Cristiandad. La increíble revelación de Dios a los hombres, a lo largo de toda la historia y en particular en la persona de Cristo, es un misterio en el sentido más elevado del término: es la revelación de una realidad perfectamente inteligible pero siempre ineluctable, siempre luminosa pero enceguecedora por su misma luminosidad. Las ceremonias litúrgicas que nos ponen en contacto con Dios deberían llevar el sello de su esencia misteriosa eterna e infinita. Por su lengua sagrada, su ordenamiento, su música y la postura del sacerdote, la forma extraordinaria del rito romano tiene, sin duda alguna, ese sello. Al favorecer el sentido de lo sagrado, la misa tradicional conserva intacto el misterio de la fe (4).

NOTAS:
(1) Jonathan Robinson, The Mass and Modernity, Ignatius Press, 2005, p. 307.
(2) Ibid., p. 311.
(3) Collects of the Roman Missal: A Comparative Study of the Sundays in Proper Seasons Before and After the Second Vatican Council, London, T&T Clark, 2013.
(4) Durante muchos siglos –e incluso, según Santo Tomás de Aquino, desde los Apóstoles– el sacerdote ha dicho Mysterium Fidei en el momento de la consagración del cáliz.

MISA CATEDRA SAN PEDRO 2015

Misa tradicional en el altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro 2015

SEVILLA: CRÓNICA MISA Y TEXTO CONSAGRACIÓN UNA VOCE SEVILLA A LA INMACULADA CONCEPCIÓN

InmaculadaEl pasado martes 08 de diciembre, Festividad de la Inmaculada Concepción, se celebró Misa tradicional cantada en su honor, en el Oratorio de la Escuela de Cristo de Sevilla. A ella acudieron, además de los fieles que se dan cita cada Domingo y día de precepto, gran parte de los miembros de la Asociación Una Voce Sevilla, pues a su finalización, a través de su Presidente, en representanción de todos los asociados, y en presencia del Capellán de la Asociación, se realizó un acto de consagración ante la imágen de la Virgen Inmaculada, al igual que el recientemente llevado a cabo por la Federación Internacional Una Voce en Roma, por ser patrona de ésta y de las asociaciones que la componen, que su vez lo realizaron este mismo día de la Purísima en sus respectivos países, a lo largo y ancho de todo el orbe católico.

A continuación, les ofrecemos el texto del acto de consagración a la Inmaculada Concepción y algunas fotografías correspondientes a la celebración de la Misa y de dicho acto.

ACTO DE CONSAGRACIÓN

DE LA ASOCIACIÓN UNA VOCE SEVILLA

A LA INMACULADA CONCEPCIÓN

Santísima Virgen María, Señora nuestra amantísima: henos aquí reunidos a vuestros pies los miembros de la Asociación UNA VOCE SEVILLA, para celebrar el gran privilegio de vuestra Inmaculada Concepción, que os hizo idónea Madre de Dios, por lo cual todas las generaciones os han llamado, os llaman y os llamarán bienaventurada. Concebida y nacida sin la común culpa de los hijos de Adán, entrasteis a formar parte eminente de la economía salvífica decretada por Dios, y, asociándoos a la Pasión de vuestro Divino Hijo Jesucristo, contribuisteis de modo peculiarísimo a la obra de nuestra Redención. Natural consecuencia de vuestra Inmaculada Concepción, cumplido el curso de vuestra vida terrestre, sin conocer la corrupción del sepulcro, fuisteis exaltada sobre los ángeles y llevada en cuerpo y alma al Cielo, desde donde dispensáis todas las gracias salidas de las misericordiosas y muníficas manos de Dios. Y, como nueva reina Ester, rogáis por la salvación del pueblo cristiano ante el trono de vuestro Hijo, con quien reinaréis al final de los tiempos, cuando sean renovadas y sometidas a Él todas las cosas. Hoy, postrados ante vuestra soberana presencia, todos y cada uno de los miembros de nuestra Asociación, en unión de las demás asociaciones de la Federación de la que sois patrona, nos consagramos de modo especial a Vos bajo el inefable misterio de vuestra Concepción Inmaculada, piedra de toque de la genuina fe católica, y, aunque no nos ha sido dado seguiros en la inocencia, haced que al menos os imitemos en la entrega a Dios y en la docilidad a su voluntad, que se cumpla así en la tierra como en el cielo. Que nuestro culto a Dios, especialmente, sea un reflejo y anticipación de la liturgia celeste, en la que Cristo Rey, entronizado en el Cielo, actúa como Sumo y Eterno Sacerdote en el Santo de los Santos en adoración y para gloria del Padre. Éste es nuestro propósito como miembros de la Asociación UNA VOCE SEVILLA y de la Federación Internacional UNA VOCE, a fin de pregustar ya en este mundo la bienaventuranza prometida a los hijos de Dios. Bajo vuestro santo manto nos acogemos, pues, oh Madre Inmaculada: protegednos, bendecidnos e inspiradnos en nuestras vidas y en nuestros esfuerzos por preservar el tesoro de la herencia litúrgica de la Iglesia en comunión con el Romano Pontífice, vicario de vuestro Divino Hijo, y de nuestro arzobispo metropolitano, pastor de la iglesia hispalense, en ésta que tiene a honra ser llamada “la tierra de María Santísima”. Sean dados todo honor y toda gloria al Padre, del que sois hija predilecta; al Verbo Eterno en Vos encarnado, y al Espíritu Santo, vuestro divino Esposo, a la Trinidad Santísima, de la que sois templo y sagrario, por todos los siglos de los siglos. Oh María, sin pecado concebida: rogad por nosotros, que recurrimos a Vos. Amén.

En la Ciudad de Sevilla, a ocho de diciembre del Año del Señor de dos mil quince. Festividad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María.

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CONSAGRACION

PONENCIA: LOS ORÍGENES APOSTÓLICOS-PATRÍSTICOS DE LA «MISA TRIDENTINA»

VIDRIERA MISA TRADICIONALRecomendamos a nuestros lectores la interesante ponencia que ofreció sor Maria Francesca Perillo, de la rama femenina de los Franciscanos de la Inmaculada, sobre la Misa tradicional, en el Tercer Convenio Summorum Pontificum celebrado en Roma en 2011, y que a continuación transcribimos su introducción.

La Misa «Tridentina» no fue inventada por San Pío V ni por el Concilio de Trento, sino que se remonta a los tiempos apostólicos. La liturgia, de hecho, no es la expresión de un sentimiento de los fieles, sino que es «la» oración oficial de la Iglesia; es Dogma rezado. Contiene algo de eterno que no está construido por manos humanas. «Ecce ego sum ​​vobiscum», dice Cristo a su Iglesia (Mt 28,20).

Introducción

El término «Misa Tridentina» o «Misa de San Pío V» indica, por lo general, la celebración del rito de acuerdo con el llamado Vetus Ordo, es decir, anterior a la reforma litúrgica post-conciliar. Se trata de dos expresiones inadecuadas, ya que, si bien es cierto que el Papa San Pío V promulgó un Misal a continuación del Concilio de Trento, en realidad no hizo sino fijar y circunscribir cuidadosamente un ritual que ya estaba en uso en Roma desde hacía siglos. Su origen se remonta, en sus elementos esenciales, por lo menos a mil años antes, precisamente al Papa San Gregorio Magno. De este último pontífice resulta también el nombre, más correcto pero no exhaustivo, de rito gregoriano. No exhaustivo porque desde San Gregorio el Grande, como veremos, el rito se remonta a los tiempos apostólicos para finalmente enlazarse a la Última Cena y al Sacrificio cruento de Nuestro Señor Jesucristo, de los cuales cada Misa es representación constante e incruenta actualización.
Se ha observado con razón que la Misa (así como también el antiguo Breviario) no tiene autor, ya que de una gran parte de sus textos no puede decirse cuándo hayan tenido origen ni cuándo hayan encontrado una sistematización definitiva. Cada cual, por esto, «percibía que era algo eterno y no construido por manos humanas» [1] (M. Mosebach). Es cierto, en efecto, que el Misal Romano -como afirma el beato Ildefonso Schuster- representa en su conjunto «la obra más elevada e importante de la literatura eclesiástica, la que mejor refleja la vida de la Iglesia, el poema sagrado en el que han puesto mano cielo y tierra» [2].
«Nuestro Canon -afirma Adrien Fortescue- está intacto, como todo el esquema de la Misa. Nuestro Misal sigue siendo el de san Pío V. Tenemos que agradecer que su mandato haya sido muy escrupuloso en mantener o restaurar la antigua tradición romana. En esencia, el Misal de san Pío V es el Sacramentario Gregoriano, modelado en el libro gelasiano, que a su vez depende de la colección leonina. Encontramos las oraciones de nuestro Canon en el tratado De Sacramentis, y referencias al mismo Canon en el siglo IV. Así, nuestra Misa se ​​remonta, sin cambios esenciales, a la época en la que por primera vez se desarrolló a partir de la más antigua Liturgia […] A pesar de los problemas sin resolver, a pesar de los cambios sucesivos, no existe en la cristiandad otro rito tan venerable como el nuestro» [3].
Antes de profundizar en lo específico de la materia, nos parece oportuno recordar y reiterar algunos principios fundamentales de la sagrada Liturgia que parecen haber caído en el olvido con consecuencias lo bastante aberrantes como para reducir las sagradas Sinaxis a celebraciones «etsi Deus non daretur» [4]. Lo que significa de facto la muerte de la Liturgia.
El primer principio es que la Liturgia no es, nunca ha sido ni será nunca, la expresión del sentimiento del fiel hacia su Creador. Es más bien el cumplimiento por parte del fiel de un deber suyo para con Dios, que debe expresar de acuerdo con las mismas enseñanzas divinas. Es el llamado ius divinum, a saber, el derecho de Dios a ser adorado como Él ha establecido. La Liturgia no es cualquier oración que el fiel dirige espontáneamente a Dios, sino «la» oración oficial de la Iglesia: no hay en ella nada que inventar, ni que innovar, ni que adaptar. «La liturgia nunca es propiedad privada de nadie, ya sea del celebrante o de la comunidad» (Encíclica Ecclesia de Eucharistia, n. 52). No es «la expresión de la conciencia de una comunidad, por lo demás dispersa y cambiante» [5]. En virtud de esto, la Liturgia católica no es y no puede ser «creativa» [6]. No lo puede ser por la sencilla razón de que no es un producto humano, sino la obra de Dios, como lo ha subrayado en repetidas ocasiones el Santo Padre[7]. Es interesante observar en este sentido cómo ya en el siglo primero, la Liturgia – aunque todavía en un estado primitivo – tenía un orden propio que los cristianos consideraban remontable al mismo Cristo. Fortescue nota que, desde su creación, la oración de los primeros cristianos nunca consistió en reuniones organizadas para su propio solaz [8]. Lo demuestra con evidencia meridiana la primera carta de san Clemente a los Corintios, que dice lo siguiente: « 1. Debemos hacer con orden todo aquello que el Señor nos manda cumplir en los tiempos establecidos. 2. Él nos prescribió hacer las ofrendas y las liturgias, y no al azar o sin orden, sino en circunstancias y horas establecidas. 3. Él mismo, con su soberana voluntad, determina dónde y por quién quiere que se cumplan, para que todo lo que se hace santamente con su santa aprobación sea grato a su voluntad. 4. Los que hacen sus ofertas dentro de los tiempos establecidos son apreciados y amados. Siguen las leyes del Señor y no yerran. 5. Al sumo sacerdote le son conferidos oficios litúrgicos especiales, a los sacerdotes se les ha asignado una tarea específica y a los levitas les incumben sus propios servicios [Las Órdenes menores abolidas por Paulo VI, Ministeria quaedam]. El laico está ligado a los preceptos laicos» (Capítulo XL). Desde el primer siglo, por tanto, hay en el Culto Divino un orden bien establecido y una jerarquía que se consideran como provenientes del Señor.
En segundo lugar, la Liturgia está anclada en la Tradición, que es fuente de la revelación al par de la Sagrada Escritura. «La Liturgia -afirma el gran liturgista dom Guéranger- es la misma Tradición en su más alto grado de poder y solemnidad»; es «el pensamiento más santo de la sabiduría de la Iglesia por el hecho de ser ejercida por la Iglesia en unión directa con Dios en la confesión (de fe), en la oración y en la alabanza». La liturgia, en otras palabras, es el dogma rezado.
Los enemigos de la Iglesia conocen a fondo este principio. Ellos saben bien que el pueblo de Dios es instruido, en primer lugar, por y en las sagradas Sinaxis. Demolidas aquellas, se demuele la fe.
Con visión profética dom Guéranger había comprendido que el odio hacia la Liturgia católica es un denominador común de los diversos novatores que se sucedieron en el curso de los siglos, los cuales para atacar al Dogma católico empezaron su feroz obra de destrucción partiendo de la Liturgia. «El primer carácter de la herejía antilitúrgica -escribe- es el odio de la Tradición en las fórmulas del culto divino. No se puede negar la presencia de este específico carácter en todos los herejes, desde Vigilancio hasta Calvino, y la razón es fácil de explicar. Cada sectario que quiere introducir una nueva doctrina se encuentra necesariamente en presencia de la Liturgia, que es la tradición en su máxima potencia, y no podrá encontrar reposo mientras no haya silenciado esta voz, mientras no haya arrancado estas páginas que dan refugio a la fe de los siglos pasados. De hecho, ¿de qué manera se han establecido y mantenido en las masas el luteranismo, el calvinismo, el anglicanismo? Para lograr esto no se ha debido hacer otra cosa que sustituir nuevos libros y nuevas fórmulas a los libros y a las fórmulas antiguas, y así todo fue cumplido» [9].
La Tradición es anterior a la Sagrada Escritura y abarca un campo mucho más amplio. Se trata de una fuente de la Revelación que se distingue de las Sagradas Escrituras, fuente que merece la misma fe (así lo expresan el Concilio de Trento y el Concilio Vaticano I). San Vicente de Lerins (†ca 450) consideraba genuina tradición apostólica aquello que satisfacía contemporáneamente a las tres siguientes condiciones: quod semper, quod ab omnibus, quod ubique [10], es decir aquello que ha sido creído en todo momento, por todos los fieles y en todo lugar.
La tradición está presente en la Liturgia, que contiene las oraciones y los ritos del culto público y de los Sacramentos. No es por casualidad que ya en las primeras décadas del 400 se encontrara citada la máxima «legem credendi lex statuat supplicandi«, es decir, que la oración litúrgica (lex supplicandi) sea fuente (statuat) de cognición teológica (legem credendi).
Esta máxima milenaria -sobre la cual volveremos- indica la vital importancia y la enorme utilidad de mantener inalterada y en uso la Liturgia tradicional, y en particular la de la Santa Misa, para salvaguardar la Fe. También indica que (y sin ánimo de agraviar la creatividad de los sacerdotes y de los fieles) la creación de nuevas liturgias puede fácilmente corromper la Fe (y de hecho la corrompe) introduciendo ritos y oraciones carentes de aquel rigor teológico que garantiza una interpretación unívoca y ortodoxa.
En este sentido, el ostracismo al que se condena el Misal de san Pío V, síntesis y expresión de una tradición milenaria que se remonta -a través de varias etapas- a los tiempos apostólicos, constituye aún hoy un evidente signo de aquel odio a la Tradición que desde siempre ha caracterizado a la mente de lo novatores de todas las edades.

Fuente: Chiesa e post Concilio y traducción por Flavio Infante.

 

NOTAS
[Aludimos a las fuentes citadas por la propia autora, con los títulos y ediciones tal como aparecen consignados]
1. M. Mosebach, Eresia dell’informe. La Liturgia romana e il suo nemico, Siena 2009, p. 49.

2. I. Schuster, Liber Sacramentorum. Note storiche e liturgiche sul Messale Romano, vol. I, Torino-Roma 1929, p. 1.

3. A. Fortescue, The Mass. A study of the Roman Liturgy, London 1912, p. 213
4. El cardenal Ratzinger escribe que la Liturgia «a veces se concibe etsi Deus non daretur: como si en ella no importara más si Dios existe y si nos habla y nos escucha. Pero si en la Liturgia ya no aparece más la comunión de la fe, la unidad universal de la Iglesia y de su historia, el misterio de Cristo viviente, ¿dónde es que la Iglesia aparece todavía en su sustancia espiritual? Entonces la comunidad se celebra sólo a sí misma, sin que esto valga la pena. Y, dado que la propia comunidad no tiene subsistencia por sí misma sino que, en tanto unidad, tiene su origen por la fe de parte del mismo Señor, se hace inevitable en estas condiciones que se llegue a la disolución en partidos de todo tipo, a la contraposición de partidos en una Iglesia que se desgarra a sí misma» (J. Ratzinger, La mia vita, Cinisello Balsamo 1997, pp. 110-113).

5. J. Ratzinger, La teologia della Liturgia, Abbazia di Fontgombault, 22-24 luglio 2001.
6. Sobre las desviaciones de la «creatividad litúrgica», véase R. Amerio, Iota unum. Studio delle variazioni della Chiesa cattolica nel secolo XX, Milano-Napoli 1989, III ed., pp. 530ss.

7. En su correspondencia con el padre Matías Augé, que tuvo lugar entre noviembre de 1998 y febrero de 1999, el entonces cardenal Joseph Ratzinger presenta como una «amenaza» para la unidad del rito romano no el indulto (hoy podríamos decir el motu proprio que liberalizó el uso del antiguo misal), sino la «creatividad salvaje.» Escribía el cardenal: «esta unidad hoy no se ve amenazada por las pequeñas comunidades que hacen uso del indulto [diríamos del motu proprio] y se encuentran a menudo tratadas como leprosos, como personas que hacen algo indebido, incluso inmoral; no, la unidad del Rito Romano se encuentra amenazada por la creatividad salvaje, a menudo alentada por liturgistas … En esta situación, la presencia del Misal anterior puede convertirse en un dique contra las alteraciones de la Liturgia, por desgracia frecuentes, y ser así un apoyo de la reforma auténtica»Cf.http://blog.ilgiornale.it/tornielli/2010/10/01/ratzinger-la-lettera-sulla-creativita-selvaggia/.
8. A. Fortescue, op. cit., p. 12.
9. Dom P. Guéranger, Istitutiones liturgiques, Parigi 1878, pp. 388-407 (aquí p. 398).
10. Textualmente: magnopere curandum est ut id teneatur quod ubique, quod semper, quod ab omnibus creditum est. (PL CIT). Sobre el argumento, véase el recentísimo estudio de mons. Brunero Gherardini, Quaecumque dixero vobis. Parola di Dio e Tradizione a confronto con la storia e la teologia, Torino 2011, que dedica al Lerinense un entero parágrafo (pp. 88-99)

11. Aparte de los estudios que serán citados en el curso del presente trabajo señalamos los siguientes: Sacramentario Gelasiano, PL t. LV, LXXIV; Sacramentario Gregoriano, PL t. LXXXVIII; E. Caronti, Il Sacrificio Cristiano e la Liturgia della Messa, Torino 1922; Dom Botte, Le Canon de la messe romaine, Lovanio 1935; G. Vagaggini, La santa Messa, Roma 1945; J. Jungmann, Missarum solemmnia, 2 vols., Torino 1953; Roguet, La Messa, Alba 1954; T. Schnitzler, Meditazioni sulla Messa, vol. I: Canone e Consacrazione, Roma 1956; J. Jungmann, La santa Messa come offerta della comunità cristiana, Milano 1956; T. Schnitzler, Meditazioni sulla S. Messa, I y II vols., Roma 1960; A. Reid, The organic Development of the Liturgy, Farnborough 2004.

MONS. GUIDO POZZO: «LA LITURGIA ANTIGUA ES UNA REALIDAD VIVA DE LA IGLESIA»

Mons. Guido PozzoTranscribimos a continuación, un extracto en español,  publicado por el blog El Búho escrutador, de la homilía que Mons. Guido Pozzo, Secretario de la Comisión Ecclesia Dei, pronunció el pasado 23 de octubre en la iglesia de Santa María in Campitelli, con ocasión de la reciente peregrinación Summorum Pontificum a Roma.

“¿Dónde se puede por otra parte vivir, contemplar e interiorizar, de modo privilegiado y seguro, el encuentro con el misterio divino?

La grandeza de la liturgia no consiste en ofrecer una diversión espiritual, por muy grata que sea, sino en dejar que nos toque el misterio de Dios que se hace presente a nosotros, pues por nuestras solas fuerzas no conseguiríamos aproximarnos a él.

La celebración de la Santa Misa en el rito romano tradicional pone en evidencia elementos y aspectos indispensables para hacernos percibir la sacralidad del Rito, la presencia real de Cristo, el carácter sacrificial de la Misa que es, precisamente, el sacrificio de Cristo. Todo esto ayuda en la construcción del cuerpo de Cristo que es la Iglesia.

La liturgia antigua no es una reliquia del pasado sino una realidad viva de la Iglesia que contribuye a hacer actual el patrimonio de santidad y de oración que la Tradición nos transmite.

La celebración de la Santa Misa según la liturgia tradicional nos hace también tomar una mejor conciencia de que la razón de ser de la liturgia es la adoración del misterio de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. La grandeza de la liturgia y su fuerza residen en la educación de los creyentes a la adoración: solo en la adoración puede madurar la experiencia profunda de un verdadero encuentro con el Dios vivo. En el acto de adoración también madura la misión social de la eucaristía, que no solo estrecha las distancias entre Dios y nosotros, sino que tiende también a derribar las fronteras que nos separan unos de otros y que impiden la reconciliación fraterna y el buen entendimiento entre los hombres.

Durante vuestra peregrinación romana, ahora que está a punto de abrirse el año jubilar de la misericordia, proclamad en voz alta la profesión de nuestra fe católica. Creemos con una certeza firme que el Señor Jesús ha vencido el mal y la muerte. Firmes en esta segura confianza, nosotros nos confiamos a Él: Cristo presente en medio de nosotros vence la potencia del Maligno y la Iglesia, como comunidad visible de su misericordia, permanece como el signo de nuestra reconciliación definitiva con el Padre”.

Fuente: riposte-catholique. homelie-de-mgr-guido-pozzo